¿De qué hablan los hombres?
‘Esta vana esperanza’ trata de relaciones afectivas que se cimentan precariamente en torno a una pasión común, como el fútbol
La película Una pistola en cada mano reúne varios relatos en torno a personajes masculinos. En uno de ellos, hay dos parejas que han quedado para cenar. Da la casualidad de que, de camino al lugar de la cita, se encuentran de manera cruzada. Es decir, un chico de una pareja con una chica de la otra y una chica de una con el chico de la otra. Las conversaciones van avanzando de forma natural y trivial hasta que, en un momento, una de las chicas empieza a contarle a su interlocutor un problema relativamente serio por el que está pasando su novio. Algo que les está afectando como pareja y ...
La película Una pistola en cada mano reúne varios relatos en torno a personajes masculinos. En uno de ellos, hay dos parejas que han quedado para cenar. Da la casualidad de que, de camino al lugar de la cita, se encuentran de manera cruzada. Es decir, un chico de una pareja con una chica de la otra y una chica de una con el chico de la otra. Las conversaciones van avanzando de forma natural y trivial hasta que, en un momento, una de las chicas empieza a contarle a su interlocutor un problema relativamente serio por el que está pasando su novio. Algo que les está afectando como pareja y que tiene que ver con la salud. Mientras ella avanza en el relato, su amigo va mudando la cara y le deja claro que no tenía ni idea de todo lo que le está contando. Ella, extrañada, le pregunta: “Pero vosotros, cuando estáis juntos, ¿de qué habláis?”. La comunicación efectiva y afectiva no es una tarea fácil y los hombres, muchas veces, buscan y encuentran un vehículo que permita un simulacro. El fútbol, por ejemplo.
Esta vana esperanza (Pez de plata) es un libro escrito por el editor Emili Albi. Un relato que surge de la muerte de su padre y que mezcla las memorias y el ensayo. Una reflexión sincera y cruda sobre las relaciones entre padres e hijos. En un momento, Albi se plantea si no será el fútbol —la afición por el Valencia, en concreto— el vínculo más sólido que tenía con su progenitor. Rememora victorias y derrotas. También la sensación que vivió en aquel viaje a la final de la Copa de Europa celebrada en París y en la que compartieron cama y habitación. Lo recuerda como “raro, incómodo y forzado”. El de Albi no es un libro sobre fútbol, pero sí retrata tantas y tantas relaciones afectivas que se cimentan precariamente en torno a una pasión común. Horas y horas de grada o televisión. Un tiempo y espacio compartido que se convierte en un mecanismo para estar juntos y evitar hablar de otras cosas. ¿De qué? De los asuntos que remueven las entrañas, por ejemplo.