Todo le sonríe a Jon Uriarte, el presidente del Athletic

Los errores iniciales del dirigente han dado paso a una fase de crecimiento en el que el equipo ya es cuarto en LaLiga y aguarda con ilusión la final de Copa

Jon Uriarte (i) recibe a Ernesto Valverde como entrenador del Athletic de Bilbao, el pasado junio de 2022.Quality Sport Images (Getty Images)

En los últimos días de la campaña electoral a la presidencia del Athletic, en 2022, a Jon Uriarte (Bilbao, 46 años), se le planteó un enorme problema. En 12 horas pasó de presentar a quien había calificado como la piedra angular de su programa, el mexicano Carlos Aviña, como director deportivo, a prescindir de él, después de una serie de comentarios homófobos desde sus redes sociales. Tuvo que reaccionar casi a la desesperada y anunciar que ...

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En los últimos días de la campaña electoral a la presidencia del Athletic, en 2022, a Jon Uriarte (Bilbao, 46 años), se le planteó un enorme problema. En 12 horas pasó de presentar a quien había calificado como la piedra angular de su programa, el mexicano Carlos Aviña, como director deportivo, a prescindir de él, después de una serie de comentarios homófobos desde sus redes sociales. Tuvo que reaccionar casi a la desesperada y anunciar que el entrenador para su proyecto iba a ser Ernesto Valverde, con otro problema añadido: Txingurri también era el elegido por otro de los candidatos, Ricardo Barcala, y además competía con el carisma de Marcelo Bielsa, que figuraba en la candidatura del tercer aspirante, Iñaki Arechabaleta.

Pese a los evidentes errores de su campaña, los votantes eligieron a Uriarte. Su primer año de mandato resultó un tanto decepcionante para los socios: el equipo no cumplió el objetivo de clasificarse para Europa, el filial descendió de categoría y su mejor jugador, Iñigo Martínez, se fue al Barcelona en medio de los reproches mutuos.

Así las cosas, el ambiente en Bilbao era pesimista. El equipo solo se había reforzado con jugadores del filial, además de Ruiz de Galarreta, que con 30 años volvía a Bilbao a coste cero, y las alarmas se dispararon después del primer partido de Liga frente al Real Madrid en San Mamés en el que el Athletic ofreció una pobre impresión.

No volvería a pasar más. Como si de repente, todas las piezas encajaran de golpe, en el césped y en los despachos, el equipo comenzó a carburar. La Catedral se convirtió en un fortín y cuando la pelota entra, todas las demás consideraciones pasan a segundo plano. De todas formas, la gestión de Uriarte desde Ibaigane también comenzó a alcanzar su velocidad de crucero. Superada la inexperiencia de las primeras decisiones, desde el club, en el que el control del gasto es una obsesión para evitar que aumente el déficit estructural, el presidente y quienes le rodean iniciaron, sobre todo en el plano deportivo, una gestión cabal.

Con la aprobación de las cuentas por la asamblea de socios compromisarios, el club se lanzó a una campaña agresiva de captación de promesas. Al margen del fichaje para la próxima temporada de Álvaro Djalo, goleador del Braga portugués, y el interés por Gorosabel, lateral del Alavés, que queda libre, el club se ha gastado dos millones de euros en Adama Boiro, procedente de Osasuna, y también llegó de Tajonar el juvenil Iker Quintero. La directiva de Uriarte ha pescado, además, a Igor Oyono, de Barakaldo, internacional Sub 17 con España, que jugaba en el Villarreal. Antes captó al juvenil del Liverpool, Elijah Gift, de madre navarra y nacido en Corella. Todo ello, unido a la celebrada renovación de Nico Williams, por quién suspiran muchos clubes, y la de la temporada anterior de Ohian Sancet.

Los jugadores del Athletic al término del partido de Liga que Athletic han disputado frente al Deportivo Alavés este sábado en el estadio de San Mamés. Javier Zorrilla (EFE)

Uriarte lo ha tenido más fácil en los últimos tiempos, porque a Valverde le crece el talento alrededor. La pareja de centrales, formada por Vivian y Paredes, que la temporada anterior estaban por detrás de Martínez y Yeray, ha mejorado tanto que el primero ya está en la selección española. En medio campo, la calidad que se le intuía a Galarreta con 18 años, se ha destapado, por fin, con 30, junto a la de Beñat Prados, un recién llegado que sorprende en cada partido, y la del fogoso Unai Gómez. Delante, aparte de Sancet, mucho más centrado, el club de los Williams, el más determinante del equipo, ha encontrado un socio solvente en Guruzeta, creador de espacios, trabajador a destajo y goleador. Con 13 en la Liga, solo está a tres del Pichichi.

Todo le sonríe al presidente Uriarte, alabado unánimemente por su gestión transparente en el reparto de las entradas del Athletic para la final. Como todos en Bilbao, sueña con asomarse a la Ría para celebrar un título, esta vez sin vestir con la camiseta de la Real, como hizo de niño con la que le regaló su tío, Luis Uranga, que fue presidente del club donostiarra. Y además, si el equipo entra en la Champions, mejor para cuadrar las cuentas.

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