Nadal, antes de su regreso en el Godó: “Me canso de ir contando mis penurias”
El manacorí, que solo ha jugado tres partidos este año, dice que estar en Barcelona “es un regalo” y que afronta la semana como un “último” paso por el torneo
Rafa Nadal vuelve al Godó, y regresa para jugar. Quizás, por última vez. Quizás, también, un retorno cargado de motivos personales, y no tanto tenísticos. Repitió en multitud de ocasiones durante la rueda de prensa ofrecida este lunes —previa a su estreno en el torneo— que la “vida” le ha “marcado” este camino. Quizás, con cierta resignación, consciente de que las lesiones y su estado físico le ha mermado durante los últimos años, evitándo...
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Rafa Nadal vuelve al Godó, y regresa para jugar. Quizás, por última vez. Quizás, también, un retorno cargado de motivos personales, y no tanto tenísticos. Repitió en multitud de ocasiones durante la rueda de prensa ofrecida este lunes —previa a su estreno en el torneo— que la “vida” le ha “marcado” este camino. Quizás, con cierta resignación, consciente de que las lesiones y su estado físico le ha mermado durante los últimos años, evitándole participar en grandes torneos, jugar, disfrutar de su “vida laboral” y rendir al nivel que desearía. Habló más del pasado, de las experiencias y alegrías que vivió en el Godó, que del presente, con la nostalgia desfilando entre sus palabras. Pudo parecer conformismo o derrota, pero fue la aceptación (a medias) de una repetida situación.
“Han sido dos años difíciles. […] Pero más que estar lamentándome es un regalo personal estar en Barcelona. Me lo tomo como mi último año, y quiero intentar disfrutar cada momento. Todo coge un significado más especial”, confesó el vencedor de 22 grandes, de 37 años —38 el 3 de junio— y que este martes debutará en el torneo “de casa” con “ilusión y alegría” contra el italiano Flavio Cobolli, el número 63 del mundo. Pero esa felicidad reivindicada no traspasó más allá de los micrófonos de la pequeña sala de prensa, abarrotada de medios que esperaban ansiosos las declaraciones de Nadal.
Por lo que las preguntas sobre su situación física no tardaron en llegar. Y es que este curso ha jugado tan solo tres partidos, y ha renunciado a cuatro competiciones, la última el Masters 1000 de Montecarlo por molestias abdominales que le impidieron (y aún condicionan) sacar con fluidez. “Sabemos todos los problemas que he ido teniendo, para qué hablar más de ello. Me canso de ir contando mis penurias”, respondió, con un tono más ácido, Nadal. Pero no por ello quiere que su participación, que suena a despedida de Barcelona, resuene como una exhibición: “Voy a disfrutarlo de la manera que pueda, pero no sin ello renunciar a ser competitivo”. Aunque no con la esperanza de llegar a levantar el trofeo. “No estoy en disposición de pensar en semifinales”, aseguró el manacorí.
Tampoco estuvo especialmente sonriente, como sí se mostró en el sorteo del cuadro de enfrentamiento del pasado sábado, más distendido y donde solo respondió una pregunta de la organización. Su participación aún estaba en duda. Y su risa, en rueda de prensa, solo salió a pasear cuando se mostró irónico ante las recaídas: “¿Miedo? ¿Qué más me puede pasar? Nada que no haya ocurrido este año y medio. Seguiremos adelante hasta que yo tenga la sensación de que no vale la pena. No me pongo una fecha límite. La vida te va marcando tu camino”.
Y en su trayecto, el Godó en el Real Club de Tenis de Barcelona, su club desde los 11 años. “Todas han sido especiales, importantes para mí. Por suerte ha habido muchas que me han dejado grandes recuerdos en este torneo”, aseguró un añorante Nadal. Para poder llegar, ha entrenado desde el miércoles, acompañado de su habitual equipo técnico. El último la mañana del lunes, durante una hora y media, con Hugo Dellien como sparring. “La semana de entrenamientos ha sido positiva. Mis sensaciones corporales están mejor que las que he tenido en Mallorca. Me siento listo para competir. He sacado muy pocos estos meses”, explicó, pero mostrando que su decisión —aunque a “último momento”—, es clara: “Voy a estar en pista mañana”.
Aunque todo envuelto en la incertidumbre, a la que hizo mención, y que hace años que le acompaña. Su participación en el Godó es más un reto personal, una aceptación a medias de que puede regresar. O no. Pero esta vez, con más contundencia que otras veces aseveró su posible final, aquel al que hizo referencia en su último partido sobre tierra batida. “No sé qué pasará en el futuro, pero voy a seguir intentándolo”, aseguró el 5 de junio de 2022 tras ganar su último Grand Slam contra Casper Ruud, el Roland Garros. Todo se torció a partir de entonces. “Hay muchos días que han sido malos a nivel físico, y mentalmente a uno le acaba afectando. Pero los días buenos me siguen compensando”, confesó Nadal. Sin querer lamentarse, Rafa ya se lamentaba.
ALCARAZ, CON UNAS MOLESTIAS “BASTANTE GRANDES”
Sonrió al inicio, y al final. Cuatro minutos le bastaron para explicar su situación actual. Las pruebas, positivas. Las sensaciones, lejos de las esperadas. “No voy a jugar en Barcelona, pero he querido venir y explicarlo con mis propias palabras”, inició su discurso Carlos Alcaraz tras anunciar este domingo que no disputaría el torneo.
Todo empezó en Montecarlo, cuando una hora después de iniciar el primer entreno notó unas molestias “bastante grandes” en el antebrazo que le impidieron jugar. “Me hice una prueba el sábado por la mañana que dio unas imágenes bastante positivas. Pero el domingo, que era la prueba de fuego y el primer día que golpeaba con la derecha, no fue como esperábamos”, continuó el joven tenista murciano.
La decisión, aseguró, fue difícil. Pero en el horizonte está el Mutua Madrid Open, a partir del día 24. “Mi objetivo es intentar ir, pero no lo tengo nada claro. Vamos a poner todo lo que esté en nuestras manos”, sentenció Alcaraz.
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