20 años del primer oro del balonmano español: “Mateo Garralda y David Barrufet tenían a todos cuadrados”

El exseleccionador Juan Carlos Pastor y Barrufet recuerdan la gesta del Mundial conquistado por la selección en 2005 en Túnez

Mateo Garralda levanta la copa de campeones del mundo ante sus compañeros.SRDJAN SUKI (EFE)

“El equipo venía de no tener éxitos en el último ciclo olímpico. ¿Entonces la gente qué va a hacer? Pues hacerte caso. Fue mi ventaja”, recuerda al otro lado del teléfono Juan Carlos Pastor sobre su llegada al banquillo de la selección española de balonmano en noviembre de 2004. No obstante, el técnico firmó como interino, a apenas dos meses del Mundial que se iba a celebrar en Túnez y solo hasta que terminara la cita. Su llegada dejó también un punto de polémica porque la contratación se produjo en medio de un proceso electoral en la federación y el aspirante Jesús Fernández, que tenía un acu...

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“El equipo venía de no tener éxitos en el último ciclo olímpico. ¿Entonces la gente qué va a hacer? Pues hacerte caso. Fue mi ventaja”, recuerda al otro lado del teléfono Juan Carlos Pastor sobre su llegada al banquillo de la selección española de balonmano en noviembre de 2004. No obstante, el técnico firmó como interino, a apenas dos meses del Mundial que se iba a celebrar en Túnez y solo hasta que terminara la cita. Su llegada dejó también un punto de polémica porque la contratación se produjo en medio de un proceso electoral en la federación y el aspirante Jesús Fernández, que tenía un acuerdo con Valero Rivera, se revolvió: “No me parece honesto”, se quejó ante la decisión del presidente de entonces, Jesús López Ricondo.

La selección venía de ser séptima en los Juegos de Atenas, así que solo los más optimistas podían prever que acabaría dando el gran golpe mundial al norte de África a principios de 2005. Fue el primer oro del balonmano español, del que ahora se cumplen 20 años. Hacía una década que había recolectado las primeras medallas, se había colgado dos platas europeas (1996 y 1998), un bronce continental (2000), y dos bronces olímpicos (1996 y 2000), pero le faltaba la cima. Y la alcanzó en un Mundial. Un hito que terminó de encumbrar a nombres ilustres: David Barrufet, Jota Hombrados, Mateo Garralda, Rolando Uríos, Alberto Entrerríos, Juanín García, Iker Romero o Demetrio Lozano, entre otros.

“Era también de las últimas oportunidades para ciertos jugadores. El vestuario pedía frescura, pero claro, siempre necesitas un buen resultado al inicio para que te sigan a pies juntillas”, admite Pastor, que entonces tenía 36 años y sustituyó en el cargo a César Argilés. “Sí que supuso un cambio para nosotros, aunque positivo. Los Juegos no nos habían ido bien y teníamos ganas de algo nuevo”, admite Barrufet, el segundo balonmanista con más internacionalidades (280, por detrás de las 294 de Raúl Entrerríos), al que aquella gesta de Túnez le pilló en la recta final de su etapa en la selección (1990-2009).

La gente decía que mi sistema solo valía para Valladolid. Y demostramos que no
Juan Carlos Pastor, exseleccionador español

“A mí me cogen porque juego de forma distinta”, afirma Pastor, hoy al frente a la selección egipcia. “La gente decía que mi sistema solo valía para Valladolid [donde llevaba desde 1995] y que esto no se podía exportar. Y demostramos que no. Es verdad que también tuve mucha ayuda de los jugadores. Desde el principio, ellos hacían todo lo que queríamos y los capitanes, Mateo Garralda y David Barrufet, tenían a todos cuadrados”, apunta el técnico, la bandera de eso que se ha conocido como la escuela vallisoletana de balonmano. “Lo vi como un tren que pasa en la vida, y fue la confirmación en mi carrera y de que mi método funcionaba fuera. Luego mucha gente lo ha ido copiando, aunque los detalles los da cada entrenador”, señala.

Desde los dos amistosos de preparación ante Rusia, las sensaciones empujaron a favor. En la primera fase del Mundial, España solo perdió un encuentro, ante Croacia, la campeona olímpica, y por poco (31-33). “Vimos que estábamos cerca”, subraya Pastor. En la segunda fase, eso sí, llegó el apuro tras empatar con Serbia y Montenegro (28-28). “Estábamos en las gradas viendo el Croacia-Serbia dos horas antes de enfrentarnos a Noruega”, recuerda Barrufet. “Necesitábamos que ganaran los croatas y lo hicieron por uno [24-23], y luego nosotros vencer [31-24]”. Así accedió a semifinales la selección, para la que ya no hubo freno. Derrotó a los anfitriones tunecinos (30-33) y en la lucha por el oro, frente a la Croacia de Ivano Balic, el gran festival (40-34).

Fue una final muy cómoda, pudimos disfrutar del partido, los últimos 15 minutos ya sabíamos que ganábamos
David Barrufet

“Fue una final muy cómoda, pudimos disfrutar del partido, los últimos 15 minutos ya sabíamos que ganábamos”, celebra Barrufet. “Creo que ellos salieron confiados”, indica Pastor. El 30-18 mediada la segunda parte convirtió en feliz cuesta abajo el desenlace de una final en la que Juanín García se apuntó 11 tantos. Curiosamente, en el segundo oro en un Mundial de España, en 2013 en Barcelona, el partido por el título contra Dinamarca también acabó en tunda (35-19).

Muchos de aquellos jugadores que inauguraron el casillero de oros del balonmano español son hoy entrenadores: Chema Rodríguez (con Hungría en este Mundial de 2025), Alberto Entrerríos, Garralda, Rubén Garabaya, Iker Romero y Mariano Ortega, entre otros. “Ninguno pensaba como técnico entonces. Pero muchos se revalorizaron después de ese Mundial, cambiaron de equipo, mejoraron sus contratos y relanzaron sus carreras”, advierte Juan Carlos Pastor, que, por supuesto, dejó de ser interino y alargó su periodo en la selección hasta 2008, con una plata europea en 2006 y el bronce olímpico de Pekín 2008. Luego sí, llegó Valero Rivera.

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