La intrahistoria de la tanda de penaltis que encumbró a Lunin: “En uno, había que quedarse en el centro”

El ucranio, aconsejado por el preparador de porteros, decide no moverse en el lanzamiento de Bernardo Silva. “Había que arriesgar con uno, menos mal que salió bien”, cuenta el meta

Andriy Lunin detiene en el centro el penalti de Bernardo Silva.Molly Darlington (REUTERS)

“¿Lunin? Ahí estaba, sentado en el vestuario, mientras todos bailaban”, contaban en los pasillos del Etihad miembros de la expedición del Real Madrid. El meta ucranio, el hombre impasible, incluso cuando se convierte en el héroe que nadie vio venir en el club blanco. Ni se movió apenas cuando Rüdiger metió el quinto penalti y dio el triunfo a los merengues. Tuvieron que ir a abrazarle. “Casi todos me conocen, soy muy tranquilo”, se excusó.

Después de 120 minutos de...

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“¿Lunin? Ahí estaba, sentado en el vestuario, mientras todos bailaban”, contaban en los pasillos del Etihad miembros de la expedición del Real Madrid. El meta ucranio, el hombre impasible, incluso cuando se convierte en el héroe que nadie vio venir en el club blanco. Ni se movió apenas cuando Rüdiger metió el quinto penalti y dio el triunfo a los merengues. Tuvieron que ir a abrazarle. “Casi todos me conocen, soy muy tranquilo”, se excusó.

Después de 120 minutos de resistencia y agonía de los muchachos de Carlo Ancelotti, Orsato mandó al fin (para el Madrid) la eliminatoria a los 11 metros, y entre él, el entrenador de porteros Luis Llopis, y Kepa cocinaron la tanda. El preparador le dio las instrucciones clásicas sobre cómo lanzarse a cada tirador, según los estudios previos de todos los equipos, pero entre todas las pistas destacó una: “Preparamos todos los jugadores que se quedaron para lanzar y había que arriesgar con uno. En uno [el de Bernardo Silva], había que quedarse en el centro. Menos mal que salió bien”, desveló Lunin, tan serio como siempre después de su noche de gloria.

Era el segundo turno, la cosa se le había puesto aún más cruda para los blancos porque Modric venía de fallar y esa apuesta, la de quedarse quieto, sirvió para igualar la tanda. Y al siguiente turno, otra atajada del ucranio. A Kovacic, a su derecha. En ese caso, contaban en el Real Madrid, sí tenía claro hacia qué lado estirarse. La influencia de Llopis, añadieron desde el vestuario merengue, incluyó a los lanzadores. “No solo aconseja al portero, también al tirador”, puntualizaban.

De Andriy Lunin apenas se supieron cosas durante varias temporadas más allá de su carácter impasible y su silencio eterno. Pero se le daban bien los penaltis. Eso sí que se sabía. Y también que nunca descansa. Los dos primeros que le habían tirado en España los había parado: a Bebé, del Rayo, en Copa en 2018, y a Saúl, del Atlético, en Liga en 2019. Se encontraba cedido en el Leganés, uno de esos sitios por los que pasó mientras crecía la desconfianza a su alrededor. Y desde ahí, desde los 11 metros, la única habilidad que el gran público conoció durante mucho tiempo, el ucranio se coronó en Mánchester.

Su crecida en el Madrid, curiosamente, había comenzado con una pena máxima detenida a Álvaro Djaló, del Braga. Esa noche del pasado noviembre, Kepa, insustituible entonces, se lesionó en el calentamiento, Lunin tuvo que salir de urgencia y paró ese penalti. Desde entonces, ya nada le frenó. Falló en el 0-1 de la ida, pero resistió bien el asedio del City en Mánchester y subió al cielo en la tanda.

Solo había pasado por una tanda en España, contra el Marbella en Copa, en 2020, cuando estaba a préstamo en el Valladolid, otro sitio de paso. De Marbella al cielo de Mánchester. “Estoy agotado. Es el primer partido con el Madrid a 120 minutos con esta exigencia en partido de Champions fuera”, admitió el ucranio.

“Gané una final con tiradores defensas”

Los penaltis se habían convertido en un problema para el Madrid este curso. Había lanzado siete desde pretemporada y había errado cinco: Vinicius, Rodrygo, Joselu en dos ocasiones y Modric. Solo habían acertado Vini y Bellingham. Los dos brasileños habían sido sustituidos, Modric (uno de los tiradores preferentes) fue el primero en tirar y erró, y el Madrid quedó en manos de los defensas. Tuvo que ir a los 11 metros hasta Nacho, al que no se le recordaba un lanzamiento. Y para cerrar la noche más agónica y cholista de los blancos, Rüdiger, el penúltimo dique durante la larga velada.

“En 2003, gané una Champions con todos tiradores defensas”, recordaba Carlo Ancelotti en las tripas del Etihad. Se refería a la final que levantó con el Milan ante la Juventus, también en Mánchester, aunque ese día en Old Trafford. De los cinco pateadores, tres fueron zagueros: Serginho, Kaladze y Nesta.

“Dos días antes de salir de Madrid, habíamos ensayando los penaltis”, apuntó el italiano, que, en realidad, restó importancia a ese tipo de preparativos. “El penalti no se puede ensayar. Lo que importa es el ambiente, no el aspecto técnico”, matizó. Después de dos horas de agarre en la cornisa, el ambiente lo terminó dominando el Madrid, con Lunin bajo palos.

“Qué manera tan cojonuda de perder”

A Pep Guardiola no le quedaron muchas más respuestas que encoger los hombros y apelar a las cosas del fútbol. “¿Qué les puedo decir a los jugadores? Pues no lo sé. ¿Explicaciones? No sé qué se puede decir. Por la forma de jugar, teníamos que haber marcado antes. No hemos sido capaces en el último pase, el último chut...”, trató de explicar el técnico de City, que después de varios minutos dándole vueltas a lo mismo, soltó: “Qué manera tan cojonuda de perder”.

Pep Guardiola durante la rueda de prensa posterior al partido.Vídeo: EPV

Tercer año seguido ante el Madrid en las eliminatorias y, según su análisis, tercer partido en el Etihad muy parecido. “Hace dos años, en el 4-3, jugamos de forma excepcional. El año pasado, también [4-0]. Los tres han sido partidos similares. Pero el fútbol se trata de ganar. En otro deporte, hubiéramos pasado. Por eso el fútbol es maravilloso”, comentó Guardiola.

“Ganar aquí solo se podía hacer de esta manera. Me gusta mucho cuando veo a un equipo que se sacrifica”, resumió un aliviado Ancelotti, que en la previa apeló varias veces al “coraje, la personalidad y la actitud”. “Pensábamos jugar de manera distinta. Al adelantarnos, hemos bajado el bloque demasiado. Ahí el City ha tenido más control. Siempre el City tiene más control. Pienso que hemos defendido muy, muy bien”, cerró el italiano antes de marcharse al hotel.

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