Y tras la tormenta, el capitán Ferrer recupera la felicidad: “He vuelto a sentir la adrenalina”
Pese a la derrota contra Italia en la final, el técnico asegura que ha disfrutado tras las experiencias fallidas y una doble gestión muy delicada: Alcaraz y Davidovich
Difícil procesar toda derrota para un deportista de élite, de modo que a los cuatro componentes del equipo español y a su capitán, David Ferrer, se les adivinaba una extraña mezcolanza interior: bien, efectivamente, se le compitió a la anfitriona de tú a tú. Pero “agridulce”. Nada que reprocharse, faltaría más, estuvieron ...
Difícil procesar toda derrota para un deportista de élite, de modo que a los cuatro componentes del equipo español y a su capitán, David Ferrer, se les adivinaba una extraña mezcolanza interior: bien, efectivamente, se le compitió a la anfitriona de tú a tú. Pero “agridulce”. Nada que reprocharse, faltaría más, estuvieron ahí hasta el final. Pero llegados hasta aquí... Matices (“detalles”) y el ejercer absoluto de la hegemónica Italia, que hasta 2023 había logrado un solo título de la Copa Davis, en 1976, y en un abrir y cerrar de ojos colecciona ya cuatro, por encima de Alemania, Chequia o Rusia. Son tres sucesivos, algo que no se conseguía desde que Estados Unidos, la más laureada de la competición (32), encadenase hasta cinco en el intervalo de 1968 a 1972.
“No era fácil jugar en su casa, pero estoy muy orgulloso”, comentaba David Ferrer después de un desenlace apretado, pero hasta cierto punto lógico. Contra la selección del momento, en Bolonia y ante su gente. Bajo techo. ¿Excusas? Ninguna. Tan solo agradecimiento. “Ha estado muy ajustado, pero en los momentos importantes, ellos [los italianos] han sabido competir muy bien”, continuaba el técnico, quien lejos de sentir desconsuelo, percibe un descubrimiento en lo vivido. “No lo veo como un drama, sino como algo buenísimo. Ganar la copa no les va a cambiar la vida [a los jugadores], pero van a tener para siempre este recuerdo, todo lo que han experimentado”, ampliaba el alicantino. Pese a todo, otra vez feliz. Atrás quedan los días de zozobra.
Desde que tomase las riendas del equipo, Ferrer ha tenido que lidiar con las vicisitudes propias de la capitanía, pronunciadas por un desapego creciente hacia la competición a raíz de cómo está montado todo. Los tenistas velan cada vez más por sus trayectorias individuales, así que si un año no podía contar con Carlos Alcaraz, al siguiente se encontraba con una patata caliente entre las manos por la despedida de Rafael Nadal, si no la última circunstancia: un dos en uno. El murciano saltó repentinamente de la lista por una dolencia muscular, a solo dos días del estreno, y un mes antes el tenista español con mejor ranking, Alejandro Davidovich, se expresaba dolido en el diario Marca.
“Ha sido una decisión de Ferrer y la respeto”. “Antes de que me llamase ya le había dicho que contase conmigo, porque para mí siempre será un orgullo representar a España. Fue su decisión y la acepté”. “Estoy en mi mejor ranking, el número 18 del mundo y soy el número dos español, así que considero creo que merecía estar entre los cuatro mejores jugadores de mi país, con todo el respeto hacia mis compañeros”. “Ahora, mi objetivo es centrarme en lo que queda de la temporada y prepararme para llegar al máximo nivel el próximo año”, prorrogaba el andaluz, quien al apuntar directamente a 2026 se descartaba como quinto hombre, sabiendo que al preparador le quedaba una última baza por elegir porque hizo una primera lista de cuatro.
