El ‘zoom’ de Alba Torrens

La rabia corría por dentro. Por fuera, Alba Torrens debía levantar a un equipo herido. España acababa de perder la final del Eurobasket contra Bélgica (58-64) en el último suspiro del encuentro y las jugadoras más jóvenes se habían derrumbado. Raquel Carrera no podía evitar las lágrimas, con la espalda apoyada en una valla de publicidad y la mirada en el vacío. El golpe había sido fuerte porque la selección estuvo por delante en el marcador durante 36 minutos, hasta que...

La rabia corría por dentro. Por fuera, Alba Torrens debía levantar a un equipo herido. España acababa de perder la final del Eurobasket contra Bélgica (58-64) en el último suspiro del encuentro y las jugadoras más jóvenes se habían derrumbado. Raquel Carrera no podía evitar las lágrimas, con la espalda apoyada en una valla de publicidad y la mirada en el vacío. El golpe había sido fuerte porque la selección estuvo por delante en el marcador durante 36 minutos, hasta que las belgas explotaron su arsenal ofensivo. Entonces fue Torrens, la capitana del grupo junto a Silvia Domínguez, la que pidió cabeza alta para valorar una plata que pesaba como el oro por el lugar de donde venía el grupo: después de caer en los cuartos del Eurobasket anterior y en la misma ronda en los Juegos de Tokio, de no clasificarse para el Mundial, de asistir a la retirada de Laia Palau y de madurar a toda velocidad un cambio de técnico y un relevo generacional. Que con esos mimbres y después de dos años fuera del gran escenario internacional España compitiera por el oro era todo un éxito que Torrens se esforzaba por remarcar pese al pinchazo en el orgullo por la derrota.

“Hemos vuelto, hemos vuelto después de no estar, hemos vuelto para estar arriba y hemos vuelto para seguir. Estamos muy orgullosas de lo que hemos hecho y felices con esta medalla”, explicó la alero española, líder en la pista del equipo dirigido por Miguel Méndez y parte del quinteto ideal del torneo junto a las belgas Allemand, Vanloo y Meesseman (la pívot fue la MVP del Eurobasket) y la francesa Gruda. “Por supuesto que somos competitivas y va a escocer un poquitín. Pero hay que coger perspectiva, hacer zoom, y valorar esta medalla. El verano pasado no pudimos ni competir y ahora hemos estado en la final compitiendo contra el mejor equipo del campeonato. Claro que duele. Pero el dolor lo llevaremos de otra manera si valoramos lo que hemos hecho, porque creo que es muy grande”.

Pocas jugadoras como Alba Torrens pueden echar la vista atrás y observar tantas curvas en el camino, en su caso también muchas cimas. La mallorquina dejó la Liga española con 22 años y regresó el curso pasado después de tres temporadas en el Galatasaray y ocho en el potente Ekaterimburgo. El Valencia Basket recuperó para la competición doméstica a un mito viviente del baloncesto europeo. Con los clubes, nada menos que seis Copas de Europa: con el Avenida Salamanca en 2011, con el conjunto turco en 2014 y cuatro coronas con el acorazado ruso (2016, 2018, 2019 y 2021), tres de ellas a las órdenes de Miguel Méndez, el actual seleccionador español. De broche, dos galardones como mejor jugadora de Europa, en 2011 y 2014.

Con la selección y a los 33 años, Torrens colecciona nueve medallas y 197 partidos internacionales desde que se estrenara en un amistoso en mayo de 2008. En Liubliana superó además, con 681 puntos ya en la mochila, a Amaya Valdemoro como la máxima anotadora histórica española en un Eurobasket. Y eso que se perdió las citas de 2019 y 2021. Sus 27 puntos a Hungría en las semifinales de este torneo fueron una de las mejores exhibiciones individuales de la competición.

La guerra en Ucrania devolvió a Torrens a España después de un largo periodo en el Ekaterimburgo. “Con la situación actual, cuando estalló el conflicto, tuve que replantearme cosas y decidí volver, con la tristeza por dejar lo que había sido mi lugar durante tanto tiempo. Si no es por la guerra, puede que hubiera permanecido más tiempo. Pero ese fue el momento y mi realidad. Quién sabe qué hubiera pasado”, recordaba la balear en EL PAÍS durante la fase de clasificación para el Europeo.

En esas aguas revueltas pescó el Valencia Basket, campeón de Liga este curso. Su entrenador, Rubén Burgos, se rinde ante la humildad de la estrella. “Desde el primer minuto ha sido muy positiva para las compañeras y para el cuerpo técnico. En la pista ha estado para aportar su talento y calidad, para ayudar a las compañeras, sobre todo en los momentos clave de los partidos importantes. Fuera de la cancha, ha estado 24 horas al día y siete días a la semana para todos y para todas. Ha sido una líder natural, reconocida en el grupo. Nos ha escuchado, nos ha ayudado y nos ha hecho mejores. Conexión inmediata con la grada desde el primer momento y un referente para las jóvenes, de las que se ha preocupado desde que llegó. Es una persona espectacular, que no necesita los focos, no quiere las atenciones, pero es una súper estrella dentro y fuera del campo”, desgrana Burgos.

Las lesiones han interrumpido su curso con el Valencia. “Voy temporada a temporada. Intento ser lo más honesta conmigo misma para serlo también con los demás”, receta Torrens como filosofía vital. El cuerpo se queja a veces, pero la pasión sigue intacta. El techo de la selección en este Eurobasket, con 1,92m, mira a las próximas grandes citas con la selección, a los Juegos de París, por ejemplo. Allí quiere volver a estar para, si hace falta cuando llegue una derrota, levantar del suelo a Raquel Carrera y hacerle valorar lo que cuesta una plata.

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