La izquierda francesa espera "sorpresas" en las elecciones de mañana

A veinticuatro horas de la primera vuelta electóral de las municipales francesas, no hay aún favorito seguro para el sillón del que será primer alcalde de Paris. La certeza en la victoria del candidato gaullista, Jacques Chirac, bastante afianzada hace algunas semanas, se ha desvanecido ahora, al conseguir el giscardiano Michel d'Ornano superar la indiferencia, el desprecio o la irritación que provocó su candidatura. Mientras tanto, la Unión de la Izquierda, con sus dos postulantes, Henri Fiszbin, del Partido Comunista, y Georges Sarre, del Socialista, confía, no sin razón -a pesar de su infer...

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A veinticuatro horas de la primera vuelta electóral de las municipales francesas, no hay aún favorito seguro para el sillón del que será primer alcalde de Paris. La certeza en la victoria del candidato gaullista, Jacques Chirac, bastante afianzada hace algunas semanas, se ha desvanecido ahora, al conseguir el giscardiano Michel d'Ornano superar la indiferencia, el desprecio o la irritación que provocó su candidatura. Mientras tanto, la Unión de la Izquierda, con sus dos postulantes, Henri Fiszbin, del Partido Comunista, y Georges Sarre, del Socialista, confía, no sin razón -a pesar de su inferioridad inicial y de la dimensión conservadora de la ciudad-, en que se produzca alguna «sorpresa», tal como lo han insinuado en las últimas horas varios de sus dirigentes.

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Lógicamente, uno de los dos candidatos de la derecha que gobierna debería tomar posesión de la alcaldía de París el día 23, tras ser designado por los 109 consejeros municipales que resulten electos manana y el domingo 20, en los dieciocho distritos que componen la capital. Pero los estragos que ha causado en la mayoría la lucha sin cuartel entre chiraquistas y giscardianos ha modificado la situación de los dos candidatos y colocó a la Unión de la Izquierda al acecho de lo inesperado, que ya no es improbable.En el campo de la mayoría, ya nadie asegura nada. Y, dato a subrayar, no sería imposible que fuese candidato a la alcaldía uno de los consejeros municipales que no se llaman ni D'Ornano, ni Chirac es decir, un tercer hombre conciliador. En efecto, los chiraquistas y lo partidarios del ministro de Industria, se han manifestado ya de acuerdo para apoyar en la segunda vuelta al mejor colocado de los dos. Pero el señor D'Ornano no ha dicho nada aún sobre un punto capital: qué harán los consejeros municipales elegidos en su nombre el día 23, es decir, cuando los 109 consejeros designen al alcalde, ¿votarán todos por Chirac en el caso de que éste obtenga una mayoría de consejeros?

Sobre este punto, las dudas subsisten y con frecuencia se repite la frase lapidaria que pronunció el presidente, Valery Giscard d'Es taing, cuando el presidente del RPR presentó su candidatura: «Chirac -aseguró- no será alcalde de París.» De ahí la solución del hombre bueno o de conciliación que ya varios intermediarios sugirieron antes de iniciarse la campaña oficial.

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