¡Cómo costó ser el más grande!

Maradona seguirá siendo mejor, pero los números dicen que Messi ya tiene su lugar

Messi saluda a su familia en la grada tras la final Argentina-Francia, este domingo.MOLLY DARLINGTON (REUTERS)

Por alguna razón, quizá para probarlo un poco más, el Dios del fútbol no quiso que Lionel la tuviera tan fácil. Cuando parecía que Argentina había controlado por completo el juego y Francia estaba liquidada, a poco más de 10 minutos del silbato final, la “maldición” de Leo llegó al Lusail y entró por la misma cabecera de los goles en ...

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Por alguna razón, quizá para probarlo un poco más, el Dios del fútbol no quiso que Lionel la tuviera tan fácil. Cuando parecía que Argentina había controlado por completo el juego y Francia estaba liquidada, a poco más de 10 minutos del silbato final, la “maldición” de Leo llegó al Lusail y entró por la misma cabecera de los goles en la primera mitad. Pero solo lo hizo sufrir un poco, pues justamente Lionel, quien ya arrastraba los pies por el cansancio de siete partidos intensos en 30 días, estuvo en el sitio exacto, en el momento oportuno, para mandar al fondo de las redes un rechace de Lloris al arranque del segundo tiempo extra.

Y no, no, aún no era suficiente, había que meterle aún más carga al desenlace y de nuevo Mbappé volvería a igualar el partido en la segunda mitad de los tiempos suplementarios. Qué locura de final, la mejor que mis ojos han visto.

¿Por qué le pediste tanto a Leo, Dios? Seguramente porque hablar del más grande, más que Maradona, más que el rey Pelé, no debería ser algo que otro que no fuera Messi pudiera conquistar, y quedó claro tras el último partido de Qatar.

Ya les dije que, para mí, Maradona seguirá siendo mejor, pero los números dicen que Messi ya tiene su lugar.

Para muchos el fútbol no fue muy justo con uno de sus mejores exponentes; otros decimos que gracias a esa inesperada y muy tardía reacción gala el fútbol ganó mucho en credibilidad y el juego, tanto que hasta lo que el minuto 79 era muy aburrido se convirtió en una de las finales más entretenidas que me haya tocado ver, desde aquella de 1978, la primera que recuerdo.

El culpable

Dibu Martínez alcanzó a tocar tres de los cuatro envíos de Kylian Mbappé a su meta, pero no pudo evitar ninguna de las dos anotaciones del francés, que justo con esos tantos se consagró goleador de Qatar, empató el partido y lo mandó a tiempos extra. Ya en la prórroga, lo volvió a empatar y lo llevó hasta los penaltis.

Como dato extra a lo que ya pensamos del jovencito del PSG, con el primero de sus goles en Lusail se convirtió en el quinto futbolista capaz de anotar en dos Copas del Mundo (y apenas tiene 23 años), la de Rusia 18 y esta edición. Antes lo hicieron, Vavá (1958 y 62); Pelé (1958 y 70); Paul Breitner (1974 y 82) y Zinedine Zidane (1998 y 2006).

Otra marca que igualó fue la del inglés Geoff Hurst, quien logró un hat-trick en la Final de Inglaterra 1966.

Sin embargo, el final de Qatar recordará al Dibu como el héroe en los penaltis del título y le dirá a Kylian y a su larga cara de tristeza, “lo siento, esta no fue tu Copa”.

Lo que costó el escenario

Según Forbes, el Mundial le costó a Qatar casi 230.000 millones de dólares. Ese dinero alcanzó para construir siete nuevos estadios de futbol, la red de enlace del Metro con estadios y Fan Fest, un aeropuerto, hospitales, hoteles y centros comerciales.

Solo para que tengas un parámetro cercano, te diría que Rusia no gastó más de 12.000 millones de dólares en realizar la edición de 2018. Poco le puede parecer a los millones de argentinos (y de otras nacionalidades) para ver a su amado Messi levantar, por fin, esa codiciada estatuilla de oro, que ahora lo redefine como el mejor futbolista de todos los tiempos.

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