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España gana a Euskadi en su primer partido oficial de cesta punta

Cuatro jugadoras de pueblos vecinos protagonizan un acontecimiento cargado de simbolismo político en el frontón Jai Alai de Gernika

En 44 minutos se solventó el primer enfrentamiento oficial entre las selecciones de España y Euskadi. Fue en la Liga de Naciones de cesta punta, y con el frontón Jai Alai de Gernika, la catedral de ese deporte, como escenario. Después de los cambios en la Ley del Deporte propiciados por el PNV, que abrieron una rendija, y las votaciones de admisión de la delegación vasca, impugnadas por la Federación Española en la Internacional, sobre las que el TAD tendrá que resolver, por primera vez se vieron las caras los dos equipos con victoria diáfana para España, que se impuso en dos sets (5-15 y 7-15) a Euskadi.

Dos parejas compuestas por mujeres de pueblos vecinos; de Berriatua las de la selección vasca, Maia Goikoetxea y Elaia Gogenola —que antes había jugado con España—. De Markina, las del combinado español, Erika Mugartegi y Arai Lejardi. Ocho kilómetros de distancia entre las dos localidades vizcaínas. Las cuatro se formaron en los mismos frontones y compartieron partidos y competiciones, pero cuando tuvieron que elegir, decidieron distinto. La Federación Vasca les ofreció a todas vestir sus colores, pero las campeonas del Mundo Sub 22 con España, Mugartegi y Lejardi, además de otros pelotaris, no aceptaron porque debían pasar una preselección y la española les daba la posibilidad de actuar en la Liga de Naciones sin ningún filtro previo.

Otros dos jugadores, Gorka Mugartegi, de Markina, y Cosme Agirre, de Zumaia, decidieron seguir vistiendo los colores de España por las mismas razones. “Esto es deporte y no política”, apuntaba en El Correo, el padre de uno de los cestistas. “Nuestros hijos quieren jugar. La selección española les aseguraba que iban a enfrentarse contra los mejores, mientras que con la vasca era una preselección”.

La cita de Gernika, que comenzó a las 19.00 horas, se convertía en un acontecimiento histórico, con mucho fondo político. El Gobierno Vasco envió como representante a la vicelehendakari, Ibone Bengoetxea, y en las gradas del frontón, que no se llenaron, también estaba el presidente del PNV, Aitor Esteban, que como portavoz parlamentario negoció con el gobierno los cambios en la Ley del Deporte que propiciaron que la cita se celebrara.

No hubo himnos, sí muchas ikurriñas en las gradas, bastantes periodistas y fotógrafos, además de un ambiente cordial. Se recibió con aplausos a las dos componentes del equipo español, vestidas de azul, con el escudo sobre el pecho, y con una gran ovación y flamear de banderas a las representantes vascas.

En el partido no hubo color. Las españolas demostraron ser superiores. La zaguera, Arai Lejardi, no falló, hasta muy avanzado el partido, a la hora de atrapar la pelota desde el fondo del frontón de 58 metros de largo; la delantera, Mugartegi —68 pelotazos buenos—, se mostró implacable con el dos paredes. El primer set (5-15) fue de las españolas desde el principio. Fueron ampliando paulatinamente la diferencia hasta el resultado final. En el segundo hubo un punto mayor de emoción cuando las jugadoras de verde se pusieron por primera vez por delante en el marcador (5-4), aunque recibieron el castigo posterior de nueve tantos consecutivos (5-13), que resultó casi definitivo.

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