Doncic en la báscula

Se observa un cierto pudor en la prensa seria (moderna aclaración) a la hora de hablar de las bajadas o subidas de peso en deportistas de élite

Luka Doncic, 77 de los Dallas Mavericks, maneja el balón contra Anthony Davis, 3 de Los Angeles Lakers, el 26 de febrero de 2023.Ron Jenkins (Getty Images)

Desde su segunda temporada en la NBA, los aficionados y después los medios, primero los sensacionalistas y luego los serios, fijaron su atención en el peso (“estado de forma”, según un eufemismo más cauto políticamente) de Luka Doncic. En verano de 2020, Doncic llegó a responder en Instagram a un portal deportivo que se preguntaba si estaba en forma tras salir del confinamiento. “¿De dónde has sacado esa información? Estoy interesado en saberlo”, mientras añadía el emoj...

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Desde su segunda temporada en la NBA, los aficionados y después los medios, primero los sensacionalistas y luego los serios, fijaron su atención en el peso (“estado de forma”, según un eufemismo más cauto políticamente) de Luka Doncic. En verano de 2020, Doncic llegó a responder en Instagram a un portal deportivo que se preguntaba si estaba en forma tras salir del confinamiento. “¿De dónde has sacado esa información? Estoy interesado en saberlo”, mientras añadía el emoji llorando de risa. La cosa debió de hacer daño, porque ese mismo día los Mavericks subieron varias fotos de la estrella levantando pesas.

Ha habido todo tipo de teorías sobre los cambios físicos de Doncic. Un usario de Reddit dio a conocer el “síndrome de la cara gorda” en los atletas, según el cual estos deportistas tienen la cara redonda y aparentemente gorda se ejerciten como se ejerciten, aunque estén en extraordinaria forma física. La sorprendente “teoría” la desmontaron usuarios en las respuestas: no, Doncic estaba (era 2021) fuera de forma. Desde entonces, cada verano aparecían las mismas informaciones acompañadas de fotos parecidas: Doncic de retiro vacacional disfrutando de la vida. Y los que no querían informar de que había engordado, sí lo hacían cuando adelgazaba, como cuando el Madrid vende a un jugador: la prensa culé ya puede decir que es muy bueno.

En 2023, los portales dedicados a la NBA reportaron, como rumor (¿se puede reportar algo como rumor?), que los directivos de los Mavs expresaban en privado su disgusto por el estado de Doncic. En The Athletic, se confirmaba: los directivos le habían pedido a Doncic que bajase peso, que ajustase su alimentación.

Son noticias que se han dado hasta hace unos meses (es decir, se han dado en los últimos años) de forma insistente. Son cuatro años, además, en los que Doncic se ha convertido en una superestrella mundial. Y estaba a punto de firmar un contrato de 350 millones que, con su traspaso fulminante, pierde de momento.

No son cosas que yo haya seguido con entusiasmo por mi afición a la NBA, que apenas existe, sino por mi curiosidad por la atención que se presta a los cuerpos. Que en este caso además no es una atención social y cruelmente estética, esa que suele estar disfrazada de preocupación por la salud, sino profesional: el trabajo de Doncic es estar en forma, ¿pero en qué forma?

Entre las razones —hay otras seguramente de más calado—, que la prensa especializada da para justificar su salida de los Dallas Mavericks en dirección a los Lakers, está la de su aparentemente poca disciplina en su alimentación, que es un eufemismo aún mejor para definir sus cambios de peso. Se observa siempre, sin embargo, un cierto pudor en el periodismo a la hora de hablar de las bajadas o subidas de peso en deportistas de élite. Puede que sea un pudor propiciado por el salvajismo en las redes, donde los usuarios destrozan a quien sube de peso o pierde definición (en 2020, Doncic ya avisó de que él nunca había sido particularmente musculoso) o puede, incluso, que no se capte bien el tono, ya que hablar del peso de los demás suele ser una frivolidad que quizás se adapte mal a un tono serio y profesional.

Pero se debe hablar, sin duda. Doncic a veces engorda y adelgaza un número de kilos inusual en una estrella de élite, y se entendería que eso fuese noticia más de lo que es. Pero la pregunta interesante es en qué afecta eso al juego de Doncic, cuánto gana y cuánto pierde con determinado peso, y si las marcianadas que hace en pista, el baloncesto que lo ha depositado en la cima, se resienten y en qué medida cuando se va de forma.

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