Al Mundial de ciclismo se va sin ego
El seleccionador Momparler, que tiene perfilado el equipo ciclista, trabajará la unión de los corredores para afrontar un circuito propicio para los españoles
Después de la carrera, ya a la noche, Purito Rodríguez y Alejandro Valverde cenaron juntos y lamentaron cómo se les había escapado la carrera, la falta de entendimiento, la ocasión perdida. Fue en el Mundial de Florencia 2013, cuando la victoria se debía dirimir entre ellos y, tercero en discordia, el portugués Rui Costa, al fin descontado el italiano Nibali. Y lo que parecía imposible, ocurrió. Desajustados los españoles, sin entendimiento alguno, estrategia errónea, el laurel fue para el lu...
Después de la carrera, ya a la noche, Purito Rodríguez y Alejandro Valverde cenaron juntos y lamentaron cómo se les había escapado la carrera, la falta de entendimiento, la ocasión perdida. Fue en el Mundial de Florencia 2013, cuando la victoria se debía dirimir entre ellos y, tercero en discordia, el portugués Rui Costa, al fin descontado el italiano Nibali. Y lo que parecía imposible, ocurrió. Desajustados los españoles, sin entendimiento alguno, estrategia errónea, el laurel fue para el luso. “A falta de dos kilómetros, Alejandro no tenía su día. Incluso, me dijo que arrancara porque él no se encontraba bien. Ahí fue cuando yo me marché de cara a meta y él se equivocó al no salir a por Rui Costa. Cuando me entró por detrás, me bloqueé. ¿Cómo puede ser que me haya entrado y no venga Alejandro cubriendo este hueco?, me pregunté”, reflexionaba Purito. Y carrera al traste. Faltó conexión. Y eso es lo que quiere evitar en este Mundial (del 21 al 29 de septiembre) el seleccionador Pascual Momparler, que entiende que España tiene que ser una, el colectivo antes que la persona, donde no haya lugar para el ego.
Descartada la concentración prevista en Sierra Nevada un par de semanas antes del Mundial –”los corredores estarán en Canadá y también en el Tour de Luxemburgo”, acepta el seleccionador-, Momparler ha acordado que harán cinco o seis días de estadía en Suiza (o alrededores), que es donde se celebrará el certamen. Allí trabajará la estrategia y, sobre todo, la unión. “Lo más importante para esos días es limar los egos personales, los roces que han tenido durante la temporada. Tienen que entender que todos están en el mismo equipo con el mismo objetivo, por lo que deben olvidar lo pasado durante el año y bajar los egos porque puede que otro sea un poco mejor, así que tendrá que trabajar para él”, señala el técnico. Para ello, cuenta, tratará de hacer alguna que otra cena animada y tirar de las charlas, tanto grupales como individuales. “Hay que hacerles ver que alguno deberá liderar y algún otro deberá estar a sus órdenes”, subraya. Porque, considera, es la ocasión perfecta para España.
Por un lado, está el perfil orográfico de la etapa, pues hay puertos y desnivel. “Es un recorrido que nos viene muy bien y que se adapta a las cualidades del ciclista español, pues es mucho más duro que en los últimos años”, desliza. Y, por el otro, no se ha encontrado con problemas de los equipos como ocurriera, por ejemplo, hace dos años, cuando no querían ceder a sus ciclistas, más preocupados en sacar puntos -por eso del ranking UCI y de los posibles descensos- que en otra cosa. “Sí, quieren que estén sus corredores porque ven que España puede estar arriba, sacar medalla o, por qué no, ponerse el maillot de campeón del mundo”, se congratula Momparler. Aunque hay rivales de enjundia. “Lo que me preocupa es Pogacar y Evenepoel, dos fenómenos a los que es muy complicado derrotarles”, sentencia.
Por ahora, Momparler tiene bastante claro el equipo, toda vez que ya ha escogido a cinco de ocho corredores, siempre supeditado a que no haya algún contratiempo de última hora. “Carlos Rodríguez, Mikel Landa, Pello Bilbao, Enric Mas y Juan Ayuso”, enumera como fijos. En la órbita hay otros: “Oier Lazkano, Pablo Castrillo, Roger Adrià, Marc Soler… Son muchos los que pueden acompañar y los que pueden ayudar”, resuelve. La decisión la tomará 15 días antes del Mundial. Y los que vayan ya saben que el equipo se antepone a los egos.
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