El drama sin fin de la familia Dujshebaev: Magdeburgo le levanta la Champions al Kielce
El equipo polaco, tras una primera mitad monumental de Álex, el hijo mayor de la saga, pierde en la prórroga (30-29) su segunda final seguida. El cuadro alemán, campeón 21 años después. Muere un periodista en el pabellón
El sufrimiento de los Dujshebaev no deja de crecer en la Final Four de la Champions. El año pasado, su Kielce perdió el título contra el Barcelona en la tanda de penaltis, y esta vez se les escapó en la prórroga ante el Magdeburgo. Se sintieron campeones durante 50 minutos bajo el mando de Álex, el hijo mayor de la saga, protagonista de una primera parte monumental. Pero la máquina bajó de revoluciones tras el descanso y los alemanes los mandaron de nuevo al rin...
El sufrimiento de los Dujshebaev no deja de crecer en la Final Four de la Champions. El año pasado, su Kielce perdió el título contra el Barcelona en la tanda de penaltis, y esta vez se les escapó en la prórroga ante el Magdeburgo. Se sintieron campeones durante 50 minutos bajo el mando de Álex, el hijo mayor de la saga, protagonista de una primera parte monumental. Pero la máquina bajó de revoluciones tras el descanso y los alemanes los mandaron de nuevo al rincón de los lamentos.
El último tiro de Sicko con el tiempo cumplido de la prórroga se estampó en la barrera y coronó por cuarta vez a un clásico del balonmano que ha vuelto a lo grande. No reinaba en Europa desde 2002 y esta era su primera Final Four, el formato en el que se decide el título desde 2010. No tenía por lesión a Omar Magnusson, a su estrella Gisli Kritsjansson lo habían sacado en camilla en las semifinales frente al Barça y su técnico había asegurado que el problema en el hombro le llevaría meses de recuperación. Juegos mentales, en realidad. Apareció en el minuto 18 y marcó un gol al instante. Un partidazo el suyo.
A esas alturas de la tarde, no obstante, era difícil imaginar otro desenlace que no fuera la victoria del Kielce viendo la exhibición de Álex Dujshebaev. Un primer tiempo para el recuerdo. Seis goles en siete lanzamientos, pero ninguna estadística era capaz de condensar su dominio de la escena. Tiraba de fuera, de rosca, asistía al pivote, al extremo, driblaba, paraba el ritmo, aceleraba (muy pocas veces)… Nadie movía una silla en el pabellón sin consultárselo. Su padre Talant le había entregado las llaves del equipo y el primogénito tenía puesta la directa hacia la Liga de Campeones. En la otra orilla, además, contaba bajo palos con Andres Wolff, autor de siete paradas al descanso (35% de acierto): 13-15. En estos tiempos de balonmano fórmula 1, Talant y Álex imponían sus revoluciones calmadas. A la vieja usanza.
Sin embargo, la procesadora de fabricar balonmano se frenó a la vuelta del intermedio. El Kielce todavía agarró una ventaja de cuatro tantos (14-18 en el minuto 35), pero a partir de una versión más humana del hijo mayor los alemanes fueron entrando en el partido. Y, como manda la ortodoxia, todo empezó desde la portería, con un Portner que empezó a hacerse visible. A falta de cuatro minutos, dieron el primer aviso: 25-24 con una diana de O’Sullivan.
Se repuso el Kielce y lanzó casi su único contragolpe a falta de un minuto para recuperar la ventaja (25-26) con un acierto de Dani, el hijo pequeño y este domingo en un plano más secundario hasta el tramo final. Sin embargo, el Magdeburgo ya se había colado hasta dentro en Colonia después de pasarse media tarde caminando hacia el matadero. Su primera línea (Smits, Damgaard y por supuesto Kritsjansson) se sentía capaz de todo en su plan de permanentes uno contra uno, también de igualar a la falta de 30 segundos con un jugador menos y defender la última acción de los hermanos Dujshebaev para mandar el duelo al tiempo extra.
Y ahí ya no hubo quién los frenara. Todo el juego del Kielce pasaba por Álex, pero este ya no era el mismo que a primera hora de la tarde. Los polacos cayeron víctimas de su propia ley del embudo y la crecida alemana resultó imparable para el Kielce, cuyo drama con la Champions no encuentra fin. Después del cruel final del curso pasado, de la grave crisis económica que lo empezó a zarandear a mitad de temporada, todavía les quedaba otro sufrimiento en Colonia. Se sintieron campeones, pero no. El Magdeburgo ha vuelto.
Un periodista polaco de 72 años murió en la zona de prensa del pabellón. El partido tuvo que interrumpirse casi 15 minutos mediada la segunda parte para atender a la víctima.
Kielce, 29 - Magdeburgo, 30
Kielce: Wolff (Kornecki); Kounkoud (2), Álex Dujshebaev (8), Karalek (3), Karacic (-), Gebala (-), Nahí (5) -siete inicial-, Daniel Djushebaev (3), Moryto (5, 1p), Tournat (2), Olejniczak (-), Sánchez-Migallón (-) y Sicko (1).
Magdeburgo: Portner (Mike Jensen, m.18 a 35); Pettersson (1), Chrapkowski (-), Saugstrup (3), Smits (8, 6p), Damgaard (6), Musche (4) -siete inicial-, Krisjansson (6), Bejzak (1), Bergendahl (1), Weber (-), O’Sullivan (-) y Horkne (-).
Árbitros: Bojan Lah y David Sok. Excluyeron a Gebala, Karalek, Torunat, O’Sullivan (tres), Chrapkowski y Bezjak.
Parciales cada cinco minutos: 1-4, 4-6, 7-6, 8-8, 12-10, 15-13 (descanso), 18-15, 19-17, 21-19, 22-21, 24-23 y 26-26 (final) Prorroga (29-30).
Arena de Colonia. 19.500 espectadores.
El Barcelona se llevó el tercer puesto al derrotar 37-31 al PSG
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