La solución del paro es política

El problema del paro en España tiene unas características de raíz estructural, cuya solución demanda una opción política más sofisticada y de mayor alcance que la de simplemente reactivar o no, y cuyos efectos sobre el empleo no se hacen sentir más que en el medio plazo, según un editorial del órgano del Ministerio de Comercio, Información Comercial Española

Tras analizar la situación del desempleo en España, que ha seguido una tendencia ininterrumpida al alza desde el tercer trimestre de 1974, el editorial pone de manifiesto que la primera exigencia de una política de empleo es la de o...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El problema del paro en España tiene unas características de raíz estructural, cuya solución demanda una opción política más sofisticada y de mayor alcance que la de simplemente reactivar o no, y cuyos efectos sobre el empleo no se hacen sentir más que en el medio plazo, según un editorial del órgano del Ministerio de Comercio, Información Comercial Española

Tras analizar la situación del desempleo en España, que ha seguido una tendencia ininterrumpida al alza desde el tercer trimestre de 1974, el editorial pone de manifiesto que la primera exigencia de una política de empleo es la de ofrecer una alternativa sectorial de crecimiento distinta a la seguida hasta ahora, por lo que debería seguir una línea de dar prioridad a los sectores agrícolas, industria agroalimentaria y construcción.El Caso del sector agrícola es quizá el de mayor interés; es fuente permanente de desempleo, fuente de tensiones inflacionistas e incapaz de ofrecer un excedente en nuestras relaciones con el exterior. El impulso de la ganadería bovina y ovina, de los cultivos de regadío, de la transformación y comercialización de los productos del campo puede resolver conjuntamente todos aquellos problemas, y una política rural moderna, ofrecer unas condiciones de vida semejantes a las de la ciudad que elimine gran parte de los incentivos para emigrar.

En segundo lugar, según ICE, habrá que permitir una mayor flexibilidad en la formación de los precios de los mercados de capital y de trabajo, lo que exige: flexibilidad del sistema financiero, de forma que los tipos de interés reflejen el verdadero coste del capital, hasta ahora fuertemente subvencionados. Es igualmente necesario el cambio de las políticas de estímulo a la demanda basadas en exenciones fiscales y subsidios al capital, y la flexibilidad de las plantillas, con las debidas garantías precautorias.

En tercer lugar, el sistema de la Seguridad Social, tal y como está financiado en España, encarece tremendamente los costes de trabajo y dificulta su contratación por parte de las empresas, por lo que la política laboral, debería programar la sustitución progresiva de las contribuciones de empresas y trabajadores con cargo a las aportaciones de los impuestos generales.

En cuarto lugar, el desempleo juvenil debería ser tratado de forma especial, dado su mayor dificultad de colocación, el hecho de no percibir prestaciones de! seguro de desempleo y para evitar el agravamiento de la delincuencia juvenil. De igual forma y desde el punto de vista de las edades más avanzadas, sería de utilidad disminuir la edad de retiro y establecer el retiro voluntario anticipado. Iguales efectos beneficiosos tendría el acortar la jornada laboral.

Archivado En