Un centenar de exiliados ocupó el consulado español en París

«Desde este momento, el consulado español es territorio francés. Tienen dos minutos para salir de aquí o de lo contrario..., al Chateau de Vincennes» (local habilitado, por las autoridades galas, para cubrir las necesidades creadas por las detenciones en masa).

Fue ayer, a las cuatro de la tarde, cuando el responsable de los 80 policías, aproximadamente, que esperaban sus órdenes delante del consulado de España en Francia, se dirigió en los términos citados a los refugiados políticos que, desde poco antes de medio día, lo habían ocupado.En un primer tiempo salieron algunas decenas, de a...

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«Desde este momento, el consulado español es territorio francés. Tienen dos minutos para salir de aquí o de lo contrario..., al Chateau de Vincennes» (local habilitado, por las autoridades galas, para cubrir las necesidades creadas por las detenciones en masa).

Fue ayer, a las cuatro de la tarde, cuando el responsable de los 80 policías, aproximadamente, que esperaban sus órdenes delante del consulado de España en Francia, se dirigió en los términos citados a los refugiados políticos que, desde poco antes de medio día, lo habían ocupado.En un primer tiempo salieron algunas decenas, de acuerdo con el resto, por considerar que su estatuto personal en Francia no les favorecería en caso de ser detenidos. Los demás decidieron continuar en el patio del consulado. Pasaron diez minutos y la policía entró en tromba; con porras en la mano y sin contemplaciones obligó a los exiliados a abandonar el consulado. Algunos que no se manifestaron bastante diligentes, a juicio de los policías, sufrieron las consecuencias en breves escenas de cierta brutalidad.

Los exiliados salieron, puño en alto muchos de ellos, gritando:

«Vosotros, fascistas, sois los terroristas», «Mañana España será republicana», «Amnistía, libertad». Entre los recluidos había algunos miembros del Partido Comunista de España y muchos más del FRAP. También intervinieron en la ocupación cinco muchachas jóvenes, de paso por París, pero que al enterarse se solidarizaron con los exiliados.

Antes de que llegaran los exiliados, a las diez de la mañana ya había dos autocares de policía delante del consulado. El cónsul general, señor Iturralde, según declararon los refugiados políticos, salió al patio central y, en medio de todos ellos, explicó su actitud, deseosa de satisfacerles, pero obstaculizada por sus poderes limitados, ya que la concesión, en última instancia, depende de Madrid.

Ante la negativa, los 109 decidieron ocupar el consulado. Desde este momento, la prensa no pudo entrar en el local, y una delegación de los exiliados salió para leer un comunicado, en el que pedían la aplicación de la amnistía con la entrega de pasaportes y la liberación de los prisioneros, sin exclusión de ninguna especie.

A las cuatro menos diez llegaron varios autocares con policías. Un cuarto de hora más tarde, en grupos, los exiliados, ya evacuado el consulado, abandonaron los alrededores. A las siete de la tarde, muchos de ellos asistieron al mitin que organizó, en un local del barrio Latino, el Partido Comunista para explicar la reciente presentación de su Comité Central en Roma. También se aludió a la ocupación del consulado y a la amnistía.

Según datos de un funcionario del consulado, desde que se decretó la amnistía el consulado ha pedido a Madrid alrededor de 300 pasaportes. Se han autorizado ocho, que, como todos los demás, parece ya fueron solicitados a la hora del indulto. Un refugiado aseguró que «las normas procedentes de las autoridades de Madrid aconsejan no precipitarse en la, entrega de pasaportes».

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