Ángel Hidalgo gana el Open de España después de un desempate con Jon Rahm
El golfista marbellí conquista su primera victoria en el circuito europeo tras un final trepidante en el Club de Campo Villa de Madrid
Qué final en el Open de España. La emoción se desbordó en el Club de Campo este domingo en un cierre de jornada de infarto que coronó a Ángel Hidalgo como campeón nacional y dueño de su primera victoria en el circuito europeo. Ese era el epílogo que se adivinaba cuando a falta de dos hoyos sumaba dos golpes de ventaja sobre Jon Rahm. La historia parecía escrita, pero el empuje ilimitado del vasco y los nervios del novato condujeron el desenlace a una igualada a -14 y a un desempate que precisó de dos hoyos extra para proclamar un vencedor. La gloria fue para este marbellí de 26 años que resistió las embestidas de un coloso como Rahm. Doble mérito para Ángel Hidalgo, por el título en sí y por el gigantesco rival que tenía enfrente, una estrella mundial que luce dos grandes y es el rey de LIV. Hace unos años ambos compartían fotos de niños, soñando con un día como este. Este domingo regalaron un precioso duelo al sol.
“Cuando he metido el putt para ganar, tenía la cabeza en blanco, solo quería abrazar a mi caddie y a mi familia, y llorar mucho. Ha habido momentos en que pensaba que lo perdía, pero he estado relajado, muy cómodo todo el día, he tenido muy poco estrés. No lo entiendo porque pensaba que iba a estar muy, muy nervioso”, argumentó Hidalgo pese a tanta tensión. “Esta es la confirmación de tanto trabajo. Soy un jugador diferente al convencional, me alimento del público, de las risas, de los niños... Soy de la generación Disney. Por eso me ha ido tan bien esta semana, porque he conectado tan bien con la gente. Me hubiera ido igual de orgulloso de ganar o perder. Y a partir de ahora, cuidao”.
La acción no se hizo esperar. En el primer hoyo ese colchoncito de dos golpes sobre el que descansaba Hidalgo se quedó en nada. Rahm teledirigió la bola a un par de metros de la bandera con su segundo impacto y embocó un putt más largo del que a continuación falló Hidalgo para salvar el par: el birdie-bogey subió las tablas ya en la primera curva. El andaluz aterrizó en el búnker de la izquierda en la siguiente parada, y de la trampa salió con un ejercicio der personalidad. Como en los dos patinazos del día anterior, emergió recuperando en el siguiente hoyo el terreno perdido.
Tampoco se quedaba atrás el tercer invitado a la fiesta, David Puig, una hormiga trabajadora y silenciosa que entre el ruido del líder y el imán de Rahm se coló sin apenas llamar la atención con dos birdies consecutivos en su arranque, tres en los primeros cuatro hoyos, mucho más fiable y seguro que sus competidores en ese tramo para evitar los charcos y regatear los errores. Rahm cargó con un tripateo en el 4 cuando pasó de la opción del eagle al par; a Hidalgo le tembló el pulso con el putter en el 5 y el 6, dos bogeys seguidos, y eran tres en seis hoyos, más en un tercio de la ronda decisiva que en cualquiera completa de sus tres jornadas anteriores. Sería el peso de la presión para quien no está acostumbrado a un escenario así.
Rahm era un gigante saciado de gloria frente a dos jóvenes dispuestos a comerse el mundo; era el vasco ante su espejo, recordándole el hambre que aprieta el estómago cuando hay tantas ganas de abrir la vitrina. Un bogey en el par cinco del 7 dejó herido a la estrella de LIV y lanzó a Puig con una buena renta. Espejismos de una trama que no paraba de dar giros. Rahm e Hidalgo cerraron los primeros nueve hoyos con dos birdies seguidos mientras Puig era víctima de un tripateo en el 8. Vuelta a empezar en una película apasionante en la que los tres querían el papel protagonista.
Desde el rough del 10, otro bocado de Rahm, el tercero seguido, con un dardo milimétrico a un palmo del trapo: triple empate a -13. Era una lucha sin tregua, una carrera de obstáculos. Rahm se lió en el 13 por culpa de otra calle fallada muy a la derecha, arenas movedizas que le costaron un golpe de escapatoria, un paseo por el búnker y dos putts para un hiriente doble bogey. También ahí patinó Puig, como en el par tres del 11, e Hidalgo recobró del mando pese a errar la opción de birdie. Se vengó el marbellí con un gran putt en el 14, par cinco, el puño apretado de rabia y confianza en sí mismo. Había resistido ante un vendaval llamado Jon Rahm, frente a las dudas y la inexperiencia, plantado ante una multitud como nunca antes había visto en un partido suyo. Tenía dos golpes de ventaja sobre Rahm con tres hoyos por jugarse. Aún apretó el vasco hasta el último aliente con un gran putt en el 17, par tres. Sentado en el césped como si fuera un espectador más, Hidalgo aplaudió igual que en aquel Masters de Augusta de 2023 al que viajó como aficionado y regresó con una bandera firmada por el ganador de la chaqueta verde.
Hoyo 18. Hidalgo aventaja en un golpe a Rahm, que sale primero con una bomba que aterriza junto al green de este par cuatro. El novato responde con otro misil. La grada rompe en aplausos cuando llegan los dos púgiles. Mientras esperan a que golpee Puig (finalmente tercero empatado con -10), Rahm es todo seriedad, concentración. Hidalgo ríe junto a su caddie. Es una manera de quitarle dramatismo a la escena, o de espantar los nervios, por mucho que haya en juego para él. Rahm emboca, dos birdies seguidos para acabar, el sello de un competidor único, y le obliga a acertar con el putt a un metro y medio. Hidalgo respira, el corazón a mil por hora... y falla claramente. “Estaba relajado, tranquilo, solo moví mal el palo, fue un mal gesto”, explicó luego. El primer hoyo del desempate, en el 18, es birdie-birdie. La afición corea a Hidalgo, situada del lado del aspirante. En el segundo, el destino le dio otra oportunidad a Hidalgo, esta vez vestida de un putt más corto. Ya no podía fallar. Ya no falló.
“Pensando que el martes por la mañana estaba en el hospital (por el nacimiento de su hija), al otro lado del océano, me voy contento, lo he dado todo, orgulloso de mí mismo de cómo he terminado”, expresó Rahm, que reiteró su compromiso con el campeonato: “Siempre que me dejen, voy a venir. Si no vengo es porque alguien no ha querido”. El vasco jugará esta próxima semana el Alfred Dunhill Links Championship, en Saint Andrews, y el Andalucía Masters en Sotogrande del 17 al 20 de octubre, las dos citas del circuito europeo en que necesita concursar para cubrir el cupo de cuatro torneos en 2024, junto a los Juegos Olímpicos y el Open de España, para ser elegible de cara a la Ryder de 2025. A Hidalgo le quedan cuatro semanas seguidas por delante de competición y otro reto, la tarjeta del circuito americano.
Clasificación del Acciona Open de España.