A Brasil le alcanza con una genialidad de Neymar
Paquetá marca tras una jugada brillante del delantero del PSG y la ‘Canarinha’ llega a la final de la Copa América
Brasil mostró sus dos caras. La de un equipo que agobiaba a los rivales con y sin la pelota y entrega al talento de Neymar; pero también la del conjunto ciclotímico que se olvida de su DNI y se sostiene gracias a su portero Ederson. De entrada, Brasil amagó con vapulear a Perú, tal y como ya lo había hecho en la fase de grupos (4-0). Parecía el show de Neymar, muchos regates y una asistencia para...
Brasil mostró sus dos caras. La de un equipo que agobiaba a los rivales con y sin la pelota y entrega al talento de Neymar; pero también la del conjunto ciclotímico que se olvida de su DNI y se sostiene gracias a su portero Ederson. De entrada, Brasil amagó con vapulear a Perú, tal y como ya lo había hecho en la fase de grupos (4-0). Parecía el show de Neymar, muchos regates y una asistencia para Lucas Paquetá. Todo al ritmo intenso que quería Tite. Le duró un tiempo. Ricardo Gareca reactivó a Perú y el foco, como en los cuartos de final ante Chile, pasó de Neymar a Ederson. Misma suerte que ante la Roja, Brasil salió ileso y ya está donde quería: en su final en el Maracaná.
El símbolo de Brasil es Neymar, evidentemente; pero el líder de la Canarinha es Tite. El técnico no pierde un partido oficial desde Rusia (en cuartos de final frente a Bélgica) y jamás cayó ante un equipo sudamericano por los puntos. Perú no fue la excepción. Y no es porque el Tigre Gareca no lo intente. El preparador argentino le cambió mucho más que la cara a la selección inca. Desde que se sentó en el banquillo, Perú regresó a un Mundial después de 36 años y alcanzó la semifinal en tres de las últimas cuatro Copas América. En 2019, de hecho, fue finalista. Pero chocó ante Brasil en el Maracaná (3-1). Dos años después: distinto guion de partido, misma suerte.
Gareca buscó la fórmula para contrarrestar el poder de Brasil. Modificó su sistema, pero no la idea de juego. A partir de una línea de cinco defensas, el plan del preparador argentino era acumular gente en el callejón central para agruparse con el balón y colocar la mirilla en su único delantero en el tapete: Lapadula. Brasil, sin embargo, se multiplicaba sin el cuero. Los muchachos de Tite no dejaban respirar a Perú y Lapadula no podía decir ni pío. Todo lo contrario le pasaba a Neymar. Marquinhos daba seguridad y Casemiro orden. Mientras tanto, el delantero del PSG rompía la seguridad y el orden de Perú.
Hay noches en las que parece imposible que Neymar pierda el balón. No le importa si juega en el PSG o en la Canarinha, tampoco si el césped está en perfecto o en mal estado. Hay noches en las que Neymar puede regatear hasta a su sombra. Richarlison buscó al 10 al espacio. Y, en cuanto tocó el área, el delantero del PSG pisó el balón, tiró un caño y dejó solo a Paquetá. El gol fue del volante del Lyon. Las miradas, como no podía ser de otra manera, se las llevó Neymar.
Gareca, en cualquier caso, no estaba dispuesto a ver como Brasil se divertía con Perú. Volvió a cambiar. Tras el paso por los vestuarios, el entrenador argentino mandó al campo a Marcos López y a Raziel García por Ramos y Trauco. Esta vez le salió bien. Marquinhos ya no estaba tan seguro, ni Casemiro ordenaba al equipo. Entonces, la pelota no le llegaba a Neymar. El protagonismo pasó del 10 de la Canarinha al 9 de Perú. Lapadula avisó a Ederson. Y lo intentaron Raziel García y Callens. Ningún peruano rompió la resistencia del portero del Manchester City. Respiró Tite y se lamentó Gareca. Sufrió Lapadula y celebró Neymar. El paulista ya tiene asegurada su presencia en la final del Maracaná, la que le faltó por lesión en el Mundial de 2014 y la que se perdió en la Copa América 2019. En la Copa América, Brasil no pierde en su casa y Neymar tendrá su revancha.
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