Jannik Sinner, como si no hubiera pasado nada
El número uno, abstraído, se impone a Medvedev (6-2, 1-6, 6-1 y 6-4) y cierra el círculo de las semifinales: ya ha pisado las cuatro de los grandes escenarios
En la noche de Nueva York, suenan violentamente los cordajes de Daniil Medvedev y Jannik Sinner, este último finalmente vencedor y, en consecuencia, principal candidato a levantar este US Open que empezó de la peor manera para él pero que ahora, con el transcurrir de los días y las rondas, ha cambiado radicalmente. En medio de esa extraña atmósfera que lo rodea, ruidosa pero no hostil, el italiano ha ido abriéndose paso —6-2, 1-6, 6-1 y 6-4 en este último episodio— y desembarca a velocidad de crucero en las semifinales, habiendo sorteado dos duros escollos, los de Tommy Paul y el ruso, y transmitiendo la sensación de que anímicamente está preparado. Se pronuncian Federer, Nadal y el entorno profesional, apuntando de manera mayoritaria al sistema y a la metodología de la lucha antidopaje, mientras él sacude, compite y gana. Dos pasos, le quedan.
“Ha sido duro, nos conocemos bien; ya jugamos [esta temporada] en Australia [final] y Londres [cuartos]. Sabía que iba a ser muy físico, pero con el primer break empecé a fluir”, señala el vencedor, tenista imperturbable como pocos. Un reloj. Nadie diría que pocos días antes de emprender la aventura neoyorquina se hubiera anunciado el doble positivo por clostebol, que se hubiera producido revuelo alguno; llegó, se explicó, lamentó —”sé que no he hecho nada mal”— y ahora se desempeña bajo esa aparente tranquilidad de siempre, con esa combinación de pólvora y silencio que le convierte en el tenista más regular del año, el que más victorias ha registrado en los grandes escenarios —21, por las 19 de Carlos Alcaraz— y oficialmente, como un competidor de máxima envergadura: a sus 23 años, es el primer jugador nacido en este siglo que accede a la penúltima ronda de los cuatro majors.
No ha sido su mejor partido, este último con Medvedev, pero más que suficiente lo propuesto. Demasiado errático, el desacierto del ruso le ha favorecido: más de la mitad de los puntos proceden de los errores del rival (57). En todo caso, Sinner irrumpirá en el capítulo del viernes como favorito frente al inglés Jack Draper, debutante en unas semifinales y convertido en la gran esperanza británica. A un lado ya el histórico Andy Murray, él (Sutton, zurdo, 22 años y 25º del mundo) representa la señal más prometedora y desfila firme por Flushing Meadows, donde no ha cedido un solo set. Viejos amigos los dos. “Probablemente, cuando éramos júniors Jannik no era uno de los mejores; recuerdo haber jugado un partido de dobles y decíamos: ‘tírasela a él’. Y ahora, su tenis es obviamente increíble”, apunta Draper.
Sin resultados reseñables hasta ahora en los grandes, más allá de los octavos firmados hace un año en este mismo torneo, fulminó al verdugo de Alcaraz —el neerlandés Botic van de Zandschulp—, no se trastabilló ante adversarios de perfil intermedio —los Zhang, Díaz Acosta o Machac— y rinde en última instancia a De Miñaur, al que siguen sin salirle los colmillos. Ahora encara al número uno, que iguala a Nadal, Djokovic y el croata Marin Cilic como los únicos tenistas en activo que han alcanzado las semifinales de los cuatro Grand Slams. Caprichos del destino, parece que la última página del guion de este US Open conduce hoy por hoy hacia él, sobre la cresta de la ola esta temporada: títulos en Australia, Róterdam, Miami, Halle y Cincinnati. Quién sabe si otro más, segundo major, el domingo en Nueva York.
Ascendió a lo más alto del circuito en junio y, a partir de ahí, tenis control, las cuentas suficientes para conservar el trono. “Elige el tiro adecuado en el momento oportuno muchas veces”, simplifica Medvedev. “Tengo a mi equipo y a mi gente cerca de mí, estoy con la gente que me conoce y que me cree. La situación fue dura al principio, pero día tras día ha ido a mejor”, indica él, dentro de su burbuja mental, el único de los cuatro semifinalistas que se ha coronado en un grande. Entonado y creciente, impasible sobre la pista, a Sinner se le va poniendo cara de campeón.
PEGULA PROLONGA LA FIESTA LOCAL
El tenis estadounidense contaba ya con una triple baza en las semifinales, con la presencia de Taylor Fritz y Frances Tiafoe en el cuadro masculino y la de Emma Navarro en el femenino. Se suma también la de Jessica Pegula, superior a la número uno, la polaca Iga Swiatek (6-1 y 6-4).
“Tiene una bola bastante complicada, porque es bastante baja [1,70] y le pega muy plano”, le retrata la de Varsovia, campeona hace dos años y que no encontró remedio frente a una rival que ahora sí, al séptimo intento, terminó rompiendo la barrera de los cuartos.
Pegula, de 30 años, registra su mejor resultado en un Grand Slam y su país lo celebra: por primera vez desde 2003, también US Open, el tenis estadounidense cuenta con cuatro semifinalistas; entonces fueron Andy Roddick, Andre Agassi, Jennifer Capriati y Lindsay Davenport.
La próxima madrugada se disputarán los cruces femeninos: Sabalenka-Navarro (1.00, Movistar+) y Pegula-Muchova (hacia las 3.00). El viernes, los masculinos: Sinner-Draper y Fritz-Tiafoe.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.