La historia de los Bayern - Real Madrid: del Loco del Bernabéu al infierno de Múnich donde no ardieron los árboles

Los exjugadores blancos Iván Helguera y Agustín Rodríguez recuerdan sus experiencias en el partido más repetido de la Copa de Europa: 26 veces. Y sin contar amistosos también muy accidentados

Un aficionado del Real Madrid, conocido como El Loco del Bernabéu, agrede al árbitro en un partido contra el Bayern, en 1976.AS

La historia de los Madrid-Bayern empezó con el “Loco del Bernabéu”. Nada menos. Un señor de mediana edad estaba en el segundo anfiteatro con su esposa, embarazada de seis meses, su hermano y su cuñada. Les dijo que iba el baño, pero no, tiró escaleras abajo y, cuando el árbitro pitó el final, saltó al campo y le lanzó un puñetazo fulminante al colegiado que lo tumbó. Lo tuvo que reducir el portero alemán Sepp Maier y lo entregó a la policía, pero esa noche salió del estadio por su propio pie y durmió en casa. “Mi padre se pasó dos años sin hablarme”, contó 25 años ...

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La historia de los Madrid-Bayern empezó con el “Loco del Bernabéu”. Nada menos. Un señor de mediana edad estaba en el segundo anfiteatro con su esposa, embarazada de seis meses, su hermano y su cuñada. Les dijo que iba el baño, pero no, tiró escaleras abajo y, cuando el árbitro pitó el final, saltó al campo y le lanzó un puñetazo fulminante al colegiado que lo tumbó. Lo tuvo que reducir el portero alemán Sepp Maier y lo entregó a la policía, pero esa noche salió del estadio por su propio pie y durmió en casa. “Mi padre se pasó dos años sin hablarme”, contó 25 años después en As, donde solo dio las iniciales y se dejó fotografiar de espaldas. Eran las semifinales de la Copa de Europa de 1976 contra Beckenbauer, Uli Hoeness, Müller y Rummenigge. Derrota blanca y gran trifulca. Así fue el kilómetro cero del enfrentamiento más repetido del torneo (26 veces) y, durante las primeras décadas, un carrusel de escenas accidentadas.

En el segundo cruce (86-87), por ejemplo, sucedió el famoso pisotón de Juanito a Matthäus en Alemania. Quien salió a recogerlo y meterlo directamente en el vestuario fue el portero suplente Agustín Rodríguez, una foto de gran valor sentimental para él. “Había muchos periodistas y no quería que se enzarzara con nadie”, cuenta el meta por teléfono. “Dentro estuvimos charlando un rato. ‘Juan, lo que has hecho te puede costar muy caro’, le dije [le cayeron cinco años de sanción]. Me contestó que había perdido la cabeza y yo le respondí en plan cariñoso: ‘No me extraña, con la cabeza que tienes’. Se sentaba a mi izquierda y para mí era ‘El cabezón’. Luego fue donde el árbitro y el Bayern a pedirles perdón. Le acompañó un empleado del Madrid que siempre venía con nosotros. Sabía idiomas y conocía a mucha gente”, rebobina Agustín Rodríguez, que en su primera pretemporada, en 1980, se llevó un 9-1 del Bayern. A él, al menos, solo le clavaron dos. Fue la tarde de la célebre sentencia del técnico Vujadin Boskov: “Prefiero perder un partido por nueve goles que nueve partidos por un gol”. Al año siguiente, en otro amistoso que saltó por los aires, los germanos se marcharon del Bernabéu contra el Dinamo de Tiflis por una expulsión de Rummenigge en una tangana de época.

Eran noches de fuego, con Augenthaler, unas de las estrellas bávaras, poniéndole los cuernos al Bernabéu tras ser expulsado. Cada viaje del Madrid a Alemania, además, suponía un suplicio deportivo. No ganó hasta 2000, en Leverkusen. En el Olímpico de Múnich, un estadio excavado al que los aficionados accedían por la parte superior de las gradas, los blancos solo rascaron un empate en ocho duelos. Y gracias a una pifia de Oliver Khan en 2004.

