Popovici prepara sin inmutarse el asalto a los 200 metros libres del Mundial de Fukuoka
El rumano de 18 años, que busca ser el primer hombre en conquistar el 100 y el 200 en dos mundiales sucesivos, domina la semifinal vigilante de sus rivales
David Popovici se puso las gafas, infló los pulmones y soltó el aire, camino de los poyetes de la piscina de Fukuoka. Ni un gesto en el semblante del nadador más rápido del mundo resultó indicativo en la jornada de su debut. Ni frío ni calor, ni ansiedad ni calma. Como un jugador de póker, se ocupó de no reflejar sentimientos. Tampoco en el agua, en donde nadó en sus t...
David Popovici se puso las gafas, infló los pulmones y soltó el aire, camino de los poyetes de la piscina de Fukuoka. Ni un gesto en el semblante del nadador más rápido del mundo resultó indicativo en la jornada de su debut. Ni frío ni calor, ni ansiedad ni calma. Como un jugador de póker, se ocupó de no reflejar sentimientos. Tampoco en el agua, en donde nadó en sus tiempos más predecibles, como si no quisiera mostrar sus cartas aunque todos saben lo que se propone. Quiere ser el primer hombre en la historia de la natación que gana las dos pruebas capitales del nado libre, los 100 y los 200 metros, en dos mundiales. Lo hizo en Budapest en 2022, donde reprodujo la gesta de Jim Montgomery en 1973, el único precedente. Ahora busca repetirlo en Japón, en donde este lunes nadó las preliminares de los 200 y se emplazó para la final del martes (13:00 horas, RTVE Play y Teledeporte) con el tiempo más corto: 1 minuto 44,70 segundos, quinta mejor marca de la temporada.
Ligeramente más lento que hace un año cuando clasificó para la final (1m 44,40s), Popovici nadó en Fukuoka sus primeros 200 con oposición de 2023. El rumano carga con un lastre invisible pero sumamente pesado. Transita por el año siguiente a su consagración, tras batir el récord del mundo de 100 y lograr dos oros mundiales, y afronta un vacío psicológico que le obliga a interrogarse sobre el sentido de imponerse nuevas metas. Haberse convertido en ídolo nacional de su país puede ser un estímulo o un agobio. Debe descubrirlo sobre la marcha y sin apenas referencias. A diferencia de la mayoría de sus rivales, que vienen de pasar por cribas en Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña o Japón, donde la competición es abundante, tanto en torneos universitarios como en trials de clasificación, la única piedra de toque de Popovici antes de presentarse en el campeonato mundial fue la Copa de Rumania de primavera. Sin contraste, nadando en solitario, paró el cronómetro en 1m 47,39s, un tiempo cualquiera. Una marca que este lunes antes de tocar el agua le situaba como 118º del ránking de la temporada.
Sin aclimatación al desafío máximo que supone medirse a los mejores, y con apenas 18 años, demasiado poco para acumular experiencia, Popovici lideró la preliminar y la semifinal más pendiente de vigilar a los concursantes que de ponerse a prueba a sí mismo. Aceleró, luego se movió a velocidad de crucero, como si nadase un 400, y mientras tanto calibró la reacción de sus adversarios. Detectó dos atrevidos. Tanto el británico Matt Ricards por la mañana como el estadounidense Luke Hobson en la semifinal de la tarde, siguieron su estela hasta el último viraje. Ahí procuraron sorprenderlo con el nado subacuático y una aceleración de piernas. La respuesta de Popovici fue serena. Solo echó carbón a la caldera (de cuatro a seis patadas por ciclo) en los últimos 20 metros.
Si no se deja emboscar, si es capaz de imponer su cadencia más poderosa, Popovici se colgará este martes el oro en 200, cimiento de su ataque el jueves al oro en 100. De momento, los podios de Fukuoka en la segunda jornada de carreras estuvieron repartidos entre China y Estados Unidos. Con permiso de la descalificación de la australiana Kaylee McKeown, las estadounidenses Kate Douglas y Alex Walsh fueron oro y plata en 200 estilos respectivamente (2m07,17s y 2m07,97s). Para China fue el oro del 100 mariposa femenino, dominio de Yufei Zhang (96,12s), y el oro de los 100 braza, conquistado por Quin Haiyang (57,69s) gracias a la ausencia del inglés Adam Peaty (récord mundial con 56,88s), que no se sabe si prepara su retirada definitiva o se toma un año sabático antes de los Juegos de París 2024.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.