Los acusados reafirman su inocencia

Cinco horas duró ayer la segunda sesión del proceso denominado «crimen de Velate», en el que el fiscal y la acusación privada solicitan pena de muerte para Jaime Balet y Juan Midón, como autores por inducción de un presunto delito de homicidio en la persona de Pilar Cano, esposa del primero de ellos.

Como en el día anterior, los dos procesados permanecieron esposados, a pesar de haber solicitado la defensa que les fueran reiteradas las esposas por haber suficiente policía armada en la sala. Sobre esto, J. Vidriain, presidente del tribunal, señaló que no era materia de su competencia.A l...

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Cinco horas duró ayer la segunda sesión del proceso denominado «crimen de Velate», en el que el fiscal y la acusación privada solicitan pena de muerte para Jaime Balet y Juan Midón, como autores por inducción de un presunto delito de homicidio en la persona de Pilar Cano, esposa del primero de ellos.

Como en el día anterior, los dos procesados permanecieron esposados, a pesar de haber solicitado la defensa que les fueran reiteradas las esposas por haber suficiente policía armada en la sala. Sobre esto, J. Vidriain, presidente del tribunal, señaló que no era materia de su competencia.A las 10.30 en punto, el abogado de la acusación privada, R. Aizpun, comenzó su intervención interrogando a Jaime Balet. Este admitió que en sus cartas a Ana Alava, su querida, le escribía algunos términos en clave, sin que se le pudiera conceder mayor importancia a unas cartas de tipo afectivo. Igualmente, reconoció que sus relaciones con el industrial madrileño S.-Preysler eran de tipo comercial, relacionadas con la obtención de cheques-dólar, con los que Balet quería hacer unos pagos en el extranjero ilegalmente.

Admitió que sus relaciones con el otro procesado, Juan Midón, a principios de 1973 y con el alemán Pacht, estaban encaminada a que ambos le consiguieron cheques-dólar, ya que las últimas operaciones con Preysler le habían resultado mal por haberle vendido éste, cheques sin fondos.

Al ser interrogado por su defensor sobre sus relaciones con el gobernador civil de Zaragoza y la Guardia Civil durante su época de funcionario, reconoció que fueron tirantes, ya que él siempre se negó a militar en el Movimiento. Al afirmar Balet que con la Guardia Civil sus relaciones todavía eran malas, el presidente del tribunal, señor Vidriaín le llamó la atención. El acusado, reconoció igualmente haber ayudado económicamente a Midón unos doce años antes de volver a verse en Madrid, en 1973.

Posteriormente, el presidente del tribunal interrogó sobre el contenido de un recorte de La Hoja de Lunes de Madrid, en la que cerca de un anuncio de una película de asesinato había escrito el acusado en alemán la frase «Y nosotros, cuándo». Balet explicó que su frase se refería a una información que venía en el recorte sobre Angel Nieto, cuyos titulares recogían sus declaraciones de ser el día más feliz de su vida, por haber ganado un campeonato mundial. Balet insistió en que se refería a cuando él y Ana Alava habrían de encontrar la felicidad. Por su parte, el acusado Juan Midón, al ser interrogado por el fiscal, R. Terol, negó que Balet le hubiera dicho que quería quitarse de en medio a su esposa, aunque reconoció que recibió 7.000 dólares de Balet; 3.000 para él y 4.000 para Patch, a cuenta de un trabajo que no llegaron a realizar sobre la obtención dechequés-dólar. Después de negar que hubiera propuesto a Patch la preparación de un plan por encargo de Balet para asesinar a su esposa, Pilar Cano, insistió en que conoció a Simeth, el otro alemán, según el fiscal, autor material del crimen, en Zaragoza, donde le fue preseniado por Patch. Al ser preguntado por su defensor, J. Saldaña, sobre su estancia en la comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, durante los días posteriores a su detención, en mayo de 1973, indicó que se le colocaron palos entre los dedos de la mano derecha que luego le fue fuertemente atada, que le causaron una pérdida de sensibilidad en los nervios, así como su deformación. No pudo mostrar el dedo a la sala al solicitárselo su defensor por considerar el tribunal que «ellos no eran médicos». Igualmente señaló que, durante los días 21,22 ó 23 de abril de 1974 -Midón no pudo precisar la fecha- fue trasladado de la cárcel al despacho del juez del Juzgado número 3 de Pamplona, en donde se encontraba el comisario Dorado, así como el fiscal y un miembro de la acusación privada, de los que no mencionó los nombres. Allí se le propuso, a cambio de la libertad provisional y otros «favores», realizar una nueva declaración inculpando claramente, a Balet, a lo que Midón se negó. Al oír estos hechos, tanto el fiscal como el presidente del tribunal, acordaron que iniciaran las diligencias necesarias para el esclarecimiento del suceso.

La vista duró hasta las 3.30 de la tarde de ayer y continuará en la mañana de hoy.

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