Iñigo Martínez, el capitán sin brazalete que guía a los jóvenes del vestuario azulgrana que un día le hicieron sentir “mayor”

El central vasco se ha erigido en uno de los líderes dentro y fuera del campo en una temporada en la que lo ha disputado prácticamente todo y ya acumula dos goles en Champions

Iñigo Martínez, del FC Barcelona, marca el primer gol de su equipo ante el Estrella Roja en la cuarta jornada de la Champions League este miércoles.Marko Djurica (REUTERS)

Iñigo Martínez no aparecía inscrito este pasado verano. La temporada en la que llegó, más tímida e irregular, perseguido por lesiones, con rachas de titularidad y otras de suplencias, nada tiene que ver con la presente. Para Hansi Flick siempre fue una prioridad. Y el club aprovechó la lesión de Ronald Araujo para inscribirle. Como un visionario, el técnico alemán conocía lo importante que sería el vasco sobre el césped, en el centro de la zaga junto a un joven Pau Cubarsí, pero también en el vestuario, como uno de los pocos veteranos (tiene 33 años), líder sin brazalete dentro y fuera del cés...

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Iñigo Martínez no aparecía inscrito este pasado verano. La temporada en la que llegó, más tímida e irregular, perseguido por lesiones, con rachas de titularidad y otras de suplencias, nada tiene que ver con la presente. Para Hansi Flick siempre fue una prioridad. Y el club aprovechó la lesión de Ronald Araujo para inscribirle. Como un visionario, el técnico alemán conocía lo importante que sería el vasco sobre el césped, en el centro de la zaga junto a un joven Pau Cubarsí, pero también en el vestuario, como uno de los pocos veteranos (tiene 33 años), líder sin brazalete dentro y fuera del césped. Ante el Estrella Roja volvió a ser fundamental: marcó el primer gol del encuentro tras un centro perfecto de Raphinha —fue su segundo gol en Champions y con el Barcelona tras el anotado contra el Young Boys— y se llevó el MVP del encuentro. Esta temporada lo ha jugado prácticamente todo. Tan solo se perdió el partido contra Osasuna, la única derrota azulgrana en Liga, y el resto de encuentros los ha empezado de inicio, disputando prácticamente todos los minutos. En total, 1.326, a escasos 300 de superar su participación de toda la temporada pasada. Un gran momento para el central, también para el equipo, primero en Liga, sexto en la liguilla de la Champions. “Este año puede ser bonito […] El objetivo del Barça es pelear por todos los títulos. El equipo va a por todas”, confesó. “Pero”, advirtió precavido, “no nos vengamos muy arriba por la racha en la que estamos. […] Tampoco hay que asomar la cabeza, que aquí a la mínima te espabilan rápido”.

En Belgrado, volvió a brillar. Marcó el primero en el minuto 13, pero el equipo se desenchufó y el Estrella Roja contraatacó. “La jugada estaba ensayada y ha salido perfecta. Vimos que en el segundo palo sufrían, y cuando vi salir el balón, sabía que era bueno”, aseguró a los micrófonos de Movistar +. A pesar de la goleada final, el central no pudo evitar ser crítico con los momentos de desconexión que en ocasiones perjudican al equipo: “Ha llegado mi gol y luego ese punto de relajación. El equipo ha bajado el ritmo, la circulación no era tan rápida y ellos se han visto con opciones. Ha sido un error nuestro de querer jugar en la parte de atrás. Pero en la segunda el equipo ha demostrado una vez más que tenemos mucho potencial y que queremos ganar”.

No solo destaca por su actuación en Champions, sino también en la Liga: es el jugador que más pases ha completado de la competición (908). El segundo, su compañero en la zaga en una dupla perfecta de juventud y veteranía, Pau Cubarsí (852). El canterano azulgrana sufrió un duro golpe, una patada accidental de Spajic en el minuto 63 que le ha comportado 10 puntos de sutura en la cara. “Lo he visto de cerca e incluso me ha salpicado un poco la sangre. Cuando le he visto en el suelo me he asustado”, confesó en zona mixta Iñigo. Para estos momentos, el central también tiene palabras y lecciones: “Ya se lo he dicho, esto son batallas y heridas de guerra, aún le quedan muchas por recibir. Pero eso significa que está jugando bien”.

Sobre el césped, un carácter marcado —aún le recuerdan como káiser en Bilbao—; en el vestuario, más cercano y apodado como ‘Ini’ por Koundé y Raphinha. Al principio, Iñigo, rodeado de jóvenes, se sintió “extraño”. “Había tanto joven que me sentía desubicado en el vestuario. Robert y yo y pocos más. Pero siempre he tenido muy buena relación con ellos. Intentamos ayudarles, que sientan confianza, se atrevan. Están demostrando el nivel que tienen y se está viendo el gran trabajo que hace La Masia”, compartió a finales de octubre a Movistar +. Un líder que no les “corta las alas”, les cuida, pero también gestiona. Junto a Raphinha tutela a los jóvenes; el vasco, se junta con el grupo de Gavi, a quien acompañó en coche desde Valladolid hasta Madrid cuando el joven se rompió los ligamentos con La Roja.

Esta temporada ha renacido, como diversos jugadores bajo la dirección de Flick. El vasco aterrizó en Barcelona el verano de 2023, libre y procedente del Athletic, con una fascitis plantar, una lesión sin pronóstico, compleja, y que depende de las sensaciones del propio jugador. Las lesiones le lastraron y limitaron el curso pasado, y cuando estuvo recuperado, le costó formar parte de un once titular en el que Xavi ya tenía su defensa predilecta y afianzada. Ahora sonríe, en su gran momento. Podría ser uno de los elegidos en la lista de Luis de la Fuente, y este domingo se enfrentará a la Real Sociedad, su exequipo. Recuperándose aún están Ronald Araujo y Andreas Christensen, que tendrán que pelear si desean quitarle el puesto al vasco o a Cubarsí.

Llegó para ser un líder y la poca continuidad opacó la función que ahora ejerce sin discusión. Las figuras se repiten, y la historia recuerda a aquellos que la construyeron. Como José Ramón Alexanko. Estrella del cruyffismo, un clásico defensa central vasco que aterrizó en 1980 procedente del Athletic y que no tardó en alcanzar la capitanía de aquel Dream Team. Ahora, sigue relacionado con el equipo azulgrana como director de fútbol base. Iñigo Martínez no porta el brazalete, pero su liderazgo es indiscutible.

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