Editorial:

Pillarse los dedos

EL GOBIERNO se ha pillado los dedos entre los socialistas históricos y los socialistas renovados. Era de esperar. Tarde o temprano el Gobierno tenía que salir magullado dada su voluntad de meter la mano donde no hace falta. No es novedoso, por otra parte, el que quienes aciertan en cuestiones graves -y es evidente que el Gobierno ha acertado más de una- fallen luego estrepitosamente en temas baladíes. Y es una obsesión baladí la del Gobierno queriendo zascandilear en la legalización de los partidos políticos.El Gobierno no tenía ninguna necesidad de convertirse en la aduana legal de los partid...

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EL GOBIERNO se ha pillado los dedos entre los socialistas históricos y los socialistas renovados. Era de esperar. Tarde o temprano el Gobierno tenía que salir magullado dada su voluntad de meter la mano donde no hace falta. No es novedoso, por otra parte, el que quienes aciertan en cuestiones graves -y es evidente que el Gobierno ha acertado más de una- fallen luego estrepitosamente en temas baladíes. Y es una obsesión baladí la del Gobierno queriendo zascandilear en la legalización de los partidos políticos.El Gobierno no tenía ninguna necesidad de convertirse en la aduana legal de los partidos. No se trata de que el Gobierno yerre o no, dejando en suspenso la legalización del Partido Comunista y toda su izquierda o cometa o no una injusticia dando vía libre al PSOE histórico; es que el Gobierno no es quien para dar o denegar esos visados. El Gobierno tenía que haberse limitado al pasivo y burocrático papel de ir inscribiendo a todos los partidos. Y dejar a un Tribunal de Garantías Constitucionales la delicada tarea de suspender un partido si procede en Derecho.

De otro modo, el Gobierno se enajena la voluntad de los partidos cuya legalización deja en suspenso y se cuela en medio de las reyertas interpartidos como la que enfrenta a dos sectores del socialismo español.

Pero, por lo demás, nos cuesta tomarnos este asunto con solemnidad. La utilización de las siglas de Pablo Iglesias se nos antoja que empieza a ser ya un problema del Registro de la Propiedad Intelectual y no de alta política. Y por eso tampoco parece oportuno que el PSOE de Felipe González eche por tierra o ponga en precario la negociación entre la Oposición y el Gobierno por un tema como éste. En este sentido, la declaración de guerra al Poder por parte del PSOE renovado nos parece insistimos, excesiva, por más que los hombres de Felipe González tengan motivos para el enfado.

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