Tribuna:

El oportunismo de las "matildes"

La decisión de la Telefónica de lanzarse a una ampliación de capital para el próximo día 23, sin el preaviso de rigor y la oportuna campaña publicitaria, a pesar del anuncio informal de su presidente a los medios informativos de la intención de realizarlo supone, cuando menos, una decisión peligrosa para el mercado bursátil, dada la debilidad de la bolsa.Aprovechar la oportunidad política de una bolsa en el inicio de su recuperación -que nadie sabe si puede mantenerse por mucho tiempo- es una forma de cargarse el mercado como consecuencia de la salida de esos 20.000 millones de pesetas que la ...

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La decisión de la Telefónica de lanzarse a una ampliación de capital para el próximo día 23, sin el preaviso de rigor y la oportuna campaña publicitaria, a pesar del anuncio informal de su presidente a los medios informativos de la intención de realizarlo supone, cuando menos, una decisión peligrosa para el mercado bursátil, dada la debilidad de la bolsa.Aprovechar la oportunidad política de una bolsa en el inicio de su recuperación -que nadie sabe si puede mantenerse por mucho tiempo- es una forma de cargarse el mercado como consecuencia de la salida de esos 20.000 millones de pesetas que la CTNE va a poner a disposición de sus cada vez menos fieles seguidores.

El que una empresa con una fuerte participación estatal decida de la noche a la mañana inundar la bolsa con sus matildes sin dar el mínimo conocimiento, como es habitual, a sus accionistas, demuestra, en cierta medida, una falta de programación financiera y económica impropia de una compañía de la altura de la Telefónica.

El perjuicio que ocasionará la ampliación de la Telefónica en la bolsa se verá incrementado por el daño que puede hacer a otras sociedades que se encuentran en plena ampliación -Central y Bilbao-, así como a otras que la tenían anunciada desde hace algunas semanas, como es el caso de Explosivos y Petróleos, que además mueven volúmenes importantes, suficientes para inquietar al índice general.

El tema parece digno de estudio por parte de las autoridades económicas españolas. Queda clara la necesidad de crear un organismo en el que, dependiendo del Ministerio de Hacienda, estén representados eficazmente todos los intereses bursátiles y tenga por finalidad coordinar la política de ampliaciones cuando éstas llegan a manejar cantidades de dinero tan importantes como las que nos ocupan, con objeto de impedir que éstas coincidan.

Otro tema de consideración sería el saber si son necesarias, y hasta qué punto podrían ser suprimidas, algunas de las ampliaciones anuales de capital de la Telefónica.

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