Gente

Kabir Bedi -alias Sandokán-

Provocó el pasado sábado un verdadero cataclismo en unos grandes almacenes madrileños, adonde había acudido para firmar libros de Salgari. Centenares de jovencitas presas de la histeria más desaforada, destrozaron cuanto hallaron a su paso, en un intento de acercarse al ídolo televisivo, mientras -según Fernando Gracia, que lo cuenta- coreaban: ¡Quiero un hijo tuyo!. Kabir Sandokan terminó en la comisaría, donde permaneció durante un par de horas, espacio que los funcionarios de servicio aprovecharon para avisar a sus hijos de que se acercaran a ver al actor hindú, quien, presa d...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Provocó el pasado sábado un verdadero cataclismo en unos grandes almacenes madrileños, adonde había acudido para firmar libros de Salgari. Centenares de jovencitas presas de la histeria más desaforada, destrozaron cuanto hallaron a su paso, en un intento de acercarse al ídolo televisivo, mientras -según Fernando Gracia, que lo cuenta- coreaban: ¡Quiero un hijo tuyo!. Kabir Sandokan terminó en la comisaría, donde permaneció durante un par de horas, espacio que los funcionarios de servicio aprovecharon para avisar a sus hijos de que se acercaran a ver al actor hindú, quien, presa del pánico, había escapado de su coche y huido a pie siempre perseguido por las que calificó de ninfómanas.

Archivado En