El juez prohíbe a Luis Rubiales acercarse a menos de 200 metros de Jenni Hermoso
El expresidente de la RFEF ha negado en la Audiencia Nacional los delitos de agresión sexual y de coacciones que le atribuye el ministerio público
Ya se han adoptado las primeras medidas judiciales contra Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El magistrado Luis Francisco de Jorge ha impuesto al exmandatario una orden de alejamiento de 200 metros de la jugadora Jenni Hermoso y, además, le impide comunicarse con ella por cualquier vía durante la instrucción de la causa. El juez ha tomado esa decisión después de que la Fiscalía lo plantease tras escuchar este viernes la versión del exdirectivo, que ...
Ya se han adoptado las primeras medidas judiciales contra Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El magistrado Luis Francisco de Jorge ha impuesto al exmandatario una orden de alejamiento de 200 metros de la jugadora Jenni Hermoso y, además, le impide comunicarse con ella por cualquier vía durante la instrucción de la causa. El juez ha tomado esa decisión después de que la Fiscalía lo plantease tras escuchar este viernes la versión del exdirectivo, que ha declarado en la Audiencia Nacional por el beso no consentido que le dio a la deportista durante la celebración de la victoria en la final del Mundial femenino, celebrada en Sídney (Australia). Rubiales, que ha negado los dos delitos que se le atribuyen, ha contestado durante cerca de 45 minutos a las preguntas de De Jorge, de la Fiscalía, de su abogada y de la acusación particular.
El exdirectivo de la RFEF ha llegado sobre las 11.15 al tribunal, 45 minutos antes de la hora fijada por el juez para su declaración. Acompañado por su abogada Olga Tubau, Rubiales ha accedido el edificio, contenido ante una gran expectación de los periodistas. Lo ha hecho en silencio. No ha querido responder a las preguntas de la multitud de reporteros apostados a las puertas de la Audiencia. Tampoco a la salida.
La abogada de Hermoso, Carla Vall, especialista en violencia machista, sí ha hecho unas breves declaraciones. “Estamos en un momento muy incipiente de la instrucción. Nosotros, como la Fiscalía, hemos pedido también medidas cautelares”, ha avanzado. “Jenni, lógicamente, se encuentra afectada por los hechos, por el acto humillante que vivió en el estadio y que ha empañado un hito deportivo. Por lo tanto, pedimos que el trato sea el adecuado para sostener emocionalmente este proceso”.
El expresidente federativo ha aterrizado en la Audiencia Nacional en calidad de imputado, y con el peso sobre la espalda de una querella de la Fiscalía que le atribuye un delito de agresión sexual y otro de coacciones. Para defenderse, Rubiales ha elegido a una de las abogadas penalistas más prestigiosas del país. Su letrada defendió, entre otros, a Josep Lluís Trapero, major de los Mossos d’Esquadra, en el juicio celebrado contra él por el papel que jugó la policía autonómica catalana durante el desafío secesionista de octubre de 2017. Trapero fue absuelto en una contundente sentencia que dio la razón a Tubau.
Durante cerca de 45 minutos, Luis Rubiales ha respondido a las preguntas de todas las partes. La declaración se ha producido en la sala de interrogatorios de la sexta planta de la sede de la Audiencia ubicada en la madrileña calle de Génova. Según fuentes jurídicas, el expresidente de la RFEF ha negado las coacciones y la falta de consentimiento en el beso. Al término de la sesión, la Fiscalía ha planteado una batería de medidas cautelares: una orden de alejamiento (en su caso, ha pedido 500 metros), la prohibición de comunicarse con la deportista y comparecencias quincenales en un juzgado. El magistrado ha rechazado esta última solicitud, además de descartar también el embargo preventivo de los bienes del querellado, como ha exigido la abogada de la jugadora.
Según fuentes fiscales, las comparecencias quincenales se han pedido para “asegurar la presencia” de Rubiales durante la instrucción. La orden de alejamiento y de comunicación, para “proteger a la víctima”.
Medios de todo el mundo se han interesado por el escándalo que ha arrollado a Rubiales, que se ha visto ahora obligado a hacer el famoso paseíllo para entrar en la Audiencia Nacional. Él sigue defendiendo su actuación a día de hoy y, entre todas sus excusas, ha llegado a afirmar esta misma semana que habría besado igualmente a un jugador de la selección masculina si hubiera ganado la Copa del Mundo. “Cuando yo era jugador había muchos momentos —cuando evitábamos un descenso, cuando lográbamos un ascenso o ganábamos un título— en los que había todo tipo de besos, incluidos lo que nosotros llamamos picos en la boca”, ha dicho en una entrevista en una cadena británica.
Pese a los intentos de justificarse, tras tres semanas aferrado al cargo, la judicialización del caso Rubiales ha dado finalmente la puntilla al exmandatario federativo. El directivo dimitió como presidente de la RFEF el domingo, dos días después de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional decidiese impulsar la vía penal y presentase una querella contra él. En su denuncia, el ministerio público puso dos delitos sobre la mesa: uno de agresión sexual (por el beso no consentido) y otro de coacciones (por las presiones a la jugadora y a su entorno para que ratificase en público la versión de Rubiales). El Código Penal castiga ambos preceptos con penas de cárcel, aunque también contempla la posibilidad de que solo se imponga una multa.
“Jenni me levantó”
Desde la final del Mundial, lejos de calmar las aguas, la actitud de Luis Rubiales ha azuzado el escándalo. El expresidente de la federación ha insultado y amenazado con acciones legales a quien lo ha criticado (también a miembros del Gobierno); se ha presentado como víctima del “falso feminismo”; y ha cargado contra Jennifer Hermoso, a quien acusa de mentir. Incluso, en los días posteriores al beso, se resguardó bajo el paraguas de la RFEF y convocó una insólita asamblea extraordinaria que acabó con parte de los asistentes en pie y aplaudiéndolo (entre ellos, los seleccionadores Luis de la Fuente y Jorge Vilda, este último ya destituido). “No voy a dimitir”, gritó Rubiales en aquella cita, atrincherado entonces en su puesto.
Sin embargo, su caída fue cuestión de días. El 26 de agosto, la Comisión Disciplinaria de la FIFA lo suspendió provisionalmente. Y, desalojado ya oficialmente de la cúspide del poder, Rubiales emprendió la cuesta abajo que acabó con su dimisión. “Lo que me queda es defender mi dignidad y me defenderé con mis argumentos”, arguyó en la entrevista difundida en un canal británico, donde mantuvo sus principales líneas de defensa: “Jenni me levantó y tuvimos ese beso fugaz, de dos décimas de segundo, pero lo que se creó a partir de ahí es una locura [...]. Lo que hubo es un acto espontáneo, mutuo y que ambos consintieron, que fue llevado por la emoción del momento, la felicidad. Yo sostengo que esa es la verdad de lo que pasó”.
Esa tesis resulta contraria a lo expuesto por la jugadora, que afirmó en un comunicado: “Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista y sin ningún tipo de consentimiento de mi parte [...]. No fui respetada”. Según apunta el ministerio público, durante su declaración en la sede de la Fiscalía General del Estado, Hermoso añadió que, tanto ella como su entorno más próximo, “sufrieron una presión constante y reiterada por parte de Luis Rubiales y el entorno profesional de este, para que justificara y aprobara los hechos”.
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