La creciente Badosa se apodera de los cuartos
La española levanta un 5-2 adverso en la segunda manga ante Danilovic (6-1 y 7-6(2), en 1h 21m) y se medirá el martes con la estadounidense Coco Gauff, tres del mundo
Melbourne supone todo un máster para el tenista, del viento al agua y del otoño al verano desértico en un abrir y cerrar de ojos. Y este domingo hace calor, mucho calor, alrededor de 35 grados secos (24% de humedad) que dificultan sobremanera la tarea de pelotear porque la pelota sale como un tiro y atropella y controlarla es todo un desafío. Sin embargo, ahí está sonriente y rotando sobre sí misma Paula Badosa, de celebración, clasificada por primera vez para los cuartos de final del Open de Australia y por tercera en un gran escenario, después de las experiencias en Roland Garros (2021) y el US Open (2024); es decir, está la española exactamente donde pretendía, en la franja caliente del torneo y ante la hora de la verdad. El momentum, que se dice en el argot. El 6-1 y 7-6(2), en 1h 21m, le guían hacia la prueba del algodón. ¿Preparada para el salto?
“Debo tomármelo como un día más, como si fuera una primera o segunda ronda y no obsesionarme con ganar”, repite estos días. “Y hoy he jugado punto a punto”, aprecia después de completar un estupendo ejercicio contra Olga Danilovic, un verdadero dolor de muelas en el segundo set, aferrada al pulso con uñas y dientes. Sin embargo, esta Badosa va cogiendo el punto bueno de cocción, la temperatura necesaria para no perder el temple ni desviarse innecesariamente, y así afrontar situaciones espinosas como la propuesta hoy por la serbia (23 años y 55ª del mundo) para levantar un 5-2 adverso y plantarse por primera vez en su carrera en la Rod Laver Arena, territorio aún inexplorado por ella. Quiere salir la leona que lleva dentro, pero de momento la mantiene felizmente en la jaula.
“Honestamente, no me reconocía a mí misma, porque me he visto muy tranquila. Normalmente soy mucho más emocional, con subidas y bajadas, pero después de ver los vídeos del otro día [dirigiéndose con nerviosismo a su técnico, Pol Toledo], he pensado que debía comportarme un poquito y mantener la calma…”, bromea sobre la pista, donde ha aplicado eso en lo que tanto inciden ella y su entrenador: plan A definido, sí, pero se hace imprescindible un B o un C para escapar de las llamas. Y así sucede, porque Danilovic, zurda la balcánica con todo lo que ello conlleva, un extra de complejidad, se revuelve y responde con agresividad y orden, nada sencillo lo de amansarla. Sin embargo, ahí están la reacción y el golpe firme sobre la mesa, ¡pam-pam!, que sitúa de nuevo a Badosa en el espacio del privilegio.
Es la sexta española que desembarca en los cuartos del torneo. Lo consiguieron previamente Arantxa Sánchez Vicario (siete veces), Conchita Martínez (cinco), Virginia Ruano, Carla Suárez (tres) y Garbiñe Muguruza (dos). Al alza, le toca el turno a ella, situada ante una doble prueba: estrenarse en la central, sin olvidar lo que sucedió en septiembre en el US Open ante Emma Navarro, nervios y más nervios en esa matinal neoyorquina, y frente a la estadounidense Coco Gauff, la tercera del mundo. Equilibradas en los precedentes, tres a tres, el encuentro le brinda también una doble lectura: difícil, sí, pero necesario para seguir construyendo y evaluar si de verdad está preparada para los retos mayores, eso que repite y con lo que tantísimo sueña: “competir contra las más fuertes”. Bendito compromiso.
Independientemente de lo que ocurra el martes en la central, parece ir en la dirección correcta. ¿Ha dado por fin con la llave, más allá de victorias y derrotas? El hoy, el ahora, el presente. ¿Ha calado en ese interior travieso el mensaje? “No me gusta decir esto, pero soy una guerrera. He pasado por muchas cosas en mi vida, no solo las lesiones, así que es increíble entrar en una pista y recibir el apoyo de la gente. Ahora empiezo a disfrutar del tenis y del día a día, de lo que es una carrera”, afirma. Virtualmente ya entre las diez mejores, aunque el premio todavía esté a expensas de lo que pueda suceder de aquí en adelante en el torneo, Badosa sigue sumando y acercándose hacia donde quiere.
“Hoy por lo menos no había viento, pero es verdad que aquí el manejo del tiempo es complicado. Pero, al final, si quieres ser de los mejores del mundo tienes que saber aceptar y adaptarte”, analiza en la sala de conferencias. “Nunca he dudado de que tenga talento, pero, sobre todo, me gusta ganar cuando la batalla es mental”, prorroga. A lo que EL PAÍS le plantea: ¿Prevalecerá en el choque con Gauff el factor técnico o lo psicológico? “Soy una de las que más partidos ha ganado, así que la confianza está ahí. Y si no podemos, seguiremos intentándolo. Ella me conoce mucho y yo mucho a ella, así que vamos a sorprendernos poco. Creo que va a ser fundamentalmente mental, y en esto Coco [20 años] es una de las mejores del mundo porque es una gran competidora. Las dos somos agresivas, ella se mueve muy bien. La respeto mucho. En ese sentido, la batalla será dura, pero estaré lista. A ver cómo lo gestionamos las dos…”.
DAVIDOVICH PAGA EL KILOMETRAJE
De caderas va también el día, porque al infortunio de Draper ante Alcaraz le precedió el de Alejandro Davidovich durante el encuentro con Tommy Paul, resuelto a favor del estadounidense por un triple 6-1, en 1h 27m. El español, de 25 años y 68º del mundo, sufrió un percance en el costado derecho en el transcurso del primer set que le condicionó por completo.
Dolorido y atendido, el malagueño (68º) optó por continuar, pero ya sin opciones. El esfuerzo físico efectuado para remontar los partidos contra Felix Auger-Aliassime y Jakub Mensik terminó pasándole factura y el norteamericano avanzó a la siguiente ronda, en la que se medirá con el alemán Alexander Zverev (6-1, 2-6, 6-3 y 6-2 a Ugo Humbert).