Reportaje:Medios de comunicación y democracia / 2

La concentracion de prensa inquieta a los medios periodísticos franceses

«Hay que eliminar la idea de que el poder sólo puede perennizarse si controla la radio y la televisión.» Esta afirmación la pronunció uno de los portavoces de los tres partidos de la Unión de la Izquierda no hace mucho tiempo en Aix-en-Provence, a lo largo de un debate sobre los proyectos de la oposición en materia de información audiovisual, si llegase al poder tras su eventual victoria en las elecciones legislativas de marzo de 1978. Los tres portavoces, abundando en el mismo sentido, dejaron bien sientado que su intención, una vez en el Gobierno, «consistirá en cortar el cordón unibilical e...

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«Hay que eliminar la idea de que el poder sólo puede perennizarse si controla la radio y la televisión.» Esta afirmación la pronunció uno de los portavoces de los tres partidos de la Unión de la Izquierda no hace mucho tiempo en Aix-en-Provence, a lo largo de un debate sobre los proyectos de la oposición en materia de información audiovisual, si llegase al poder tras su eventual victoria en las elecciones legislativas de marzo de 1978. Los tres portavoces, abundando en el mismo sentido, dejaron bien sientado que su intención, una vez en el Gobierno, «consistirá en cortar el cordón unibilical entre el poder político y la televisión».Ahora bien, la «descolonización» de los medios audiovisuales, preconizada por la izquierda, no equivaldría a la supresión del monopolio del Estado. Todo lo contrario: los partidos de izquierdas ya han anunciado que consideran imperiosa la necesidad de mantener el monopolio en la radio y en la televisión: «Lo que nosotros pretendemos -nos explicó un especialista del Partido Socialista en la materia- es democratizar estos potentes medios de información. Lo que puede temerse en Francia, precisamente, es que la derecha desmantele el monopolio y que la información audiovisual pase a manos del capital privado; no hay más que ver lo que está ocurriendo con la radio y con la prensa escrita privadas, que no controla directamente el Gobierno, pero en las que influye de manera poderosa a través de la creación de grupos dirigidos por «hombres de mano» de la información. Lo que hay que conseguir es la democratización del monopolio». En este sentido, en el coloquio ya referido, los responsables de la Unión de la Izquierda anunciaron que su primera reforma consistiría en suprimir el actual método de nombramiento de los presidentes de los tres canales de televisión, y de las tres sociedades más que integran el establecimiento público de la información audiovisual. Según la ley que regula el funcionamiento actual de la radio y la televisión, es el Gobierno quien nombra los presidentes; la izquierda, llegada al poder, procedería de la manera siguiente: los responsables máximos de cada canal serían nombrados por un consejo de administración que, a su vez, estaría formado por diputados (elegidos por sistema proporcional en la Asamblea), por representantes del personal, de profesionales y de telespectadores.

Control estatal y monopolios

El mantenimiento del monopolio, por parte de la izquierda, responde igualmente al «ejemplo» que ofrecen las emisoras independientes en este país. Además de Radio Francia, integrada en el monopolio, existen las llamadas emisoras periféricas: Europa 1, RTL y Radio Montecarlo. Teóricamente, están consideradas como privadas, pero de hecho, el Estado ejerce un control importante. En Europa 1 posee el 35 % de las acciones. En Radio Montecarlo, el 90 %. Y en RTL, a través de la agencia Havas (que pertenece en parte al Estado), presiona igualmente.

Consecuencia de lo anterior, según nos declaró el portavoz del Sindicato Nacional de Periodistas (SNI), Daniel Gentote, «el Estado es el patrono número uno de la información en Francia. Y esto no sólo porque presiona todos los medios audiovisuales, nombrando las personas «adecuadas» para los puestos importantes, sino porque en el campo de la prensa escrita también tiene una fuerza gigantesca, aunque no se vea de manera tan diáfana».

En efecto, la prensa diaria de información general, en Francia, pertenece toda ella al sector privado. En total, en todo el hexágono galo existen actualmente 85 diarios, cuya tirada asciende, cada día, a 7.391.000 ejemplares. De entre ellos, diez aparecen en París, y tiran 3.718.000 ejemplares. En los últimos diez años han desaparecido, en todo el país, veinticinco diarios. Esta tendencia de desaparición de títulos se complementa con otra: la de concentración.

Esta doble característica, que inquieta a la profesión, se ha visto favorecida por el Gobierno. Los dos grupos que más han dado que hablar los últimos años, en este plano de la concentración de la prensa, son dos: en primer lugar, el grupo Hersant, que con la adquisición de los diarios nacionales Le Figaro y France Soir completó la docena de títulos que, añadidos a sus semanales y periódicos, hacen que el 20 % de los lectores franceses «lean Hersant». Para nadie constituye un secreto en este país que las bancas nacionalizadas y otras privadas, en las que ha influido el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing y el líder gaullista Jacques Chirac, han avalado las operaciones de Robert Hersant, quien, para contratar un periodista, exige un compromiso escrito de adhesión a la mayoria plesidencial.Agencias de prensa

El otro grupo, Aigles (Agencia de Informaciones Generales Locales, Económica y Deportivas), de manera más disimulada, controla seis diarios importantes del sur de Francia, repartiéndoles una información uniforme que, como en el caso de todos los demás grupos, hacen temer, cada día más, por el pluralismo de expresion y, en definitiva, por la realización democrática de una sociedad.

En el dominio de las agencias de prensa, la influencia del Estado se limita, de manera sensible, a la única agencia realmente importante francesa: la France Press. Existen otras dos, pero de envergadura limitada: la ACP (Agencia Central de Prensa), que tiene una cierta importancia en materia de infórmación nacional, y en la que se asegura ejerce un cierto control el dirigente sociaJista y alcalde de Marsella, Gaston Defferre; la tercera es la UFI (Unión Francesa de Información), dominada por los comunistas, y que sirve unicarnente a los órganos de información del PCF.

El estatuto de la France Press (una de las cinco grandes agencias mundiales) está fijado por la ley. Es, pudiera decirse, la agencia oficial francesa. El 50 % aproximadamente de la misma pertenece al Estado, y la otra mitad a cooperativas, directores de periódicos de provincias y empresarios. Los sindicatos de periodistas sospechan que el Gobierno «vigila» la línea política de las informaciones. En este sentido, las protestas fueron ruidosas cuando hace más de un año se creó el puesto de director general adjunto de la agencia para ofrecérselo al alto funcionario Henry Pigeat. Los dos sindicatos más representados en la empresa, la CGT, comunista, y la CFDT, socialista autogestionaria, tienen dos representantes en el consejo de administración.

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