Me llevé a Juanito al vestuario tras pisar a Matthäus. Me dijo que había perdido la cabeza y yo le respondí con cariño: ‘No me extraña, con la cabeza que tienes’. Para mí era ‘El cabezón’
El exmeta Agustín Rodríguez

Iván Helguera disputó hasta 11 duelos con el Bayern en ocho cursos. “No eran consciente de tantos”, admite por teléfono. “Para nosotros, era un clásico, había muchísima rivalidad. No existía relación con ellos y nuestra cara cambiaba, pero siempre hubo respeto porque los dos clubes nos parecemos. Yo me ponía más nervioso contra el Barça, aunque siempre que nos cruzábamos con los alemanes, en el partido previo de Liga ya lo teníamos presente”, apunta.

Su gol en la vuelta de los cuartos de 2002 (2-0; 2-1 en la ida) fue su gran hito en este serial, en un Bernabéu encendido tras una semana de declaraciones de otra era. “Si se les presiona, se cagan”, había exclamado Hasan Salihamidzic. “No me meten dos goles ni borracho”, advirtió Oliver Kahn. “Se calentó mucho aquello. Esas palabras hirieron nuestro orgullo. Entonces no se usaban los móviles como ahora, pero los periodistas nos las recordaban”, señala Helguera.

Khan dijo que no le metíamos dos goles ni borracho. Aquello hirió nuestro orgullo
Iván Helguera se enfrentó 11 veces al Bayern

Era otro fútbol, otro ambiente, otras previas. La boca prendía rápido. “El Madrid pasará por el infierno”, proclamó Uli Hoeness antes de la vuelta de las semifinales de la 1999-2000 después del 2-0 de Chamartín. Y a punto estuvo de calcinarse si no hubiera sido por un cabezazo salvador de Nicolás Anelka (2-1), el fichaje más caro hasta entonces (35 millones) que venía de estar semanas apartado por negarse a entrenar. “Es el único lugar donde no me he llevado bien con los jugadores”, confesó luego el francés. Ese curso se enfrentaron cuatro veces: tres triunfos alemanes y uno blanco. El campeón de la Champions, el Madrid.

Después de tantos choques, el adiós europeo de Helguera ocurrió, cómo no, ante el Bayern, en 2007 (eliminados en octavos), el mismo día que Roberto Carlos, autor de un grave error en el Allianz Arena que derivó en el gol más rápido de la competición (10,11 segundos). “La gente que tenía que defenderme no dio la cara. Me sorprendió que me señalaran. Me molestó y me fui”, se quejó el brasileño al tiempo en EL PAÍS. Amancio y Matthäus también se despidieron en un Bayern-Madrid.

Sergio Ramos manda a las nubes el penalti de la tanda de semifinales de la Champions de la 2011-12.Matthew Ashton (Corbis/ Getty Images)

La era más reciente de esta saga inabarcable arrancó con el penalti de rugby de Sergio Ramos. Pero en esa tanda de las semifinales de la 2011-12 sucedieron más cosas: Alaba abrió el thriller (y metió) para el Bayern con 19 años, Cristiano falló tras 25 aciertos seguidos y Casillas se lo paró a Kroos. “No sabía que a Ramos le gustara tirar los penaltis por encima de la portería”, se rio Neuer. “No sabía que se le daban tan bien las finales”, replicó el sevillano cuando el alemán perdió el título en otra tanda contra el Chelsea en casa. Donde Kroos no se sintió con fuerzas para lanzar.

“En Múnich arderán los árboles”, soltó bravucón Rummenigge dos cursos más tarde, antes de la vuelta de las semifinales de la 2013-14. El Madrid llevaba un 1-0. Pero el que ardió fue el Bayern de Guardiola (0-4) con la venganza personal de Ramos (doblete) y Ancelotti en el banquillo. “Habíamos planeado mucho, pero no prestamos atención a dos jugadas a balón parado”, indicó Philipp Lahm sobre los dos primeros goles blancos. Fue el primer triunfo merengue ante el Bayern a domicilio.

De los 26 encuentros, 24 han sido en eliminatorias (7-5 para los blancos) y ninguno en una final. De la tortura en los inicios, el Madrid ha pasado a victorias recientes en Múnich. Las dos últimas (16-17 y 17-18), en las tres Champions seguidas con Zidane. En la 16-17, curiosamente, con Ancelotti en el Bayern y rajando del árbitro. “Fue una injusticia, hay que poner el VAR”, protestó.

La serie más larga de la vieja Copa de Europa entre dos linajes que suman 20 títulos (seis de los bávaros) llega este martes al capítulo 27.

Sergio Ramos marca su segundo gol en el 0-4 del Madrid al Bayern en la vuelta de las semifinales de la 2013-14. Alex Grimm (Bongarts/ Getty Images)

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