"España, entre la esperanza y el caos"

Santiago Carrillo, el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), y Antonio Gibello, el director del diario El Alcázar, hablaron por separado en un mismo programa del primer canal de la BBC-televisión británica. El programa televisado cerca de la medianoche del viernes, incluyó escenas de las últimas manifestaciones públicas que ha habido en España, así como imágenes relativas al asesinato de los abogados. Hubo también escenas del cementerio de Paracuellos, tema al que se refirió el director de El Alcázar quien dijo que la presencia de Santiago Carrillo en España significa un ult...

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Santiago Carrillo, el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), y Antonio Gibello, el director del diario El Alcázar, hablaron por separado en un mismo programa del primer canal de la BBC-televisión británica. El programa televisado cerca de la medianoche del viernes, incluyó escenas de las últimas manifestaciones públicas que ha habido en España, así como imágenes relativas al asesinato de los abogados. Hubo también escenas del cementerio de Paracuellos, tema al que se refirió el director de El Alcázar quien dijo que la presencia de Santiago Carrillo en España significa un ultraje para el país.

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Carrillo, que apareció en la pantalla rodeado de su familia, habló brevemente de su participación en la guerra civil, cuya primera parte había pasado en un Madrid sitiado, en una situación en la que nadie podría declararse responsable de lo ocurrido. Azcárate, otro miembro del PCE, habló de la necesidad de mantener en estos momentos la serenidad en España para preservar la paz y el orden.En una última intervención, el especialista en temas españoles del Royal Institute for International Affairs, David Rudnick, dijo que a pesar de los últimos incidentes, él consideraba que no había amenaza alguna para el proceso electoral programado por el Gobierno y aventuró la teoría de la que extrema derecha y la extrema izquierda españolas se han infiltrado mutuamente y ya hay muchas pocas posibilidades de concretar qué atentado corresponde a quién.

Por su parte, Roger Matthews del Financial Times hizo ayer en su periódico, una revisión completa de los últimos acontecimientos «que amenazan la estabilidad de un Gobierno decidido a restaurar la democracia y reviven la memoria de la violencia que precedió al estallido de la guerra civil, el 18 de julio de 1936». Para el corresponsal del Financial Times en Madrid, que titula su artículo España entre la esperanza y el caos, «el péndulo de la esperanza política es movido en España por sus abruptos vaivenes». «dentro de un mes, -señala Matthews-, la semana pasada podría ser considerada como un período aislado durante el que los extremistas hicieron un último esfuerzo para detener la marcha hacia la democracia. De todos modos, los augurios no parecen buenos. »

Uno de los problemas que se le presenta en este instante al Gobierno, de acuerdo con la interpretación de Matthews, al que se considera en Gran Bretaña como uno de los hombres mejor informados de España, es identificar a los extremistas para limitar su campo de maniobra. En el análisis que hace de las actitudes de la extrema derecha, Matthews indica que «desde la muerte del general Franco y el esfuerzo que siguió para hacer de la policía más un árbitro que un protagonista, la extrema derecha ha tenido que mostrarse lista, pero también se ha hecho más violenta».

Da la impresión de que los autores de los últimos secuestros y de los recientes asesinatos se consideran a sí mismos inmunes, dice Matthews. «El mismo aire de inmunidad parece desprenderse de las actividades de gentes que aparentemente pertenecen a la extrema izquierda. » Las relaciones de los GRAPO y de Antonio María de Oriol con la prensa y con la familia del presidente del Consejo de Estado se establecen en un clima de gran tranquilidad por parte de los primeros.

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«Si la situación no fuera tan seria -y tan potencialmente trágica-, resume el corresponsal del Financial Times, podría ser colocada muy bien en el marco de la ficción.»

Matthews dice al final de su análisis que «en esta situación el Gobierno y el Ejército tienen que mantener sobre todo su calma, y han de evitar tomar decisiones que puedan polarizar a la nación. Sólo de ese modo podrían crearse las condiciones para que el péndulo político vuelva a su sitio otra vez».

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