Köhl busca la unidad democristiana para dar la gran batalla a Schmidt

Helmut Köhl, el líder de la oposición cristianodemócrata en el Bundestag ha tomado una decisión que puede contribuir a unir y fortalecer a la Democracia Cristiana. El hasta ahora primer ministro del Estado federado de Renania / Palatinado abandonará su tranquila residencia de Maguncia para arrostrar los vientos menos apacibles de la capital federal y dar la gran batalla a la socialdemocracia en el poder. El «provinciano» Köhl se lanzará al escenario de la «gran política», aupado a Bonn por aquellos alemanes que concedieron a la oposición conservadora uno de los más notables triunfos desde que ...

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Helmut Köhl, el líder de la oposición cristianodemócrata en el Bundestag ha tomado una decisión que puede contribuir a unir y fortalecer a la Democracia Cristiana. El hasta ahora primer ministro del Estado federado de Renania / Palatinado abandonará su tranquila residencia de Maguncia para arrostrar los vientos menos apacibles de la capital federal y dar la gran batalla a la socialdemocracia en el poder. El «provinciano» Köhl se lanzará al escenario de la «gran política», aupado a Bonn por aquellos alemanes que concedieron a la oposición conservadora uno de los más notables triunfos desde que se fundara la República Federal.

La decisión de Köhl, no por inesperada menos importante, se ha debido principalmente a la intervención de Franz-Joseph Strauss, una vez más recrecido por el éxito de los cristianosociales en Baviera. Strauss ha vuelto a amenazar a los cristianodemócratas con la «posibilidad de creación de un cuarto partido, de orientación más acusadamente derechista, a nivel nacional, aunque el propio Strauss sepa a ciencia cierta que en el centro-norte de Alemania su retórica bávara poco o nada puede convencer. Para Strauss lo importante parece ser no perder la iniciativa en el proceso de concienciación en las filas conservadoras del país.

Valor personal de Köhl

Al reto del bávaro, cuya posición reaccionaria bien pudiera ser un simple simulacro táctico, ha respondido el pacífico Köhl con un contraataque casi espectacular. La decisión de Köhl hará cambiar el escenario político interior alemán. Los debates parlamentarios, que por el casi equitativo reparto de escaños en el Bundestag entre los dos grandes bloques, serán más enconados que nunca a lo largo del período legislativo que se iniciará a finales de año, se verán enriquecidos con la presencia de una nueva figura que hasta el presente no se había destacado precisamente por sus cualidades dialéctico-retóricas. Köhl, y ello hay que atestiguarlo, acaba de dar muestras de valor personal. Ha saltado al ruedo casi desguarnecido. Tendrá que trabajar a nivel parlamentario «sin red», ya que de Strauss no puede esperar demasiado. Es probable, si no presumible que la decisión de Köhl se deba además a otra razón: la de intentar aglutinar en torno suyo las fuerzas más bien moderadas de la oposición cristianodemócrata y liquidar con ello el antagonismo crónico entre el ala encabezada por Barzel y Katzer, los dos representantes señeros de las «comisiones sociales» de la Unión, y el grupo tradicionalmente ultraconservador, cuya cabeza visible es hoy el señor Dregger, de Francfort, hasta cierto punto secundado por el hasta ahora jefe de la facción parlamentaria de la Unión Cristianodemócrata / Cristianosocial, Karl Carstens, que en un principio fuera militante del Partido Socialdemócrata. Köhl se autoconsidera hombre esencialmente «integrador». El futuro próximo demostrará si es capaz de actualizar el rumbo de la oposición. Máxime partiendo del supuesto más que probable de que los grupos progresistas en el campo conservador intensificarán sus esfuerzos, dirigidos a modificar las posiciones «inactuales» de la cristianodemocracia alemana en el terreno político-social.

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