Tribuna:

Dimisiones democráticas

Ayer se iba a reunir la rimbombante comisión organizadora del Campeonato del Mundo, que deberá celebrarse en España allá para 1982. No se reunió, pues no hubo quoruni, pero eso es lo de menos. Las fechas no son precisamente las más apropiadas para reuniones preparatorias de acontecimientos a cinco años vista, aunque en esta comisión los trabajos parecían dar un mentís rotundo -hasta ahora- a la tan traída y llevada improvisación española. El fútbol español mueve montañas y que lo digan si no el enorme número de ciudades que ya han pedido ser subsedes de ese mundial.Sin embargo, la sesió...

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Ayer se iba a reunir la rimbombante comisión organizadora del Campeonato del Mundo, que deberá celebrarse en España allá para 1982. No se reunió, pues no hubo quoruni, pero eso es lo de menos. Las fechas no son precisamente las más apropiadas para reuniones preparatorias de acontecimientos a cinco años vista, aunque en esta comisión los trabajos parecían dar un mentís rotundo -hasta ahora- a la tan traída y llevada improvisación española. El fútbol español mueve montañas y que lo digan si no el enorme número de ciudades que ya han pedido ser subsedes de ese mundial.Sin embargo, la sesión extraordinaria convocada para ayer, las ausencias, la posible renovación de dicha comisión todo ello viene precisamente de la dimisión de uno de los miembros, Juan Granados, secretario general del Fútbol Club Barcelona. El hecho de que ,lo supiera la prensa antes que la propia comisión ya es cuestión de ética o de sagacidad periodística, pero lo interesante es el fondo de una decisión, que además puede tener consecuencias.

Resulta que el señor Granados no puede seguir en ese puesto para el que fue nombrado a dedo, porq ue considera q ue el Mundial 82, dada su importancia, exige un planteamiento y un control de gestión verdaderamente democrático y que ello no será posible mientras el órgano del que depende la comisión, Federación Española, no salga de unas elecciones democráticas desde la base y renovadas sus estructuras según la nueva situación del país.

La postura, en pr1 ncl pio, parece perfecta y consecuente. Sin embargo, el señor Granados, secretario general del club azulgrana y nombrado también a dedo por el señor Montal, ¿por qué no dimite de este cargo? Que se sepa, al menos, la democracia, su práctica, comienza por uno mismo. Y todo ello, el claro, aparte de que los miembros de la comisión organizadora del Mundial 82 lo único que cobran son dietas, pero no sueldos. El secretario del Fútbol

Club Barcelona, en cambio, sí que está magníficamente remunerado.

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