La supresión del autobús n.º15

Nos encont.ramos ante una nueva consecuencia de la desacertada labor de «nuestro» Municipio.Esta vez ha sido la supresión del autobús n.º 15, que hacía el recorrido: plaza de San Amaro-Doctor Esquerdo. Esta línea, a partir de dicha plaza, y hasta la glorieta de Cuatro Caminos, ha sido sustituida por la n.º 3, pero el resto del recorrido ha desaparecido, quedando de esta forma desatendida de servicio de autobús toda la calle de San Bernardo completa, y además, la de Bravo Murillo, desde Cea Bermúdez hasta glorieta de Quevedo.

En resumidas cuentas, que el vecindario de la populosa barriad...

Nos encont.ramos ante una nueva consecuencia de la desacertada labor de «nuestro» Municipio.Esta vez ha sido la supresión del autobús n.º 15, que hacía el recorrido: plaza de San Amaro-Doctor Esquerdo. Esta línea, a partir de dicha plaza, y hasta la glorieta de Cuatro Caminos, ha sido sustituida por la n.º 3, pero el resto del recorrido ha desaparecido, quedando de esta forma desatendida de servicio de autobús toda la calle de San Bernardo completa, y además, la de Bravo Murillo, desde Cea Bermúdez hasta glorieta de Quevedo.

En resumidas cuentas, que el vecindario de la populosa barriada de Cuatro Caminos-Estrecho ha perdido una línea de autobuses que la unía con el centro de la ciudad. Y a todo esto, sin más explicación que una breve nota colocada en los autobuses de la línea 15 unos días antes de consumarse la faena, en la que exponían las «ventajas» de la supresión, apoyándose en que la línea n.º 3 sería reforzada. Lo cual no es cierto, porque te eternizas esperando los autobuses de la n.º 3, que además hace un recorrido distinto.

Esto demuestra, por si no lo sabíamos ya, que la Empresa Municipal de Transportes es únicamente un negocio, y no un servicio para los ciudadanos. Los empresarios de la EMT echan sus cálculos y, si ven que con la explotación de una línea no ganan todo lo que ellos desearían, pues la suprimen , sin contar con las necesidades de los usuarios, y se quedan tan frescos.

Todo esto plantea, una vez más, la absoluta necesidad que tenemos los habitantes de las ciudades españolas de combatir este tipo de ayuntamientos que nos ignoran, a pesar de vivir a nuestra costa, y sustituirlos por entidades auténticamente representativas de los ciudadanos.