Expectativa en Alemania ante el debate entre Schmidt y Köhl en la televisión

Por fin en la noche del jueves al viernes se llevará acabo el esperado duelo entre el canciller federal, Schmidt, y el aspirante a la cancillería, Helmut Kohl, portador de las esperanzas de los conservadores alemanes. El duelo, al que había invitado Kohl a Schmidt hace ya muchas semanas, no será un enfrentamiento directo entre los dos políticos. Helmut Schmidt, con el ánimo de no minimizar en exceso el papel de los liberales, gracias a los cuales ocupa la cancillería, se había negado a un «mano a mano con Kohl», ofreciendo en su lugar un «doble mixto» Kohl-Strauss contra Schmidt-Genscher. Esta...

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Por fin en la noche del jueves al viernes se llevará acabo el esperado duelo entre el canciller federal, Schmidt, y el aspirante a la cancillería, Helmut Kohl, portador de las esperanzas de los conservadores alemanes. El duelo, al que había invitado Kohl a Schmidt hace ya muchas semanas, no será un enfrentamiento directo entre los dos políticos. Helmut Schmidt, con el ánimo de no minimizar en exceso el papel de los liberales, gracias a los cuales ocupa la cancillería, se había negado a un «mano a mano con Kohl», ofreciendo en su lugar un «doble mixto» Kohl-Strauss contra Schmidt-Genscher. Esta partida será lo que se hará.

El hecho de que este enfrenta miento llegue a producirse se debe sin duda, a la incertidumbre de resultado y a los errores cometido por unos y otros a lo largo de la campana electoral. Si bien es cierto que los socialdemócratas iniciaron la campaña «a la defensiva», no es menos cierto que los cristiano demócratas han perdido en los día: pasados algunos de los puntos ganados por la escasa consistencia de Helmut Kohl a quien gran parte de la prensa acusa de disponer tan sólo de un discurso de unos sesenta minutos de duración, aprendido de memoria. Es decir, que el «buen hombre de Maguncia» no sería capaz de resistir un debate improvisado con un adversario como Helmut Schimdt, cuya agudeza mental y rapidez de réplica son proverbiales ya. Claro que Kohl contará en el encuentro con el apoyo de Franz-Joseph Strauss, político nato y no menos agresivo que Schmidt. De lo cual cabe inferir que a la postre el choque se convertirá en un duelo entre el canciller y el líder cristiano social de Baviera.Pronóstico incierto

Entre tanto, los electores alemanes adoptan una postura difícilmente calificable, que se traduce en los resultados poco convincentes de las encuestas demoscópicas que, como suele ser normal, se prodigan en los días que preceden directamente a las elecciones. En opinión de gran parte de los institutos demoscópicos, la coalición social-liberal lleva escasa ventaja, mientras que otros, los menos, señalan una carrera muy cerrada o de pronóstico incierto. En conjunto parece, sin embargo, que la coalición debe ganar, aunque haya bastantes incógnitas. Una de ellas es la posible participación electoral. En opinion de la mayoría de los observadores, una participación reducida en comparación con los comicios de 1969 y 1972 beneficiaría a los conservadores, ya que su electorado suele reclutarse entre personas de cierta edad, dominadas por convicciones políticas más fuertes. Otra incógnita surge de la posible actitud de los electores nuevos, o sea, de los jóvenes que acaban de cumplir los 18 años, y que en el pasado solían inclinarse por los partidos de la coalición, aunque en esta ocasión, bien pudiera ocurrir lo contrario.

Las mujeres, una incógnita

Otra incógnita lo constituye la actitud electoral de las mujeres, que por su elevado número decidirán las elecciones. Partiendo de las posibles motivaciones políticas, de los electores, el resultado de los comicios debe clasificarse de incierto. En lo que concierne al temario de la campaña, hay quien opina que los partidos han exagerado la nota, en casi todos los terrenos. A los alemanes no les preocupan los grandes problemas de la «nación», de la Comunidad Europea, de la convivencia entré el este y el oeste, o sea, los derivados de la ostpolitik, sino el Posible paradero en sus próximas vacaciones veraniegas o la opción entre un «Mercedes» y un «Opel», pongamos como caso. Es decir, que el partido que ofrezca las mayores oportunidades de resolver los problemas económico -domésticos, debería salir triunfador de las elecciones. En tal caso, ciertamente, el empate a cero parece lo más probable.

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