Coherencia
Dos semanas después, Ferrer, de 43 años, quiso precisar el porqué de la ausencia de Davidovich. “Me comenta que si no entra en la primera lista, que no cuente con él. Él se descarta para estar en Bolonia”, afirmó tajante en El Partidazo de Cope, recalcando que el asunto no respondía a “cuestiones deportivas” porque no iba a tirarse “piedras” contra su propio tejado. El caso es que desde el exterior se criticó a uno y otro, pero coincidiendo con la baja de Alcaraz, la diana se concentró en el entrenador, molesto porque se le señalara. “Siguiente pregunta, no quiero hablar de ello. Ya lo expliqué…”, contestó en la rueda de prensa que precedió a la serie de cuartos, contra la República Checa.
Desde algunos foros se deslizó que el tema obedecía a una cuestión personal, un presunto desencuentro entre ambos, pero al fin y al cabo Ferrer maniobró en consecuencia. En coherencia consigo mismo. Davidovich, con un bagaje de cinco derrotas y una sola victoria en la Copa Davis, había renunciado a participar antes en las series clasificatorias de febrero (Suiza) y septiembre (Dinamarca), de modo que el capitán quería premiar a quienes habían colaborado en Biel y Marbella, reservándose una última elección. Esgrimía Ferrer en un acto organizado en el Consejo Superior de Deportes (CSD) que, teniendo en cuenta el estado de los jugadores a estas alturas de la temporada, posibles percances y estados de forma, lo mejor era curarse en salud.
La lesión de Alcaraz, sin embargo, trastocó el plan y España, como ya sucediera dos meses atrás en Puente Romano, se quedó con cuatro jugadores; es decir, con un margen estratégico menor. “Al no tener al número uno aquí, lógicamente te resientes. Pero lo aceptamos. Ya hemos estado en esas”, dijo Ferrer, contrariado pero a la vez convencido de que los mismos hombres que habían remado y llevado la nave hasta la fase final, podían ofrecer otra vez un rendimiento óptimo, a la altura, como así ha sido. “Saben competir”, anteponía. “Y son muy buenos...”, añadía después de ceder contra Italia en un pulso parejo, a pesar del 2-0 final y, por tanto, sin la posibilidad de que se resolviera en el dobles.
El caso es que después de las dudas y la marejada, Ferrer por fin ha disfrutado realmente de la experiencia como seleccionador. “Ha sido un gran año, me lo he pasado muy bien. He disfrutado toda la semana con Jaume, Pablo, Marcel y Pedro. He disfrutado viendo la forma en la que se alimentaban y querían más, eso es una maravilla para un capitán. Hemos perdido la final, pero es muy bueno que hayan estado tan cerca de ganar la séptima Copa Davis. Esto sumará de cara al año que viene”, pronunció, antes de resolver: “Aquí he vuelto a sentir cosas que, desde que dejé de ser profesional [2019], nunca había sentido. Este año me han hecho sentir esa sensación, adrenalina, y se lo he agradecido. Ellos a descansar y yo también, haré un poco de bici y de todo…”.
EN SEPTIEMBRE, SERBIA O CHILE
La Federación Internacional de Tenis (ITF) efectuó este domingo el sorteo de la fase clasificatoria para la próxima edición. España, por tanto, ya sabe quiénes podían ser sus rivales en la segunda ronda de septiembre —queda exenta de la primera por haber alcanzado la final en 2025—. Será la vencedora del Chile-Serbia.
Al igual que este año, se disputarán dos rondas con eliminatorias directas con factor campo. Las de la primera se disputarán los días 6 y 7 o 7 y 8 de febrero, y las de la segunda los días 18 y 19 o 19 y 20 de septiembre. Según precisa el reglamento de la ITF, los equipos locales podrán elegir las fechas.
En el caso de que progresase el equipo serbio, España podría cruzarse con Novak Djokovic. El resto de las series serán las siguientes: Alemania-Perú y Croacia-Dinamarca; Ecuador-Australia y Noruega-Gran Bretaña; Bulgaria-Bélgica y Japón-Austria; India-Holanda y Corea-Argentina; Hungría-Estados Unidos y Chequia-Suecia; Francia-Eslovaquia y Canadá-Brasil.