La Ryder de Jon Rahm, de París a Nueva York
El vasco vivió un antes y un después en la competición tras un duelo con Tiger Woods y ahora celebra su tercer título en cuatro participaciones
El viaje de Jon Rahm ha cumplido 10 años en la élite. En agosto de 2015, cuando estudiaba en la universidad de Arizona, el vasco se coronó con la medalla Mark H. McCormack como el número uno del mundo amateur. Solo un jugador europeo había logrado antes esta distinción otorgada desde 2007 por el Royal and Ancient de Saint Andrews, el inglés Matt Fitzpatrick (presente también en esta Ryder), y ninguno lo ha vuelto a conseguir hasta ahora. Diez años después de aquel primer gran paso en su carrera, Rahm ha cumplido muchos de sus sueños: ser número uno mundial, ganar dos grandes (US Open y Masters) y jugar y conquistar la Ryder. El triunfo en Nueva York es el tercero en el gran duelo frente a Estados Unidos en cuatro participaciones tras ganar también en su debut en París 2018 y en Roma 2023, y caer en Whistling Straits en 2021. Del amateur al campeón, del novato al referente, en un decenio inolvidable para él.
La historia de Rahm y la Ryder vive un antes y un después del duelo contra Tiger Woods en París 2018. En su primera participación en el torneo, el vasco acusó la presión autoimpuesta por heredar la secuencia de éxitos de Seve, Olazabal y Sergio García en la competición y perdió en los fourballs del viernes y del sábado (no jugó los foursomes ningún día). El hombre andaba hundido esa segunda jornada y fue Olazabal quien hubo de rescatarle emocionalmente con el mensaje de que no importaba el rendimiento individual sino el bien del grupo. El destino le deparó entonces un duelo contra Tiger el domingo y Rahm aprovechó el regalo con una victoria por 2&1 que celebró tan efusivamente que tuvo que pedir perdón al Tigre por su explosión de júbilo. “¡Viva Seve!”, había gritado alguien entre el público antes del putt definitivo.
Aquel bautizo transformó a Rahm a la hora de vestirse de hombre Ryder. Desde entonces hasta ahora se ha convertido en un líder en la caseta europea por su juego, su carácter y el sentimiento enraizado de formar parte de algo más grande que él. La cadena se prolonga como sucesor de García, el máximo anotador histórico de la competición (28,5 puntos). Y el grito de Seve se escucha de nuevo en Nueva York igual que antes en París o en Roma. Precisamente Olazabal desveló tras el éxito que el equipo europeo portaba el logo de Seve estampado debajo del polo con el que jugaron este domingo.
El capitán europeo, Luke Donald, señala a Rahm como el hombre que pide ser el primero en salir a la cancha (suyo fue el golpe inaugural del torneo el viernes) mientras que McIlroy lleva la voz cantante a la hora de los discursos en el vestuario.
Europa disfruta de dos colosos y, en el caso de Rahm, un seguro de vida en los foursomes. El español ha ganado los seis partidos que ha disputado en esta modalidad, dos con Sergio García como pareja y cuatro con Tyrrell Hatton, un dúo invicto que va camino de emular la anotación de Seve y Olazabal, la combinación más prolífica en la historia (6,5 puntos en los golpes alternos, 12 en total). Es ahí, al lado del inglés y en la modalidad que mejor expresa el espíritu de jugar en equipo en el golf, cuando luce la mejor versión de Rahm, derrotado el sábado en los fourballs y este domingo en el cara a cara con Schauffele.
“Ha sido muy duro. Lo que casi logran los estadounidenses ha sido increíble, pero por suerte teníamos una ventaja considerable. Es difícil describir el ambiente que hemos tenido toda la semana, lo duro que ha sido para nosotros. Nos unimos”, explicó Rahm. Y comentó sobre Olazabal: “Nos dijo esta semana que ya no quería ser conocido como el último capitán de la Ryder en ganar en Estados Unidos”.