Satoransky: “Ser un líder está dentro de mí”
El base del Barcelona reflexiona sobre sus condiciones y juego antes de las semifinales de la Euroliga ante el Real Madrid
En una sesión previa a la Final Four, Satoransky se reta con varios compañeros desde el perímetro del triple. Chof, chof, chof. El balón, inflexible, toca la red y Tomas Satoransky (Praga, República Checa; 31 años) hace una rueda perfecta. Saca el puño al tiempo que recibe las felicitaciones de los compañeros. Después, atiende a EL PAÍS aunque, presumido, se ducha antes de las fotos. Capital para la construcción del juego del Barça, dice estar preparado para las semifinales ante el Madrid.
Pregunta. En el...
En una sesión previa a la Final Four, Satoransky se reta con varios compañeros desde el perímetro del triple. Chof, chof, chof. El balón, inflexible, toca la red y Tomas Satoransky (Praga, República Checa; 31 años) hace una rueda perfecta. Saca el puño al tiempo que recibe las felicitaciones de los compañeros. Después, atiende a EL PAÍS aunque, presumido, se ducha antes de las fotos. Capital para la construcción del juego del Barça, dice estar preparado para las semifinales ante el Madrid.
Pregunta. En el club dicen que volvió porque usted quiso solo jugar en el Barça. ¿Es así?
Respuesta. Pasé un año muy duro en Nueva Orleans y deseaba volver a competir y cumplir esa promesa que me hice de regresar y ganar, pues los años que estuve no fueron demasiado victoriosos.
P. ¿Se cerró en esa cena, recogida por una fotografía, que tuvo con el técnico Jasikevicius una semana después de que el equipo perdiera la pasada Euroliga?
R. Esa foto no llegó en el mejor momento, pero la reunión fue muy importante porque así pudimos hablar de nuestras ideas. Yo quería sentirme importante, pero lo que dije a él y a Juan Carlos Navarro [director general de la sección], quizá porque soy base y así entiendo el baloncesto, es que quería que ganara el equipo, que no me importaban mis números.
P. ¿No mira sus estadísticas?
R. Las miro, pero prefiero ganar. En la NBA los mejores son los que más puntos meten. Y si no los metes, puedes no sentirte importante y perder algo de confianza.
P. En la Euroliga tiene un 51% de acierto en triples…
R. No me lo esperaba, pero sé que si tengo buenas opciones de tiro, meto mucho. Empecé a trabajar con Stefan Weissenbock [preparador que está en el Bamberg, alemán], porque al llegar a la NBA necesitaba mejorar. Y ahora, después de cada partido, Stefan me manda clips para ver los fallos. He entendido que cuando se calienta la muñeca debo seguir tirando y no pensar en el otro. Así me lo piden el entrenador y los compañeros; eso es lo mejor que te puede pasar.
P. Pero no siempre entran…
R. Lo sé y por eso pienso que puedo aportar mucho porque si un día no me va bien en anotación, puedo defender, que creo que es mi virtud, también crear en ataque, rebotear… Hay que leer las situaciones.
P. ¿No piensa antes de recibir el balón?
R. Los entrenadores me decían que cuando lo tenía pensado de antemano, me precipitaba. Me lo decía Plaza, Aíto. Como base que quiere conectar y generar ventajas es obligatorio. Lo he mejorado mucho.
P. ¿Cómo?
R. He visto muchos vídeos de otros para aprender. Son los deberes del jugador de baloncesto. Me fijo en Curry, aunque su juego es diferente, pero sí salidas con el bote. O en el Chacho, que hace muchas cosas bien. También en Diamantidis, Ginóbili…
P. Con 2,01 metros, es un base alto y puede aprovecharlo, ¿no?
R. Tengo ventaja en las penetraciones, en el poste bajo, en defensa cuando podemos cambiar, en bloqueos… Pero también me presionan más porque saben que mi bote es más alto. Eso y el tiro es lo que más he trabajado. Pero quiero mejorar en todo. Es como en la vida, hay que ser mejor persona, mejor padre…
P. ¿Cansa más ser padre que jugador de baloncesto?
R. Es difícil de compaginar porque tenemos dos hijos [Samuel de dos años y Sofía de cuatro], pero ya lo manejamos bien con mi mujer. Lo que sí hemos perdido es tiempo libre para pasarlo juntos.
P. ¿Qué hace en su tiempo libre?
R. Soy un gran aficionado del tenis, el pádel, la bici… Y desde la covid, me encanta montar Legos. Mi mujer lo odia porque ocupa mucho espacio en la casa, pero he montado la Millenium Falcon de Star Wars, muchos coches, de todo. Empecé con mi hija y ahí sigo.
P. Con otro que se entiende es con su compatriota Vesely.
R. Nos conocemos desde hace 20 años y jugamos en la selección. Pensábamos que nos íbamos a odiar en tres meses por nuestro carácter, pero ahora somos más tranquilos; antes éramos unos locos. Somos de la misma mentalidad, nos calentamos rápido, mentalidad balcánica.
P. ¿Y mentalidad ganadora?
R. Es eso. Pero las cosas van muy bien en el equipo, somos conscientes de que vamos de menos a más, especialmente después de caer en la Copa. Pero para ganar la Final Four dependes de detalles. El equipo más sólido del año fue el Olympiacos, pero el Madrid tiene mucho nivel y ha podido ganarle al Partizán tres partidos seguidos. Es peligroso. Es un duelo especial por la rivalidad. Yo quiero ganar y más en un club así, donde es una exigencia. Eso va bien con mi personalidad, cuando era niño no sabía perder.
P. ¿Listo para liderar al Barça?
R. Me siento un líder del equipo. Es algo que me ha exigido el entrenador. Y está dentro de mí, pero es verdad que necesité un poco de empuje. Con la selección es algo natural, pero en la NBA pasa de todo y no te sientes importante y lo pierdes un poco. Aunque en este vestuario tenemos una buena mezcla de líderes. Como Mirotic, que en la pista es el mejor anotador, el que más buscamos con Laprovittola. Generan mucho. No tienen miedo en los momentos importantes.
P. ¿Le pide Jasikevicius que sea un líder?
R. Me pide que esté muy involucrado en el juego, que sea líder en la pista, que juegue más en el poste bajo y que no me equivoque en las decisiones como base, porque es una posición que conoce.
P. ¿Pero se le puede dejar satisfecho? Parece siempre enfadado.
R. ¡Creo que sí! No es que esté siempre enfadado, pero es que lo vive mucho, está loco por el baloncesto y le gusta poner presión. Pero lo sabe manejar, aunque a veces es complicado porque tenemos emociones. Si se calienta y no sale bien y me llevo una bronca saltan las emociones. Pero Saras es muy humano.
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