Golden Series: el trail running global se asoma a Asia

Cuando el director de las Golden Trail Series, Grégory Vollet, llegó a Kobe en busca de un recorrido digno del circuito con más pedigrí del mundo, solo veía rascacielos y la carretera que le condujo al mirador de un parque nacional. “Aquí no va a haber nada”, asumió. Y esta era su última baza en Japón. Pero cuando se adentró en el bosque, descubrió un tesoro. Uno de los recorridos más técnicos imaginables, sin un metro llano, con pendientes brutales, piedra resbaladiza, raíces, ...

Cuando el director de las Golden Trail Series, Grégory Vollet, llegó a Kobe en busca de un recorrido digno del circuito con más pedigrí del mundo, solo veía rascacielos y la carretera que le condujo al mirador de un parque nacional. “Aquí no va a haber nada”, asumió. Y esta era su última baza en Japón. Pero cuando se adentró en el bosque, descubrió un tesoro. Uno de los recorridos más técnicos imaginables, sin un metro llano, con pendientes brutales, piedra resbaladiza, raíces, escaleras y hasta serpientes. Por eso el lema de Kobe Trail, que estrena este sábado la temporada, es Lo inesperado. Como la llegada de la caravana del trail a Asia, un gran mercado con recovecos exóticos al que se asoma por primera vez.

El trail, pergeñado por italianos, franceses o españoles, ha sumado territorios. Europa es el epicentro de un deporte que crece sin freno en Estados Unidos y atrae a fondistas africanos. Asia es el lugar por explorar, por eso este año el calendario de las Golden pasa de seis pruebas a ocho. Tras Kobe, continúa el 27 de abril en la región china de Sichuan, a los pies del Tíbet, con el Four Sisters Mountain Trail, el reto de altura que parte de los 3.200 metros de altitud y se acerca a los 4.500. Detrás está la propiedad china de Salomon, el organizador del circuito. Y la búsqueda de estrellas asiáticas. “Si este año tenemos cinco en la élite, quizás el año que viene tengamos diez y al siguiente, 15″, ansía Vollet.

Su reto es actualizar un calendario que mantiene las citas clásicas como la Zegama–Aizkorri, el Maratón del Mont-Blanc y Sierre Zinal mientras explora los Tatras polacos antes de despedir el curso con dos carreras veloces al estilo estadounidense (San Francisco y Mammoth Lakes). La guinda será la final, en Locarno (Suiza). El requisito para participar en ella es correr en cuatro de las ocho pruebas, con una naturaleza muy distinta, tanto en la distancia —desde los 20 a los 42 kilómetros— como en el desnivel o la complejidad técnica. Cada atleta traza su itinerario.

Kobe descorcha la temporada sin los dos ganadores del año pasado. Ante la ausencia de Remi Bonnet, vencedor el año pasado en Dolomitas y en la final, Elhousine Elazzaoui aspira al trono con el permiso de los dos kenianos —Philemon Kiriago y Patrick Kipngeno— o del suizo Roberto Delorenzi. La gran baza española, Manuel Merillas, ganador en Zegama el año pasado, se reserva para la maratón vasca, en mayo, y deja la delegación en manos de Álex García, Miquel Corbera o Alain Santamaría. El leonés se pierde esa joya inesperada de Kobe, con los descensos técnicos que tanto le gustan. Como al japonés Ruy Ueda, que ha entrenado el perfil al detalle y promete defender el orgullo patrio.

Japón esgrime la montaña como parte de una cultura ancestral, pero cuando los grupos de escolares que recorren el parque nacional ven pasar a los corredores, alucinan y ofrecen una sonrisa que transmite admiración y locura. Las carreras por montaña del país atraviesan los caminos cimeros, las autopistas; no contemplaban adentrarse en el laberinto de las alturas medias, esas pendientes extremas en senderos estrechos.

Allie McLaughlin resumió los riesgos que supone el trazado con la recomendación de la organización para que cada atleta contrate un seguro por si ocurre “alguna lesión catastrófica”. La estadounidense es una de las favoritas en un panorama abierto sin las tres dominadoras de 2023. No correrá por lesión su compatriota Sophia Laukli, ganadora de las series. Tampoco la suiza Judith Wyder, segunda, ni la rumana Madalina Florea, la gran revelación. Así que es un panorama abierto para las españolas, consolidadas en el segundo escalón. Malen Osa, que rozó el podio el año pasado, o Sara Alonso, que brilló en 2022 y ha dejado atrás la lesión del año pasado. La delegación más numerosa de todas incluye a Julia Font, Marta Martínez, Rosa Lara Feliu y a Naiara Irigoyen.

Todo empieza en la ciudad de la carne roja, con sus restaurantes temáticos y cocineros que dan la vuelta a cada lámina de ajo. Más de 400 corredores locales acompañarán la pelea de la élite internacional en una prueba que arranca a las 13.00 (las 6.00 en España) para facilitar el seguimiento desde Europa. Las mujeres saldrán antes para que ambos ganadores lleguen a la vez a aquel mirador turístico en el que Vollet esperaba un erial, que sirve de salida, meta y punto de paso. Como en el tráfico, cambia el sentido y los corredores, que habitualmente se apartan a la derecha para ser adelantados, tendrán que hacerlo a la izquierda cuando escuchen el silbato. Empieza lo inesperado.

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