Fallan los sistemas de seguridad de los bancos

Un total de 30 falsas alarmas se produjeron en distintos establecimientos bancarios y comerciales de nuestra capital en el plazo comprendido entre el pasado 10 de agosto y el mismo día del mes de septiembre. Esta cifra, conceptuada en medios policiales como normal se suma a la falta de medios de alarma eficaces puestos por bancos y joyerías en la mayoría de los casos, como queda demostrado cada año en los cerca de 50 atracos que se contabilizan. Según técnicos especializados en el tema, falsas alarmas e ineficacia son consecuencia de un decreto ya anticuado y una competencia comercial que, por...

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Un total de 30 falsas alarmas se produjeron en distintos establecimientos bancarios y comerciales de nuestra capital en el plazo comprendido entre el pasado 10 de agosto y el mismo día del mes de septiembre. Esta cifra, conceptuada en medios policiales como normal se suma a la falta de medios de alarma eficaces puestos por bancos y joyerías en la mayoría de los casos, como queda demostrado cada año en los cerca de 50 atracos que se contabilizan. Según técnicos especializados en el tema, falsas alarmas e ineficacia son consecuencia de un decreto ya anticuado y una competencia comercial que, por conseguir mayores ventas construye mecanismos de seguridad calificados como de trámite, incluso por la policía madrileña.

Las alarmas, según el Gabinete de Prensa de la Jefatura Superior de Policía, ocurrieron a distintas horas del día, aunque más de la mitad de las reseñadas se produjeron a horas no comerciales, razón por la que las dotaciones policiales enviadas debieron vigilar el establecimiento hasta encontrar a alguien de la dirección del mismo o limitarse a que la alarma dejara de funcionar por sí sola.Los motivos señalados como iniciadores del funcionamiento de las alarmas fueron los siguientes: fallo técnico en el sistema de automoción en 14 ocasiones, pulsación involuntaria del cajero, la señora de la limpieza o hasta de un niño, como ocurrió el pasado día 18 de agosto en la calle de Velázquez; seis veces por instalación de teléfonos o realización de obras en la calle, en tres bancos diferentes. El resto se produjo por fallos eléctricos o por causas ignoradas.

Según un informe realizado en la actualidad, sólo existen 18 firmas especializadas en sistema de alarma, homologadas por la Compañía Telefónica Nacional de España, compañía que conecta el mecanismo de alarma desde el local en que. se pone el sistema de seguridad hasta la Dirección General de Seguridad o cuartel de la Guardia Civil.

Estas casas homologadas, sitas en Madrid, Barcelona, Bilbao y Logroño utilizan el sistema creado por la Telefónica de teletransmisión TUS-35 de forma que a través de la misma canalización de la línea telefónica se logra enviar una alarma a cualquier centro policial de la zona. Según comunicó personal especializado de la Compañía Telefónica a EL PAIS, el sistema se divide en cuatro clases de equipos: equipo de abonados, instalado en el local que lo solicite; subcentral, instalado en las centrales telefónicas y que tiene como misión controlar el estado de todos los abonados principal, unión de 10 subcentrales y que como el equipo anterior se encuentra también en las centrales telefónicas y central de evaluación, que actúa de receptor, de información. Esta información es doble, ya que se establece en la Dirección General de Seguridad o en los cuarteles de la Guardia Civil y en la central telefónica, donde se produce una señal óptica y una señal auditiva continua que es rápidamente localizada por un técnico de la misma Compañía Telefónica.

Según se ha podido saber, en la actualidad existen 480 abonados en Madrid, 580 en Barcelona, 220 en Bilbao y, por último, 80 abonados en San Sebastián.

Una de las casas homologadas, Fortis, informó a EL PAIS sobre los métodos usados en la actualidad para evitar los, numerosos atracos que se cometen. Entre estos métodos cuentan desde los clásicos de la caja fuerte, modernizada de tal forma que aun sabiendo la combinación no puede abrirse a un banco remoto recientemente instalado en una de las centrales bancarias madrileñas.

Puertas acorazadas, retardadores de tiempo, cabinas blindadas, lunas antibalas, autobancos, se perfeccionan y se combinan con contactos de puertas, detectores de microondas, infrarrojos, ultrasónicos, de vibración o proximidad capaces de hacer funcionar tanto la alarma local del Banco como la señal óptica y auditiva de los mandos centrales.

Estos detectores de sonido, vibración, explosión o humo están perfeccionados de tal forma que funcionan con una temperatura de 58º, con un aumento de cinco grados en un minuto, con la vibración producida por cualquiera de las herramientas usadas por los ladrones o por la onda de la explosión de un barreno.

Mal sistema de detección, empleo de materiales en mala calidad, instalación inadecuada o combinación de estos tres puntos a la vez eran los motivos expuestos por el director gerente de Fortis, Gonzalo Aramburo, hace más de un año.

A pesar de las numerosas advertencias hechas desde entonces, el número de atracos no ha experimentado ningún descenso. Sólo en el mes de junio de este año se elevaba el número a 12 atracos, en los que fueron robados más de seis millones de pesetas en otros tantos Bancos de Barcelona, Córdoba, Castellón, Valencia, Vizcaya, Santander, Almería, Alicante y Madrid. En el transcurso de cuatro de ellos fueron heridas tres personas y murió una persona. Ni los vigilantes jurados ni los sistemas instalados lograron que los mencionados atracos se quedaran únicamente en tentativa.

Ante esta realidad, los técnicos solicitaron hace unos meses la sustitución de un decreto ley de hace ya más de quince años que establece una serie de medidas de seguridad obligatorias.

La petición de esta sustitución era, al parecer, inminente por parte del antiguo jefe superior de policía, Federico Quintero, antes de que presentara la dimisión, según comunicaron técnicos de varias compañías. Según las mismas fuentes, este decreto sería «unitario para las firmas constructoras de alarmas de forma que terminase la actual situación de aumento de sistemas que sirven únicamente para dar una falsa seguridad».

Con esta medida no sólo se lograría un descenso en el número de robos y atracos, sino que se evítaría desplazar a varias dotaciones policiales con el único fin de calmar a un vecindario alarmado por una campana que puede sonar varías horas, más que por una auténtica avería como consecuencia de un escaso valor de las compañías financieras, de lo que representa la seguridad para clientes y empleados.

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