El Fondo Monetario Internacional ha de intervenir más en los ajustes de balanzas de pagos

El futuro del sistema monetario internacional será inevitablemente tema de un gran número de conversaciones extraoficiales en las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, iniciadas hoy en Manila, aunque la materia no figura en la agenda formal. Sin embargo, los tipos de cambio, el precio del oro y su significado, la liquidez internacional y la financiación de los crecientes déficit de las balanzas de pagos de algunos países desarrollados y la mayoría de los subdesarrollados prevalecerán en el interés de la cumbre económica y monetaria.

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El futuro del sistema monetario internacional será inevitablemente tema de un gran número de conversaciones extraoficiales en las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, iniciadas hoy en Manila, aunque la materia no figura en la agenda formal. Sin embargo, los tipos de cambio, el precio del oro y su significado, la liquidez internacional y la financiación de los crecientes déficit de las balanzas de pagos de algunos países desarrollados y la mayoría de los subdesarrollados prevalecerán en el interés de la cumbre económica y monetaria.

El principal problema reside el hecho de que un sistema de paridades fijas no es viable hoy en el mundo. La dualidad continúa, pues, entre cambios fijos como los adoptados en 1944 en Bretton Woods, o el sistema de paridades flotantes, utilizado desde 1972. En cualquier caso, la nueva actitud ante la estabilidad en los tipos de cambios ha de ser considerada no como objetivo que debe ser alcanzado por su valor propio, sino más bien como el resultado de una estabilidad financiera y económica general dentro y entre los países.

Aquellos que han manifestado su decepción ante las paridades flotantes han comparado este sistema con un régimen imposible e idealizado de cambios fijos, en vez de hacerlo frente a una alternativa realista. Pero en realidad, lo que está ocurriendo ahora —en opinión del economista norteamericano Robert Solomon—, es un proceso de aprendizaje y enseñanza. Tanto las autoridades monetarias como los participantes individuales en los mercados financieros están aprendiendo cómo vivir en un sistema de paridades flotantes después de casi un cuarto de siglo de experiencia —bien que en ocasiones caóticas— con el sistema de Bretton Woods. Algo que ha sido ya advertido es que se ha desarrollado una mayor estabilidad entre el dólar y el marco alemán (dentro del resto de la serpiente monetaria) durante el año pasado, después de las excesivas variaciones entre las relaciones de cambio entre ambas monedas desde la primavera de 1973 hasta el otoño de 1975.

Seria pretencioso intentar anticipar el contenido de las líneas principales que el FMI adoptará para recomendar a los países miembros, pero parece probable que el fondo jugará en el futuro un papel más positivo en la tarea de facilitar ajustes en las balanzas de pagos.

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