300.000 pesetas, botín de un atraco a la Caja de Ahorros

Algo menos de unas 300.000 pesetas fue el producto del atraco que, ayer por la mañana, poco después de las nueve y media, se perpetró en la sucursal número 115 de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, situada en el número 19 de la calle de Eraso.Tres personas, de aspecto agitanado, según los testigos presenciales, entraron a esa hora en los locales de la Caja de Ahorros y obligaron a los presentes -unos treinta clientes más el personal de servicio- a tumbarse en el suelo, a los gritos de «esto es un atraco: todo el mundo al suelo». Según la información recogida por las agencias infor...

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Algo menos de unas 300.000 pesetas fue el producto del atraco que, ayer por la mañana, poco después de las nueve y media, se perpetró en la sucursal número 115 de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, situada en el número 19 de la calle de Eraso.Tres personas, de aspecto agitanado, según los testigos presenciales, entraron a esa hora en los locales de la Caja de Ahorros y obligaron a los presentes -unos treinta clientes más el personal de servicio- a tumbarse en el suelo, a los gritos de «esto es un atraco: todo el mundo al suelo». Según la información recogida por las agencias informativas, la edad. de los asaltantes oscilaba entre los veinticinco y los veintiocho años. Uno de ellos llevaba un revólver, en tanto que el otro amenazó a los presentes con una escopeta de cañones recortados.

Según declaró el director de la entidad a EL PAIS, la actuación de los tres atracadores no duró más allá de los tres minutos. Mientras los dos atracadores armados inmovilizaban a los presentes, el tercero, desarmado, se dedicó a recoger todo el dinero que pudo, en el menor tiempo posible. Sin embargo, si el atraco hubiera durado más tiempo, hubiera podido llevarse una cantidad mayor, aunque, según el propio director, la cantidad que hipotéticamente hubieran podido sustraer no hubiera sobrepasado el millón de pesetas. Se da la circunstancia de que ayer, día primero de mes, se procedía, en la sucursal de la Caja de Ahorros, al pago de las pensiones de los jubilados de las distintas mutualidades laborales.

No parece que el atraco fuera posible por no contar la sucursal con el correspondiente servicio de seguridad, ya que, en el momento de producirse éste, se encontraba de guardia un vigilante jurado.

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