Por primera vez en 63 años Roma será gobernada por un representante del PCI

El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Roma, Giulio Carlo Argan, elegido el lunes por la tarde alcalde de Roma, según los partidos habían anticipado días pasados, ha jurado ayer su cargo. Argan, que fue elegido concejal como 'independiente en las listas comunistas, es decir que no está afiliado al partido, es el primer alcalde de Roma no democristiano después de la guerra, y el primer alcalde laico después del mazziniano y masón Ernesto Nathan, que gobernó la ciudad por primera vez en 1907 y la última en 1913.

Han votado por Argan 39 concejales, un voto más del «quorum...

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El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Roma, Giulio Carlo Argan, elegido el lunes por la tarde alcalde de Roma, según los partidos habían anticipado días pasados, ha jurado ayer su cargo. Argan, que fue elegido concejal como 'independiente en las listas comunistas, es decir que no está afiliado al partido, es el primer alcalde de Roma no democristiano después de la guerra, y el primer alcalde laico después del mazziniano y masón Ernesto Nathan, que gobernó la ciudad por primera vez en 1907 y la última en 1913.

Han votado por Argan 39 concejales, un voto más del «quorum» necesario. A favor eran 30 comunistas, 6 socialistas y 3 socialdemocráticos. En contra 8 entre liberales y neofascistas que han indicado un candidato propio. Papeleta blanca, sin contraponer candidato, 24 democristianos y dos republicanos, que darán su apoyo externo. Se ha abstenido la demoproletaria Luciana Castellina, cuando debía votar, y ha abandonado la suntuosa sala del concejo "Julio César" el único concejal radical.Entre los 18 asesores (14 efectivos y 4 suplentes) que fueron elegidos inmediatamente después de Argan, figuran doce comunistas, cuatro socialistas y dos socialdemocráticos. Del «centro histórico» de Roma se ocupará la romana, también comunista independiente de 52 años, Vittoria Calzolari, arquitecto y catedrático en Roma de urbanística. Otros asesores comunistas son un consejero del tribunal de cuentas, un cartero de cuarenta y seis años, que probablemente se ocupara' de la policía urbana, un empleado de ferrocarriles, de cuarenta años, un publicista de cincuenta y cuatro años, que ha escrito libros sobre las «chabolas» y barrios bajos de Roma, y también sobre el «plano regulador». Otro comunista, de treinta y dos años, también arquitecto, se ocupará de problemas culturales.

La demoproletaria Castellina declaró que «no se trata de salvar el Coliseo»; están -dijo- la casa, la escuela, los servicios en primer lugar. La «operación Roma» no reflejaría más -según ella- que la posición del Gobierno Andreotti.

Puede ser, pero la nueva junta ha comenzado ya a llamar a sus puestos de trabajo a muchos funcionarios municipales que se habían ido de vacaciones sin dejar suplentes, y a quitar coches azules oficiales y secretarios particulares que proliferaban en la vieja administración.

Por primera vez, la DC en la oposición

Por el momento, tres son las novedades políticas que la elección de Argan pone de relieve: por primera vez la democracia cristiana pasa a la oposición, el Partido Comunista gobernará la ciudad, y por primera vez después de sesenta años, un laico, cuya familia era de religión valdesa, se pone al frente de la «ciudad sacra», sobre la que el concordato con la Santa Sede de 1929 contiene todavía una cláusula especial.Desde un punto de vista político se echa a la socialdemocracia la responsabilidad formal de haber regalado el Gobierno de Roma a los comunistas. Contra el planteamiento anticomunista que había dado a la última campaña electoral, hoy el ex presidente de la República, Giuseppe Saragat, se habría alineado con el «frontismo» de comunistas y socialistas. A cambio, le habrían dado la presidencia de la provincia para la que ha sido elegido también hoy el socialdemocrático Lamberto Mancini, con un vicecomunista. También los republicanos, con su apoyo exterior, sin participar de la junta, se habrían colocado benévolamente en la perspectiva del «compromiso histórico» o del «Gobierno de emergencia» que es lo que quiere en definitiva el Partido Comunista.

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