Sindicato obrero de la Construcción en Vigo

La creación de un Sindicato obrero de la Construcción, al margen de la Organización Sindical y la consecución de las reivindicaciones planteadas por los trabajadores, han sido el resultado final de la más larga huelga del sector en la provincia de Pontevedra. Ayer la situación se normalizó totalmente, después de 15 días de paro generalizado, que llegó a afectar a 17.000 de los 21.000 trabajadores de la construcción.

En la última asamblea celebrada por los huelguistas, con asistencia de unos 4.000 trabajadores, se dio cuenta de la creación del nuevo sindicato, del que se desconocen c...

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La creación de un Sindicato obrero de la Construcción, al margen de la Organización Sindical y la consecución de las reivindicaciones planteadas por los trabajadores, han sido el resultado final de la más larga huelga del sector en la provincia de Pontevedra. Ayer la situación se normalizó totalmente, después de 15 días de paro generalizado, que llegó a afectar a 17.000 de los 21.000 trabajadores de la construcción.

En la última asamblea celebrada por los huelguistas, con asistencia de unos 4.000 trabajadores, se dio cuenta de la creación del nuevo sindicato, del que se desconocen características. Su objetivo es, según se manifestó, adelantarse a la división que promoverá la reforma sindical, auspiciada por la patronal. Parece que el Partido del Trabajo ha sido el principal responsable de esta operación, a la que se habrían opuesto las Comisiones Obreras.

La huelga que ahora ha terminado, comenzó el 22 de junio, en una obra de la empresa Rodolfo Lama, y fue protagonizada por poco más de un centenar de obreros. Se sucedieron los paros intermitentes, extendidos a la mayor parte de las empresas de la provincia, en las que los trabajadores llegaron a la conclusión de que era indispensable mantener negociaciones en bloque y no por tajos. La primera plataforma reivindicativa, que incluía mejoras en materia de seguridad e higiene en el trabajo y 6.000 pesetas de aumento lineal, se redujo a 5.000 pesetas por parte de los obreros, cuando eran ya 17.000 los huelguistas y la Organización Sindical había perdido el control del conflicto, que estuvo en todo momento en manos de diez delegados de los trabajadores en paro, elegidos en la base.

Finalmente, los empresarios que habían rechazado a la comisión de los diez y denunciado incluso motivaciones políticas en la huelga, aceptaron un aumento lineal de 4.800 pesetas, no absorbibles, así como negociar las restantes mejoras en el marco de la Organización Sindical.

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