Urge estructurar una política remolachero-azucarera efectiva

Se hace necesario instrumentar una política de precios de remolacha que contribuya a aproximar la producción real a los objetivos fijados sin grandes fluctuaciones, compensando al agricultor por los aumentos inflacionarios de costes de producción a la medida necesaria para hacer efectivo el propósito de esta política.

Este es uno de los puntos que debieran englobarse en la política a seguir en el sector remolachero-azucarero, según un informe realizado por el Banco Hispano Americano.Las tres líneas generales restantes de la política azucareza propuesta por el informe son las siguientes:...

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Se hace necesario instrumentar una política de precios de remolacha que contribuya a aproximar la producción real a los objetivos fijados sin grandes fluctuaciones, compensando al agricultor por los aumentos inflacionarios de costes de producción a la medida necesaria para hacer efectivo el propósito de esta política.

Este es uno de los puntos que debieran englobarse en la política a seguir en el sector remolachero-azucarero, según un informe realizado por el Banco Hispano Americano.Las tres líneas generales restantes de la política azucareza propuesta por el informe son las siguientes:

-Establecer unos cupos de producción de remolacha que permitan cubrir las necesidades de azúcar del mercado interior.

-Establecer un stock regulador de campañas ajustado, en lo posible, a la cuantía indicada, que prevea futuras oscilaciones de producción y evite recurrir a los mercados exteriores. La creación de este stock parece, por el momento, el destino más apropiado de nuestros actuales excedentes.

-Facilitar la concentración de la producción en zonas de buenos rendimientos, fomentando otras alternativas en zonas marginales.

Las previsiones que sobre el sector refleja el informe son las siguientes:

1. A plazo medio, cabe esperar una tendencia de consumo suavemente creciente; las proyecciones efectuadas señalan que, para 1985, se situará entre 1, 1 y 1,2 millones de toneladas.

2. El objetivo más razonable es el del autoabastecimiento, haciendo uso del comercio exterior únicamente con carácter residual. Para ello, la producción de remolacha de la campana que acaba de finalizar es excesiva, bastando, por el momento, que se ajuste a los niveles de los actuales objetivos.

3. Dadas las perspectivas de incremento de los rendimientos promedio, la superficie habrá de reducirse de forma notable; si, como parece razonable, los rendimientos promedio aumentan hasta situarse en torno a las cuarenta toneladas de remolacha por hectárea sembrada en 1985, bastará en esa fecha con una superficie de 215-225.000 hectáreas sensiblemente inferior a la de la última campaña.

4. Una política de precios adecuada debería permitir que las oscilaciones en la producción se debieran únicamente al componente meteorológico; sobre esta base, el stock regulador de campañas debería solamente prever las fluctuaciones ocasionadas por este componente. Un stock de estas características debería situarse entre el 6 y el 15% del consumo aparente.

5. En los últimos años se ha iniciado un proceso de sustitución de pequeñas fábricas de azúcar por otras de mayor tamaño que permiten aprovechar las correspondientes economías de escala de dimensión. Este proceso debe continuar en los próximos años y localizarse preferentemente en zonas de futuro en la producción remolachera.

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