Acercamiento del PC francés a los trotskistas

Ayer, por primera vez, un dirigente comunista, Paul Chomat, ofreció una entrevista al diario trotskista Rouge, en la que explicó «que con esa iniciativa cree estar en la línea del partido». El apoyo abierto del izquierdismo francés (no sustancial, pero sensible) en las legislativas «históricas», como podría insinuarlo el gesto referido, sería un dato a tener en cuenta. En el mismo sentido, el almirante Sanguinetti manifestó ayer que «los gaullistas de izquierdas deberían aceptar el programa común». Por su lado, el Partido Socialista se esfuerza en superar las divergencias internas entre...

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Ayer, por primera vez, un dirigente comunista, Paul Chomat, ofreció una entrevista al diario trotskista Rouge, en la que explicó «que con esa iniciativa cree estar en la línea del partido». El apoyo abierto del izquierdismo francés (no sustancial, pero sensible) en las legislativas «históricas», como podría insinuarlo el gesto referido, sería un dato a tener en cuenta. En el mismo sentido, el almirante Sanguinetti manifestó ayer que «los gaullistas de izquierdas deberían aceptar el programa común». Por su lado, el Partido Socialista se esfuerza en superar las divergencias internas entre la mayoría favorable al señor Miterrand y la minoría «izquierdista», que representa el Ceres (Centro de Estudios e Investigaciones Socialistas), un tercio de los efectivos del partido.En esta atmósfera, dominada totalmente por las elecciones legislativas, el PCF sorprendió ayer con «las cuentas del programa común». Para que los franceses destierren la idea de que la izquierda «sabe soñar, pero no ser gestora», los especialistas del PCF se han adelantado a los socialistas y a los radicales de izquierdas (sus colegas de la oposición) explicando lo que sería la traducción del programa común en la vida cotidiana si la Unión de la Izquierda gana las elecciones legislativas del próximo año.

Uno de los datos más importantes de los contenidos en los distintos capítulos del programa es el aumento inmediato del poder adquisitivo de los trabajadores, empezando por la subida del salario mínimo a 2.200 francos por mes (30.000 pesetas largas). Para combatir la inflación, el PCF prevé dos etapas: en la primera bloquearía los precios y habría que dominar el movimiento de capitales; la segunda consistiría en una reforma profunda de la fiscalidad.

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