En la Vuelta a Suiza, Ayuso ya está en modo Pogacar
El ciclista español, de 20 años, se impone en la etapa reina de la ronda helvética con un ataque en el Albula, a 2.000m de altitud y a 14 kilómetros de la meta, y es favorito para la general que se decide el domingo en una contrarreloj
“Ayuso ya está en modo competición”, dicen en su equipo el UAE, cuando realmente quieren decir que está en modo Pogacar, el líder del equipo, el crack que marca el camino que Juan Ayuso, 20 años aún, sigue acelerado, y ataca en el Albula interminable, el puerto más bonito de la Vuelta a Suiza, dicen, de un país en el que todos los pasos alpinos son hermosos. Ataca al grupo de los favoritos, Gall, Skjelmose, Bilbao, Bardet… Remco ya no está, ya ha empezad...
“Ayuso ya está en modo competición”, dicen en su equipo el UAE, cuando realmente quieren decir que está en modo Pogacar, el líder del equipo, el crack que marca el camino que Juan Ayuso, 20 años aún, sigue acelerado, y ataca en el Albula interminable, el puerto más bonito de la Vuelta a Suiza, dicen, de un país en el que todos los pasos alpinos son hermosos. Ataca al grupo de los favoritos, Gall, Skjelmose, Bilbao, Bardet… Remco ya no está, ya ha empezado a subir a ritmo cuando, cubierto 20 kilómetros de los 24 que llevan a los ciclistas desde los 900 metros hasta los 2.315 metros del hospicio y el lago Albula, ataca Ayuso. Con dos pedaladas, a 37 por hora, tantos vatios, 700 en el momento del cambio de ritmo, 400 de media los 24 kilómetros, a 22 por hora, alcanza a los tres últimos fugados; con unas pocas más abre un hueco rápido de un minuto en la cima con los mejores, y lo mantiene en los 10 kilómetros finales de descenso hasta La Punt, no tan lejos de Sankt Moritz, en repetidas hasta el aburrimiento curvas de horquilla y tirabuzones.
Gana solo, como los campeones, y como Tarangu salvaje en el Naranco del 74, saca el pie derecho del pedal y se lo señala, y también la cabeza. Fuente, el escalador único asturiano, lo hizo no para señalarle a Ocaña que le había bastado una pierna para derrotarlo, sino para homenajear al cirujano que le había operado de unas varices paralizantes. Ayuso, al que esperan en la meta su madre su novia, que le abrazan con un cariño que le derrite, lo hace para recordar que se ha pasado medio invierno parado por una extraña lesión entre muscular, tendinosa y nerviosa en el tobillo, y el golpe en el casco subraya la que cree que es su gran virtud, una mente fuerte, capaz de superar cualquier problema.
La victoria de etapa, la segunda de la temporada en el WorldTour, en la que solo ha corrido dos carreras, y las dos en Suiza, tras la contrarreloj en abril del Tour de Romandía, hace ascender a Ayuso hasta el tercer puesto en la general de la Vuelta a Suiza, a 18s del líder, el danés Mattias Skjelmose, y a 8s del austriaco Felix Gall. Detrás, a 28s, le sigue Remco Evenepoel, y a 39s Pello Bilbao. “Y ahora, sí, vamos a intentar luchar por la general. Va a ser difícil, pero creo que es posible, así que lucharemos hasta el final”, dice Ayuso, el corredor que ha conseguido las dos únicas victorias de todo el ciclismo español en carreras del WorldTour históricas, las disputadas en Europa. Ayuso piensa, claro, en la contrarreloj de 25,7 kilómetros que cierra el domingo en St. Gallen, junto al lago Constanza, la ronda helvética. “Remco no va muy lejos, y todos sabemos lo bueno que es en la contrarreloj. Matías también es un corredor muy, muy fuerte en contrarreloj. Y sí, Félix, quizás no lo ha demostrado, pero está en gran forma, así que nunca se sabe. Así que seguro que va a estar reñido. Creo que el domingo será muy interesante, pero aún quedan algunas etapas en las que puede pasar de todo. Creo que va a haber una gran lucha también por los segundos de bonificación”. Solo dos españoles han ganado en la historia la Vuelta a Suiza, Fuente, hace 50 años, y Aitor González en 2005.
A diferencia del Ayuso del Tour de Romandía, que salió a competir sin haber hecho un buen bloque de entrenamiento previo, el de la ronda suiza llega en plenitud, después de dos bloques de preparación en altitud, en Sierra Nevada y en Sestriere, con el equipo UAE que se preparaba para la Dauphiné y que será la base del equipo Tour. Ayuso no hará la grande boucle, en la que todo el equipo trabajará para Pogacar, sino que será el líder en agosto en la Vuelta, que ya terminó tercero el año pasado, a los 19. En el primer día de montaña, el frío y la mala colocación, problemas que solucionó con su gran inteligencia de carrera, le costaron unos segundos con respecto a Skjelmose; y el miércoles, cuando la exhibición de Gall, estuvo peor, pero limitó las pérdidas. “A veces es difícil responder. El cuerpo es el cuerpo. Ayer no tenía piernas y tuve que sufrir, y hoy me he sentido mucho mejor al final”, resume Ayuso, cuya forma de llegar a la élite, tan joven, sin pasar por sub 23, es tan personal y propia como su ambición y su manera de competir. “Ha sido una etapa muy dura, muy larga, con muchas subidas y mucha altitud, así que ha sido muy dura. Pero al final, cuando el ritmo empezó a aumentar, empecé a sentirme cada vez mejor, y entonces sí, pensé que había atacado cuando aún quedaban, creo, cuatro o cinco kilómetros para la cima, pero confiaba en aguantar, en que podía mantener la diferencia. Así que sí, estoy contento”.
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