Tribuna:

El ocio del hombre sano

El ser humano, cuando está sano tiene capacidad de trabajar, necesidad de trabajar. De ahí que un trabajo realizado en malas condiciones higiénicas, con relaciones humanas deterioradas o con excesiva dependencia de otros, le enferme.Hay tan pocos seres humanos sanos mentalmente que a la mayoría esto puede parecerles idealismo, metafísica o algo así, A fuerza de presentarnos como modelos sociales las conductas de psicópatas, neuróticos o de psicóticos, ampliamente explicados incluso en la literatura o el cine de testimonio, resulta inhabitual la comprensión de lo que es un ser humano sano.
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El ser humano, cuando está sano tiene capacidad de trabajar, necesidad de trabajar. De ahí que un trabajo realizado en malas condiciones higiénicas, con relaciones humanas deterioradas o con excesiva dependencia de otros, le enferme.Hay tan pocos seres humanos sanos mentalmente que a la mayoría esto puede parecerles idealismo, metafísica o algo así, A fuerza de presentarnos como modelos sociales las conductas de psicópatas, neuróticos o de psicóticos, ampliamente explicados incluso en la literatura o el cine de testimonio, resulta inhabitual la comprensión de lo que es un ser humano sano.

Otra característica de este ser humano sano es su capacidad de estar con los demás, sin envidiar, sin agresividad, buscando la manera de sentir, de dar amor y recibirlo. Posee además, la capacidad de estar a solas, relajado, tranquilo, sin sentirse llenode autorreproches ni deprimirse o sentirse perseguido o persiguiendo a.los demás con la imaginación. Se siente, lleno de los demás a los que quiere en su ausencia. Sentirá fidelidad, respeto y responsabilidad para con los otros, los amigos, la familia, los compañeros, los conciudadanos.

Las vacaciones para esta persona normal, son una ocasión, de cultivar su área corporal, dándole al cuerpo lo que necesita, puesto que siente que lo tiene, que no es un cuerpo invulnerable a los tóxicos ni a las enfermedades, que tiene un sólo cuerpo al que ha de cuidar mediante sueño, reposo, ejercicio y alimentación adecuada.

Las vacaciones serán también una ocasión de cultivar el área de la mente, leyendo lo que hombres sabios, honestos o geniales escriben y escribieron para nosotros; oyendo su música o escuchando lo que los vivos todavía pueded decirnos. Rellenarán los vacíos que el trabajo alienante casi siempre nos obliga a posponer para el verano.

Cuando esté solo, se sentirá tan relajado como cuando esté con lo demás, sin temer apenas nada de ellos, ni temer causar daño a nadie sintiéndose confiado en presencia de los demás, distinguiendo un enemigo real de uno imaginario.

Estas van a ser las vacaciones de un porcentaje mínimo de la población. El hombre sano mentalmente se siente culpable del daño que pueda causar a los demás con su desechos si los tira en medio del campo o de la ciudad, con su televisión si la pone demasiado alta con su moto si va demasiado deprisa o ruidosamente, con su trabajo si no lo hace bien, pues repercutirá invariablemente en contra de alguien. Sentirá que él puede dañar las cosas, la naturaleza o los sentimientos de las personas.

Pero también sentirá cómo él se va de Madrid o de su ciudad porque unos pocos se la han hecho irrespirable, inhabitable, imposible de ser vivida a diario durante todo el año. Sentirá su ciudad hecha por unos pocos en provecho de esos pocos. Sentirá que lo echan de ella, puesto que si estuviese equipada adecuadamente para cultivar esas tres áreas -cuerpo, mente, y área social- no se irían de ella de vacaciones.

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