Aquellos jugadores de septiembre
Hay futbolistas que si vivieran en el final del verano toda la vida serían los mejores de la historia
Había cuerpos que después del verano ya no eran los mismos. Era curioso sentir cómo el estatus en un vestuario de fútbol a los 15 años se tambaleaba por completo solo por el mero paso del tiempo, de junio a septiembre. De pronto, al mediocentro torpón que se pasó el segundo año de cadetes en el banquillo le habían crecido los pies cuatro tallas y ahora era un central en potencia. Ese portero regordete que jugaba los minutos de la basura ya no tenía barriga y además de pararlas por abajo ahora también llegaba al larguero. A algunos el crecimiento se les aceleró tanto que no dejaban de sufrir pr...
Había cuerpos que después del verano ya no eran los mismos. Era curioso sentir cómo el estatus en un vestuario de fútbol a los 15 años se tambaleaba por completo solo por el mero paso del tiempo, de junio a septiembre. De pronto, al mediocentro torpón que se pasó el segundo año de cadetes en el banquillo le habían crecido los pies cuatro tallas y ahora era un central en potencia. Ese portero regordete que jugaba los minutos de la basura ya no tenía barriga y además de pararlas por abajo ahora también llegaba al larguero. A algunos el crecimiento se les aceleró tanto que no dejaban de sufrir problemas en las rodillas, y a otros muchos, la mayoría, su físico nunca les dio ninguna ventaja.
En uno de esos septiembres echaron del Juvenil C del Alcorcón a un chico llamado Chema Moreno. Un delantero alto y rematador que en el club más importante del municipio siempre jugó en los equipos secundarios. De ahí se marchó al Trival Valderas, de menor categoría, y allí, un septiembre después, a los 17 años, mutó en otro jugador de fútbol. En tres meses, sus cuádriceps, su altura, sus movimientos y su precisión se asemejaba más al de los jugadores del primer equipo —entonces en Tercera División— que al de los chavales que andábamos por ahí. Fue como una bola de nieve que se hizo más y más grande hasta llevarlo a otra dimensión.
15 años después, Chema ha sido el único que logró vivir del fútbol y hacer una carrera profesional, casi siempre en equipos de Primera Federación. Cuando vuelvo a saber de su existencia, como el día que con un gol suyo el Badalona eliminó al Getafe en la Copa del Rey, me preguntó qué habría sido de él si aquel septiembre se hubiera hecho, por ejemplo, un esguince en un tobillo.
El caso es que el fútbol dicen que son dinámicas y en el fútbol, por una cuestión de calendario, todas empiezan en septiembre. Si nos ceñimos al primer mes de competición, uno no logra entender el devenir de ciertos jugadores de élite. Porque hay carreras futbolísticas que son incomprensibles. La de Mariano Díaz, por ejemplo, que llegó un 19 de septiembre de 2018 al Bernabéu para anotar ante la Roma un golazo por la escuadra con el 7 de Cristiano a la espalda, en un ejercicio incomparable de confianza en sí mismo. Y hasta ahí llegó el bueno de Mariano. Vivió feliz y comió perdices durante cinco temporadas más en el Real Madrid desde el mayor de los ostracismos. Luego se marchó al Sevilla —donde no anotó ningún gol— y ahora se encuentra sin equipo.
Hay jugadores que si vivieran en el final del verano toda la vida serían el mejor de la historia. Otro ilustre como Robinho debutó en el minuto 65 de la jornada 1 de Liga ante el Cádiz en el Ramón de Carranza, un 28 de agosto de 2005, y allí pareció acabarse el mundo. Si uno revisa las portadas del día siguiente, puede encontrarse con afirmaciones memorables como la del diario AS: “Dios creó a Robinho”. O este arranque en una de tantas crónicas: “El debut de Robinho en la Liga española deja la sensación de un acontecimiento histórico, como el de Emilio Butragueño —también en Cádiz hace 20 años— o la aparición demoledora de Ronaldo en el Barcelona 1996-97.” Después de una carrera decepcionante, Robinho se encuentra a día de hoy en una cárcel de Brasil cumpliendo una condena de nueve años por un delito de abuso sexual cometido en Milán. Dicen que ha hecho un curso de electrónica básica y participa en programas de lectura.
Jackson Martínez, del Atlético de Madrid, también destacó en su arranque con otro buen gol ante el Sevilla el 30 de agosto que celebró más Simeone que él. No hubo más del colombiano, que en la actualidad se ha reinventado como rapero.
Varios amigos han empezado a elaborar una lista de estos cracks deslumbrones de las primeras jornadas de campeonato que se van apagando como una luz a medio fundir hasta que en la última jornada de Liga se te ha olvidado incluso que siguen en tu equipo. Para pocas cosas son más útiles estos genios que nunca volvieron a estar a la altura de sí mismos que para sentirse uno menos mediocre.
A todo esto, Chema Moreno se enfrentó en julio al Barcelona en un amistoso con la Unió Esportiva Olot. Chema Moreno, quién lo diría, aquel jugador de septiembre.