Alcaraz admite otro año de empacho: “Estoy mentalmente cansado”

Pese a haber administrado mejor sus energías, el murciano, entre fármacos los últimos días, acusa en la recta final el desgaste emocional de un curso muy intenso

Alcaraz, durante una pausa en el partido frente a Ruud en Turín.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)

“Carlos está pachucho”, se oye a media mañana. “Está enfermo, lleva unos días tocado”, desliza una persona después, a media tarde, cuando el murciano ya ha caído frente a Casper Ruud (6-1 y 7-5, en 1h 25m) y está a punto de llegar a la sala de conferencias. Se retrasa más de veinte minutos, demora muy poco habitual, y sin querer entrar demasiado en el asunto y poniendo en valor el partido completado por el noruego, termina comentando que unos días ante...

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“Carlos está pachucho”, se oye a media mañana. “Está enfermo, lleva unos días tocado”, desliza una persona después, a media tarde, cuando el murciano ya ha caído frente a Casper Ruud (6-1 y 7-5, en 1h 25m) y está a punto de llegar a la sala de conferencias. Se retrasa más de veinte minutos, demora muy poco habitual, y sin querer entrar demasiado en el asunto y poniendo en valor el partido completado por el noruego, termina comentando que unos días antes de aterrizar en Italia se pilló un resfriado que aún arrastra y ha perjudicado su puesta de largo en este Masters que empieza otra vez a contrapié para él.

“Aunque no quiero usarlo como excusa, esta mañana me sentía mal, la verdad. Estaba incómodo con el estómago”, precisa el joven, que durante los últimos días ha tenido que recurrir a los pañuelos, los expectorantes y los antibióticos para combatir el malestar y los estornudos. “En los entrenamientos no me sentí mal, lo estaba haciendo bien, encontrándome mejor; dentro de que estaba malo, podía competir, jugar intercambios largos, y tenía la esperanza de que con el paso de los días iba a ir a mejor. Pero esta mañana, no sé si por los nervios o por lo que sea, estaba mal…”, incide en la sala de conferencias.

Envuelto en una sudadera negra, el tono nasal de su discurso refuerza la resignación que desprenden sus palabras. “Pensaba que podía competir, pero lo de la barriga me ha dificultado la recuperación después de los puntos largos, al no poder respirar y ahogarme. Aunque no le quiero quitar valor al trabajo que ha hecho Casper. Tengo que aprender que no siempre me voy a sentir bien, en todos los partidos que juegue durante el año”, continúa, sabiendo que el traspié pilla a todo el mundo por sorpresa. El ortodoxo nórdico, de 25 años, cuatro mayor que él, únicamente había ganado dos de los diez últimos partidos que había disputado y se había inclinado las cuatro veces que ambos se habían enfrentado hasta ahora.

Sin embargo, contratiempos al margen, los mensajes emitidos en las últimas fechas por Alcaraz entran en contradicción con este último que desliza, al reconocer que por más que haya querido dosificar energías y por mucho que durante este otoño se haya sentido más fresco, mejor que los años previos, se encuentra otra vez empachado, pero no tanto en lo físico como desde el punto de vista mental. De nuevo, mucha tralla y de viaje en viaje, de Nueva York a Valencia y de ahí a Berlín, Pekín, Shanghái y Bercy, con las estancias tradicionales en Murcia y también una escapada a Imola. A ello se le añade la exigencia del formato a cubierto, que requiere de “tiempo y experiencia”, según transmite el de El Palmar, campeón en este 2024 de Indian Wells, Roland Garros, Wimbledon y Pekín. Enorme el éxito, a la par el desgaste.

Alcaraz devuelve de revés contra Ruud.ALESSANDRO DI MARCO (EFE)

“Me atrevo a decir que todos los jugadores llegan cansados a esta parte del año; el que diga que no, yo creo que miente”, dice en inglés. “A todos nos pasa, solo que algunos lo llevan mejor. Estoy cansado mentalmente. Obviamente, son muchos partidos [64 por ahora y tres más en exhibiciones, por los 77 del curso pasado], un calendario muy apretado, un año muy exigente, sin demasiados días de descanso, sin demasiados períodos para poder entrenar en casa... Terminas una semana o una gira, y solo tienes dos o tres días libres y luego tienes que ir a otros torneos a otra parte del mundo. Desde principios de año vas acumulando horas, días, así que llegas a esta parte del año cansado. Como he dicho muchas veces, creo que este año estoy mucho mejor que el año pasado, pero tengo que encontrar la manera de rendir y hacer un buen tenis estando cansado mentalmente”, agrega.

Ahora, solo piensa en el día a día y tras la derrota, ve más bien lejana la posibilidad de acceder a las semifinales del torneo, si bien no descarta nada. “Si me baso en las sensaciones que he tenido hoy, es muy complicado, pero al final, lo bueno que tiene el tenis es que puedes tener unas sensaciones muy malas un día y al día siguiente tener otras totalmente diferentes; ir al partido y jugar uno de los mejores del año, quién sabe”, apunta. “Yo solo puedo decir que ha habido muchos jugadores que han perdido el primer partido y lo han acabado ganando. Yo mismo, el año pasado, no tuve buenas sensaciones el primer día y acabé llegando a las semifinales en un grupo duro. Quiero ir día a día a intentarlo y ojalá pueda ir encontrándome mejor. Veremos a ver”, concluye Alcaraz. Más fresco, sí, pero también mareado.

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