"El anticlericalismo fue una enfermedad infantil del socialismo"

«El porvenir de Francia será lo que, hoy, hagamos juntos los comunistas y los cristianos. Por nuestra parte, queremos que ese porvenir, sea un porvenir común», declaró anoche el señor Marchais, secretario general del Partido Comunista Francés en el Palacio de los Deportes de Lyon, abarrotado por un público entre el que, sin duda, había católicos, seglares o religiosos, pero cuyo porcentaje ha sido imposible establecer. Fue una de las frases espectaculares del discurso con el que los comunistas han lanzado un «llamamiento histórico» a los cristianos.La jerarquía eclesiástica, los católicos,...

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«El porvenir de Francia será lo que, hoy, hagamos juntos los comunistas y los cristianos. Por nuestra parte, queremos que ese porvenir, sea un porvenir común», declaró anoche el señor Marchais, secretario general del Partido Comunista Francés en el Palacio de los Deportes de Lyon, abarrotado por un público entre el que, sin duda, había católicos, seglares o religiosos, pero cuyo porcentaje ha sido imposible establecer. Fue una de las frases espectaculares del discurso con el que los comunistas han lanzado un «llamamiento histórico» a los cristianos.La jerarquía eclesiástica, los católicos, los protestantes y la opinión pública han prestado gran atención a los preparativos excepcionales puestos en práctica por el PCF para el «acontecimiento». Y a partir de hoy mismo, sin duda cada cual se manifestará sobre un texto que pretende cambiar radicalmente el comportamiento tradicional de incompatibilidad absoluta entre el mundo de la fe y el mundo del materialismo histórico.

«El anticlericalismo fue una enfermedad infantil del socialismo», reconoció Marchais, para exponer más ampliamente: «Nosotros no podemos considerar la religión como una obra de impostores, ni reducirla a un credo pueril. Nosotros no consideramos la fe de los cristianos como «intrínsecamente perversa» y enemiga nata del movimiento obrero. La religión, para nosotros, es un reflejo complejo, en la conciencia de los hombres, de un mundo que les oprime y que pide otro mundo más feliz». Como decía Marx, recordó Marchais, «la religión es el suspiro de la criatura oprimida, el alma de un mundo sin corazón».

El señor Marchais siguió asegurando al mundo cristiano: «La Iglesia católica, como las otras iglesias y comunidades de fieles, en la Francia por la que nosotros lucharnos, gozarán de las libertades necesarias para sus actividades. Y también podrán disponer de sus bienes, de órganos de expresión y de edición, así como de los medios para formar los ministros del culto». Todo será diferente., subrayó el líder comunista, de lo que ocurre hoy en Francia, en donde el poder político «invita» al silencio a la Iglesia, cuando le conviene. «Y todo será diferente, de verdad, de lo que ocurre en otros países socialistas», aunque observó las circunstancias específicas de los países del Este, «cuando las iglesias estaban estrechamente ligadas a los regímenes antiguos y, a veces, participaban directamente en las luchas contra los trabajadores».

Georges Marchais reaccionó con severidad ante las interpretaciones hechas los últimos días, de esta «mano tendida» a los cristianos. La opinión de derechas ha querido ver una maniobra electoral, «para quitarle votos a los socialistas», o para aumentar, con católicos, el medio millón de miembros con que cuenta el Partido, en la actualidad. «Esto es escandaloso e innoble», respondió el secretario general de los comunistas. El mitin de Lyon, con su llamamiento a los cristianos de Francia, «no es una táctica momentánea, no es abundar en la confusión ideológica».

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