Neymar, el arco y la flecha de Brasil
Tite destaca la mayor participación en el juego de su estrella, que lidera a la Canarinha hasta la final
Carismático y provocador, Neymar sorprendió a Brasil, pero esencialmente a Argentina, cuando en la previa de la final del Mundial del 2014 dijo que su deseo era que la Albiceleste se coronara en Maracaná. “Quiero que gane Messi”, sentenció. La torcida brasileña se quedó tan perpleja como la hinchada argentina. “Con esa frase, con la que se pudo haber puesto a todo su país en contra, Ney se terminó de ganar a Leo”, resumían en el Barcelona. “Nosotros, en nuestra época, a los argentinos no los podía...
Carismático y provocador, Neymar sorprendió a Brasil, pero esencialmente a Argentina, cuando en la previa de la final del Mundial del 2014 dijo que su deseo era que la Albiceleste se coronara en Maracaná. “Quiero que gane Messi”, sentenció. La torcida brasileña se quedó tan perpleja como la hinchada argentina. “Con esa frase, con la que se pudo haber puesto a todo su país en contra, Ney se terminó de ganar a Leo”, resumían en el Barcelona. “Nosotros, en nuestra época, a los argentinos no los podíamos ni ver. Ahora, los jugadores son amigos”, analiza Dunga. Siete años más tarde, después de asegurar el pase de Brasil a la final de la Copa América 2021 (1-0 a Perú), Neymar volvió a la carga: “Ahora quiero que gane Argentina la otra semifinal [contra Colombia]. Los estaré alentando. Tengo a mis amigos ahí. En la final, ya les ganaré”.
Neymar quiere un título grande con Brasil. Lesionado en la columna, se quedó fuera del Mundial 2014. Tampoco pudo estar en la Copa América 2019. Se colgó, en cualquier caso, el oro en Río 2016 y ganó la Copa Confederaciones en 2013. “La gente que no lo conoce puede decir muchas tonterías de Ney. Los que estamos con él todos los días sabemos lo competitivo que es”, aseguran desde el entorno del delantero del PSG, de 29 años.
Le costó engancharse a la Copa América. Agotado psíquicamente, el 10 no quería jugar en Brasil 2021. Encontró una excusa: la pandemia. “Los jugadores explicaron cuál era su postura al presidente de la federación”, defendió Tite a sus futbolistas. Pero la pelota comenzó a rodar y a Neymar no le quedó más remedio que liderar a la Canarinha.
“Neymar ha madurado mucho. Antes, cuando estaba en el Barcelona y en mis comienzos con la selección, era un jugador que estaba echado a la banda, metía goles, tenía velocidad, regateaba y hacía jugadas individuales…”, analiza Tite. “Ahora”, prosigue, “ha ampliado su ámbito de juego y, además de ser un goleador, fabrica jugadas para los demás. Ahora es lo que llamamos un arco y flecha: es capaz de construir y de rematar. Ha aumentado su arsenal”. Brasil ha jugado seis partidos en la Copa América, ha ganado cinco y empatado uno, justamente en el duelo en el que faltó Neymar. “La incidencia de Neymar en el juego de Brasil es total. Es el líder del equipo y muchas veces la única solución”, analiza Mano Menezes, técnico de la Canarinha entre 2010 y 2012. Neymar suma dos goles y tres asistencias en cinco partidos.
“Cuando tienes un jugador con esa calidad es normal que se genere dependencia en el fútbol de ataque. Tiene un magnetismo con el balón y sus compañeros siempre están pendientes de ellos”, entiende Dunga, entrenador de Brasil entre 2006 y 2010 y entre 2014 y 2016. Aunque, de entrada, rotó a sus tres porteros —”están es muy buen nivel”, aseguró—, Tite tiene clara su apuesta bajo el larguero: Ederson. Confía en la dupla de Marquinhos y Thiago Silva en el eje de la zaga, apuesta por Danilo y le encanta Lodi. Fred se postula como pareja del inamovible Casemiro y después ya nada está claro en la cabeza del preparador de la Canarinha. Salvo Neymar, por supuesto. Por el ataque de Brasil han pasado Richarlison (373 minutos), Gabriel Jesus (282), Lucas Paquetá (280), Everton (207), Gabigol (174), Firmino (171) y Everton Ribeiro (166). El caso de Lucas Paquetá, sin embargo, es el que más preocupa a Tite.
Brasil hace tiempo que busca un constructor de juego, un socio para Neymar. Cuando apareció el delantero del PSG, la afición se entusiasmó con Ganso. No pasó nada. Tampoco con Óscar ni Coutinho. Entonces, cuando el Milan pagó 35 millones de euros al Flamengo por Paquetá, Brasil puso los ojos en el volante carioca. Duró poco en el conjunto rossonero: dos temporadas, 44 partidos y un gol. En el Lyon, la campaña pasada, resurgió: 34 y 10. Un visado para la Copa América, en la que ya suma dos goles, el último para clasificar a Brasil para la final. “Es un gran jugador y viene creciendo en cada partido. Hizo una gran temporada con su club y es muy importante para la selección brasileña”, celebra Neymar. El 10 busca un socio para liderar a Brasil.