Balance de un año negro
Hagamos balance: en un año una ciudad como Madrid, llena de alegría, de hoteles llenos, de trabajo y de relativa paz (pues ya Franco tenía más de ochenta años y los vividores estaban preparando su entrada en acción) se ha convertido en una ciudad triste, llenas sus calles de pintarrajeadas. ¿Qué hemos ganado en este año? Huelgas salvajes, bancarrota de las industrias, asesinatos, hundimiento de la economía, -un país pobre no puede resistir el no trabajar días y días- ¿Qué hemos ganado con la cacareada libertad?
La mayoría de los españoles en la votación del SÍ y del NO de hace unos día...
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Hagamos balance: en un año una ciudad como Madrid, llena de alegría, de hoteles llenos, de trabajo y de relativa paz (pues ya Franco tenía más de ochenta años y los vividores estaban preparando su entrada en acción) se ha convertido en una ciudad triste, llenas sus calles de pintarrajeadas. ¿Qué hemos ganado en este año? Huelgas salvajes, bancarrota de las industrias, asesinatos, hundimiento de la economía, -un país pobre no puede resistir el no trabajar días y días- ¿Qué hemos ganado con la cacareada libertad?
La mayoría de los españoles en la votación del SÍ y del NO de hace unos días teníamos nuestro corazón inundado de NO, pero como teníamos ciertas esperanzas para el futuro en el Rey y en Adolfo Suárez, pues haciendo tripas corazón, pusimos un sí, cuando nuestro corazón nos decía no. El sí no fue por antifranquismo, ni mucho menos, fue por aburrimiento. Para acordarnos de Franco con cariño no tenemos más que salir un día laborable a las ocho de la noche por la Gran Vía y mirar con nostalgia lo que es y lo que fue. ¡Lástima de pueblo! ¡Qué camino lleva! Y si no, al tiempo.